Latinoamérica toma con calma ausencia de Donald Trump en Cumbre
Trump canceló sus planes de viajar
en los próximos días a Sudamérica y optó por permanecer en Washington para
dirigir la respuesta de Estados Unidos al aparente ataque con armas químicas
contra civiles en Siria. En su lugar, el vicepresidente Mike Pence encabezará a
la delegación estadounidense que acudirá a la Cumbre de las Américas que inicia
el viernes en Lima, Perú, donde se reunirán mandatarios de todo el hemisferio,
incluyendo al presidente cubano Raúl Castro, quien pronto dejará el cargo.
La decisión representa la primera
ocasión en que un mandatario de Estados Unidos no acude a la cumbre, misma que
Bill Clinton inició en 1994 como una manera de reafirmar la influencia
comercial estadounidense en la región.
El mandatario también canceló una
escala en Colombia, uno de los aliados más cercanos de Washington en la región.
La ausencia de Trump parece haber
sido tomada con calma por América Latina, lo que refleja las inquietudes que
han generado las posturas antiinmigratorias y comerciales de Estados Unidos en
una región que desde hace años está resentida con el dominio de Washington.
El presidente peruano Martín
Vizcarra, anfitrión de la cumbre, restó importancia a la cancelación de Trump.
Dijo que lamentaba la decisión pero agregó que la presencia de Pence era
muestra de la seriedad que Estados Unidos le da al encuentro. El mandatario
argentino Mauricio Macri, un viejo conocido empresarial de Trump, no hizo
comentarios sobre su ausencia durante una conferencia de prensa junto al
presidente de gobierno español Mariano Rajoy.
“La verdad es que, dado el nivel de
discurso sobre el comercio, los inmigrantes y la intervención de esta
administración, no prestar mucha atención a la región puede ser bienvenido por
varios gobiernos que buscan sus propias alternativas”, dijo Christopher
Sabatini, director ejecutivo de Global Americans, un grupo que promueve una
relación más estrecha con la región. “La pregunta es qué significa para el
liderazgo de Estados Unidos, no sólo ahora, sino a largo plazo”.
Incluso algunos de los republicanos
se mostraron en desacuerdo.
“Lamento que el presidente no vaya
a Lima”, dijo el senador Marco Rubio en una audiencia donde se tocó el tema de
la cumbre. “Es algo bastante simbólico del desafío general que enfrentamos en
la región durante buena parte de una década. Siempre que decimos que queremos
enfocarnos en el Hemisferio Occidental, surge algo en Medio Oriente o en algún
otro lugar que nos distrae”.
Al igual que Trump, se prevé que
Pence utilice la cumbre para presionar por una respuesta más dura a lo que
Estados Unidos considera como el surgimiento de una dictadura en Venezuela. Con
el respaldo de la Casa Blanca, el presidente venezolano Nicolás Maduro ha sido
excluido de la cumbre debido a sus planes de realizar una elección presidencial
que ha sido boicoteada por la oposición y que varios gobiernos extranjeros
consideran una farsa.
Maduro, quien ha prometido asistir
a la cumbre, celebró la cancelación de Trump, la que describió como una prueba
más de que Estados Unidos aún ve a Latinoamérica como el patio trasero de
Washington.
“Donald Trump dijo que no va a Lima
porque no tiene tiempo”, dijo Maduro a sus partidarios durante un mitin en
Caracas.
El gobierno de Trump considera
imponerle un embargo petrolero a Venezuela, que es miembro de la OPEP, mientras
que recientemente Panamá se convirtió en el primer país de América Latina en
prohibir que decenas de funcionarios venezolanos hagan negocios en el país
centroamericano. Otros gobiernos contemplan medidas similares.
Pero a pesar del compromiso
compartido de mantener posturas estrictas contra Venezuela, muchos de los
líderes no estaban ansiosos por recibir a Trump, afirmó Sabatini.
En un sondeo regional, la respetada
encuestadora chilena Latinobarómetro indicó que el año pasado los
latinoamericanos veían a Trump de manera menos favorable que a George W. Bush o
a Fidel Castro en el año de su muerte. Mientras el presidente Barack Obama
tenía una calificación de siete (en una escala de 10 puntos) en su primer año
de gobierno, Trump obtuvo menos de la mitad de esa cifra.
La postura antiinmigratoria de
Trump, la tensa relación que tiene con mandatarios como Enrique Peña Nieto, de
México, y el revocar algunas de las medidas de acercamiento hacia Cuba que se
tomaron durante el gobierno de Obama, han perjudicado la posición de Estados
Unidos, mientras que China, Rusia y otros países están ganando influencia,
reconocen discretamente los diplomáticos estadounidenses de toda la región. La
decisión de enviar a la Guardia Nacional a la frontera con México y las
acusaciones de que los migrantes centroamericanos estaban cometiendo
violaciones también han agravado la percepción que se tiene del gobierno
estadounidense.
En tanto, los comentarios recientes
del exsecretario de Estado Rex Tillerson, que defendió la Doctrina Monroe del
Siglo XIX, aunados a las amenazas de Trump de una solución militar a la crisis
en Venezuela, han esparcido los temores de un regreso de Estados Unidos al
unilateralismo.
Mientras Trump ha prometido
cancelar el TLCAN y retirarse de otros acuerdos comerciales como parte de su
política de poner a “Estados Unidos Primero”, la mayor parte de la región se
mueve en sentido opuesto. México, Chile y Perú han firmado el Acuerdo
Transpacífico que Trump rechazó, mientras que la decisión de China de imponer
aranceles a la soya estadounidense en represalia por las medidas comerciales de
Estados Unidos podrían beneficiar a importantes productores agrícolas como
Argentina y Brasil.
“De alguna forma, todo el alboroto
que ha creado en materia comercial ha sido benéfico para Latinoamérica”, dijo
Albert Fishlow, ex subsecretario de Estado. “La región intenta distanciarse lo
más posible de Estados Unidos”. AP
Comentarios
Publicar un comentario