El cruce de insultos entre los dos punteros centra el segundo debate presidencial en México
“Estás acostumbrado a mentir”,
espetó López Obrador a Anaya. Pero los adjetivos no pararon ahí: “mentiroso”,
“farsante”, “demagogo” o “canallita” fueron otros de los calificativos que le
lanzó cuando ponía en duda sus propuestas.
Anaya, por su parte, tachó al
izquierdista de “autoritario” y de proponer ideas que eran “disparates” o
“locuras”.
El segundo debate presidencial,
celebrado en la ciudad fronteriza de Tijuana, tuvo un ritmo más ágil, preguntas
del público y los ojos puestos en las relaciones entre México y Estados Unidos.
Lo más llamativo fue que, pese a los varios desencuentros y a tener estilos muy
diferentes _ López Obrador más tranquilo, Anaya más impetuoso_, los dos
punteros coincidieron en varios temas.
Ambos se comprometieron a trabajar
unidos después de las votaciones para defender los derechos de los inmigrantes
mexicanos.
“Vamos a triunfar y nos vamos a
unir para sacar adelante al país. La patria es primero”, dijo López Obrador,
quien según las encuestas tendría una amplia ventaja sobre Anaya, de hasta 20
puntos en algunos casos. Su rival apostó por “poner el interés de nuestro país
por encima de cualquier interés personal”.
También coincidieron en plantar
cara al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con respeto pero con
contundencia; en defender mejor los derechos de los inmigrantes mexicanos en
ese país buscando ayuda en organizaciones internacionales si fuese necesario y
en tratar mejor a los centroamericanos que cruzan México huyendo de la
violencia, muchos de los cuales optan ahora por pedir asilo en el país en lugar
de seguir hacia el “sueño americano”.
Diego Domínguez Sánchez, un joven
que vivió en Estados Unidos durante 13 años y regresó al país hace tres, se
quejó de que ahora trabaja mucho más y gana “menos de la mitad” y puso sobre la
mesa otra coincidencia entre los dos aspirantes: apoyar una subida de sueldo a
los trabajadores en México, una de las exigencias de Washington en la
renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
López Obrador reconoció que en eso
sí opina igual que Trump ya que es “totalmente injusto” que los mexicanos ganen
diez veces menos que sus colegas al norte de la frontera. El candidato del
Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), insistió en que reducir la pobreza
era vital para todo, desde para evitar que los campesinos opten por plantar
amapola hasta para reducir la violencia.
El izquierdista también apostó por
dejar de hacer “el trabajo sucio” a Estados Unidos controlando la entrada de
centroamericanos. No obstante, su tono hacia Washington fue moderado: “Quiero
una relación de amistad pero no de subordinación”.
Anaya fue el más contundente en el
tema de la seguridad, un asunto en el que afirmó que los estadounidenses “nos
necesitan mucho”. Sin llegar condicionar la cooperación bilateral, recordó que
por su frontera no ha entrado ni un solo terrorista de los países enemigos de
la Casa Blanca y aseguró que Washington no hace “absolutamente nada” para
evitar la entrada de armas a México.
Anaya, aspirante de la coalición
“Por México al Frente”, calificó de “humillación” la invitación realizada por
presidente, Enrique Peña Nieto, a Trump durante la campaña electoral
estadounidense después de haber arremetido con dureza contra los mexicanos
tachándolos de delincuentes y violadores. “Le gusta provocar”, dijo en alusión
al jefe de la Casa Blanca.
El oficialista José Antonio Meade,
tercero en las encuestas, defendió la política exterior y migratoria de Peña
Nieto, con quien ocupó varios cargos incluido el de canciller. Fue el único de
los cuatro candidatos que matizó que había que distinguir entre los inmigrantes
centroamericanos vinculados a la delincuencia y los que huyen por la
inseguridad. Sin embargo, reconoció que los dos principales problemas
relacionados con la violencia transfronteriza tienen que ver con las armas que
llegan de Estados Unidos y con la impunidad.
El independiente Jaime Rodríguez, a
quien los sondeos otorgan menos de un 3% en intención de voto, intentó sin
éxito tener un poco de protagonismo con frases y declaraciones llamativas para
no quedarse fuera de las cámaras. Pidió a López Obrador que abrazara a Meade y
preguntó al público si pensaban que “cualquiera de estos tres puedan hacer el
trabajo de presidente” y si se la pasaron viendo quien es “más rata” (ladrón). AP
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