El gobierno francés encara una semana decisiva para desactivar la crisis de los "chalecos amarillos"

Centrado en esta crisis sin
precedentes, el mandatario francés anuló su desplazamiento a Biarritz, en el
sur del país, donde debía lanzar la presidencia gala del G7. Lo hizo para
preparar la "gran concertación nacional", destinada a calmar la
tensión.
Es una "priorización normal de
mi agenda", declaró Macron al margen de un encuentro con el presidente de
Burkina Faso, Roch Marc Kaboré, en el Palacio del Elíseo. El martes reunirá
"el conjunto de mutuas y aseguradores privados" y "ministros
para organizar el debate público nacional que deseo finalizar y clarificar en
sus reglas de aquí al miércoles, lo que imponía mi presencia en París",
añadió.
Las modalidades de este gran
debate, previsto hasta el 1 de marzo, todavía no están claras. Tiene que
apoyarse en gran parte en los alcaldes y abordar cuatro grandes temas
(transición ecológica, fiscalidad, organización del Estado y democracia
ciudadana, donde se ha incluido la inmigración).
Entretanto, el primer ministro,
Edouard Philippe, abrió una semana decisiva detallando en una entrevista con el
diario Les Echos las medidas anunciadas hace seis días por el presidente.
Entre ellas, un aumento de 100
euros mensuales para los trabajadores que ganen el salario mínimo, la
defiscalización de las horas extra o la exención de un aumento de impuestos
para algunos jubilados.
Estas medidas tendrán un costo de
"10.000 millones de euros" para las arcas públicas y harán que el
déficit alcance en 2019 el 3,2% del PIB, según las autoridades.
Para atenuar su impacto en el
Tesoro, el gobierno decidió aplazar un año una reducción impositiva a las
empresas que iba a aplicarse en 2019. La medida se aplicará no obstante a las
empresas que facturen menos de 250 millones de euros anuales.
Estas medidas serán presentadas en
forma de proyecto del ley el miércoles en el Consejo de Ministros, antes de
pasar a la Asamblea el jueves y al Senado el viernes.
- "Encontrar una
solución" -
En las carreteras del país, todavía
eran numerosos los que bloqueaban las rotondas y cortaban las carreteras para
protestar contra la política fiscal y social del gobierno
Algunos puntos, sin embargo,
estaban siendo evacuados. Estos desalojos van a "continuar", afirmó
el ministro del Interior, Christophe Castaner. "Lo digo claramente. '¡Ya
basta!'", insistió, añadiendo: "No podemos seguir paralizando la
economía francesa".
En Quimperlé, en Bretaña (oeste),
los "chalecos amarillos" fueron desalojados "varias veces"
por las fuerzas de seguridad de una rotonda que ocupaban cerca de una zona
comercial. "Nos expulsan de nuestras rotondas, así que damos vueltas,
erramos, nos instalamos, nos desalojan de nuevo, tenemos que encontrar una
solución", explicó a la AFP uno de ellos, Christian Heurdier.
El lunes, miembros de los
"chalecos amarillos" anunciaron que iban a crear una lista para las
próximas elecciones europeas, que se celebrarán en mayo. "Estas elecciones
serán la forma de hacer valer las reivindicaciones de los 'chalecos amarillos'
a nivel institucional", declaró ante la prensa Francis Lalanne, un
cantante francés alineado con el movimiento.
Una de las principales
reivindicaciones del grupo es la instauración de un Referéndum de Iniciativa
Ciudadana (RIC), a la que el primer ministro se mostró favorable, "pero no
de cualquier manera".
"No quiero que mañana nos
despertemos con la pena de muerte en nuestro país", advirtió por su parte
Stanislas Guerini, delegado general del partido de Macron. AFP
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