Brasil niega haber "inventado" o "exportado la rueda de la corrupción"
El nombre
dado en Brasil a la investigación sobre la corrupción en la estatal Petrobras
ha atravesado las fronteras del país tras la revelación de que la firma
Odebrecht también incurrió en prácticas ilegales en Angola, Argentina,
Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá,
Perú y Venezuela.
"Tenemos
una empresa brasileña que operaba en forma por lo menos dudosa en doce
países" y "la repercusión es muy grande", reconoció en una
entrevista con Efe el ministro, quien apuntó que en todas esas naciones ha
habido "cuestiones políticas muy afectadas por esa conducta
reprochable".
Según
Jardim, no se trata de tramas o métodos corruptos que hayan sido "inventados"
o "exportados" por Brasil, sino de "un problema de la naturaleza
humana", que debe ser combatido local y globalmente, mediante el
establecimiento de mecanismos que ayuden a mantener una "estrecha y
creciente" cooperación judicial.
"Brasil
está sumergido en ese escenario de colaboración, bien sea en cuanto a
principios, bien sea en cuanto a la cooperación", pero "no son sólo
las empresas privadas las que deben adoptar prácticas más transparentes",
sino también los sectores públicos, sostuvo.
En opinión
de Jardim, "si nadie pide" un soborno, es muy difícil que un
empresario lo ofrezca, ya que el sector privado "trabaja con resultados y
márgenes" de negocios, aunque muchas veces incurre en esas coimas
"porque si otro ya la paga, entonces hay que pagarla".
En ese
sentido, subrayó que Brasil ha implantado unos programas y métodos de
fiscalización del sector público que abarcan incluso a las empresas estatales,
a fin de "expandir y sembrar una reserva moral" en las áreas en que
muchas veces se origina la corrupción.
Esos
métodos, que han facilitado la detección de muchos actos ilícitos, forman parte
de lo que el ministro calificó de "proceso de revolución cultural" en
el país, que comenzó a raíz de un vasto escándalo de sobornos parlamentarios
descubierto en 2005, durante el primer mandato del expresidente Luiz Inácio
Lula da Silva.
Según
Jardim, ese episodio conocido como "mensalao" y que acabó con 25
empresarios y políticos en la cárcel, tuvo continuidad en la operación
"Lava Jato", que salpica a Odebrecht y también a decenas de compañías
privadas, así como a dirigentes de los principales partidos, tanto de la
oposición como en el poder.
"Todo
eso ha proyectado la actuación brasileña" en el combate a la corrupción y
llevado a que "en muchos países estén impresionados por los resultados
obtenidos" y por la propia dimensión no solo de los escándalos, sino de
las duras consecuencias penales que acarrean para muchos de los políticos y
grandes empresarios del país.
La
experiencia brasileña en el combate a las malas prácticas en la gestión pública
y privada será presentada los próximos 11 y 12 de abril en una reunión del
Grupo de Trabajo Anticorrupción del G20, que las principales economías del
mundo crearon en 2010.
Esa reunión
será celebrada en Brasilia y tendrá como objetivo el fortalecimiento de la
agenda global anticorrupción, a la que Brasil, sobre todo por su experiencia en
la última década, tiene mucho que aportar, afirmó Jardim.
En ese
sentido, el ministro puntualizó que lo principal en el combate a esos fenómenos
es "lidiar de la misma forma con los dos puntos de la corrupción: el
sector público y el sector privado".
También
señaló que, frente a las prácticas corruptas, el mundo se "se debe
organizar en forma homogénea" y cerrarle las puertas a los implicados
"que huyen a otros países", para hacer valer la vieja sentencia que
dice que "el crimen no paga".
Fuente:www.listindiario.com
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