México soporta lenta recuperación tras devastador sismo
CIUDAD DE
MÉXICO . — Con el casco puesto, Rodrigo Díaz Mejía se alza sobre un
automóvil aplastado y se encarama hasta llegar a un apartamento que quedó
expuesto tras el terremoto del 19 de septiembre. Adentro, halla el retrato de
dos chicos colgando de una pared agrietada. Se lo pone bajo el brazo para
llevárselo a la familia.
Díaz Mejía, mecánico de profesión, ha estado desde hace
varias semanas metiéndose por paredes rotas y pisos agrietados, infiltrándose
en las residencias derruidas del conjunto residencial Tokio 517 en el centro de
la Ciudad de México, tratando de rescatar fotos, ropa y documentos para las
familias que se vieron obligadas a huir. Pero ahora, dice, las persistentes
lluvias y obstáculos podrían obligarle a desistir.
Aventurarse entre las ruinas se ha vuelto más peligroso, dice
Díaz Mejía, señalando hacia tres edificios en la zona Portales, dos de los
cuales se colapsaron.
Miles de residentes de la Ciudad de México no han podido
regresar a sus viviendas un mes después del sismo de 7,1 grados que dejó 228
muertos en la capital. Muchos relatan que a pesar de las promesas, no han
recibido ninguna asistencia financiera.
Cientos de edificios tuvieron que ser evacuados tras el
sismo, y la demolición de los que son imposibles de reconstruir apenas
comienza. Los obreros tienen que sacar cualquier material que pueda presentar
una amenaza a la seguridad pública, y entonces iniciar la ardua tarea de
demoler estructuras en medio de un vecindario poblado.
Los que se vieron obligados a salir de esas estructuras se
han estado quedando con familiares, en hoteles o incluso en carpas en la calle.
El gobierno ha anunciado préstamos a créditos de bajo interés para que la gente
pueda reparar sus viviendas o buscar una nueva, pero ese proceso seguramente
será lento.
María Luisa Campuzano Fernández se ha estado quedando en un
hotel desde que el sismo dañó el edificio en la Ciudad de México donde ella
había vivido por 15 años.
Los inspectores le dijeron que el edificio está
estructuralmente firme, pero sus paredes sufrieron daños. El motivo fue uno de
los edificios adyacentes, que quedó averiado en el sismo de 1985 y que cayó
contra el de ella.
En una libreta, la mujer anotó la información sobre la
asistencia que el gobierno prometió prestarle, pero no ha recibido beneficio
alguno.
En el vestíbulo del edificio, donde el techo está sostenido
con vigas de madera, Campuzano dice que “no ha llegado el dinero de ningún tipo
y aquí estamos temblando porque aparte cada departamento está dañadísimo”.
Ana María Rodríguez Maya, arquitecta de profesión, estaba
trabajando en su apartamento cuando ocurrió el sismo. Corrió hacia las
escaleras, pero sentía que el edificio se desmoronaba bajo sus pies. Logró
alcanzar el techo, y luego el techo de un edificio adyacente.
Otras ocho personas quedaron atrapadas adentro. Sus gritos se
percibían en medio de la nube de polvo y los vecinos corrieron al rescate con
palas, picos y escalerillas, hasta que los rescataron a todos.
Rodríguez dice que los vecinos permanecen en la
incertidumbre. No han recibido ninguna asistencia financiera, aparte de un
cheque de 3.000 pesos (unos 150 dólares) otorgado a una familia de cuatro
personas para que pudieran alojarse en otro lugar. Ella, sus hijos, su sobrino,
los dos perros y el gato están dispersos por toda la ciudad, en casas de amigos
y familiares.
Sus hijos lograron llegar hasta la vivienda en la que ella
vivió por 20 años y que había remodelado recientemente. Grabaron un video de
las ruinas y querían mostrárselo. Pero la mujer, con los ojos llenos de
lágrimas, no soporta verlo, pues dice que quiere recordarlo como estaba
originalmente. AP
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