Cubanos confían en Díaz-Canel
Para el joven de 26 años, “no
importa quién sea el presidente, mientras haga algo por mejorar esto”, aunque
reconoció que “no se le ocurre alguien más” para tomar el testigo de Raúl
Castro, que deja la primera línea política tras doce años de mandato.
“Me gustó mucho que en su discurso
Díaz-Canel rindiera homenaje a los que lucharon por la Revolución. Que no se
olvide lo que hicimos y por qué estamos aquí”, comentó la octogenaria Argelia,
quien estuvo “pegada al televisor” para no perderse nada desde su hogar en la
barriada habanera de Miramar.
Esta exdirigente sindical se
“alegró mucho” por la designación como primer vicepresidente del veterano
Salvador Valdés Mesa, de 72 años, un líder de la vieja guardia revolucionaria
que refuerza el mensaje continuista del nuevo Gobierno y que estuvo al frente
de la Central de Trabajadores de Cuba.
Héctor, un graduado de Física de 56
años que también siguió la señal oficial, coincide con Raúl Castro, quien al
cerrar la jornada en la Asamblea auguró el “éxito absoluto” de Díaz-Canel en
sus nuevas responsabilidades. “Nadie mejor que él, por algo lo vienen
preparando desde hace años”, sentenció tajante.
En las calles de La Habana, donde
el calor reina y la “tragedia del transporte te consume”, según Cristina, una
maestra de 47 años, la realidad cotidiana se impone y la euforia queda en otro
plano, acallada por la “lucha diaria del cubano”.
Porque mejorar la situación
económica y lograr la anhelada prosperidad para los isleños será el principal
reto del nuevo gobernante, y también su mejor baza para obtener el respaldo de
una ciudadanía preocupada porque sus bajos salarios apenas les alcanzan, el
transporte funciona mal y las viviendas están muy deterioradas. “No pude ver la
trasmisión de la televisión, ni el discurso de Díaz-Canel. Esta noche me
sentaré a ver la repetición. Yo lo que quiero es que algo mejore, que cambie
algo, pero para bien, no que vayamos atrás después de dar dos pasos adelante”,
insiste la profesora de español mientras espera un autobús público. Afectada
por el cierre virtual de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, Cristina
desea sobre todo que se normalicen nuevamente las relaciones bilaterales,
malogradas por el actual estado de tensión entre ambos países, porque se quedó
“con la entrevista pagada para solicitar la visa y ver a la familia de allá”. EFE
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