Tableros muestran “enormes diferencias” en capacidades de países para enfrentar COVID-19

La pandemia es más que una emergencia sanitaria mundial.
Es una crisis sistémica del desarrollo humano cuyo impacto sin precedentes es
evidente en las dimensiones económicas y sociales del desarrollo. Por ello,
resulta absolutamente esencial poner en práctica políticas públicas dirigidas a
reducir las vulnerabilidades y a fomentar las capacidades necesarias para
enfrentar las crisis, tanto a corto como a largo plazo.
Como actor fundamental del sistema de las Naciones
Unidas y trabajando en estrecha coordinación con la Organización Mundial de la
Salud (OMS), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) está
atendiendo un volumen cada vez mayor de solicitudes de países que necesitan
ayuda en sus esfuerzos de preparación, respuesta y recuperación frente a la
pandemia de COVID-19, colocando al centro a la población más vulnerables.
El primer tablero de datos del PNUD, sobre preparación,
presenta indicadores como nivel de desarrollo, desigualdad y la capacidad de
los servicios sanitarios y el acceso a internet para 189 países con la
finalidad de evaluar la capacidad de respuesta de cada uno de ellos ante los
múltiples efectos de una crisis como la del COVID-19.
Por ejemplo, los países más desarrollados —los ubicados
en la categoría de desarrollo humano muy alto— tienen un promedio de 55 camas
de hospital, más de 30 médicos y 81 enfermeras por 10.000 personas, en
comparación con las 7 camas, 2,5 médicos y 6 enfermeras que encontramos en los
países menos adelantados.
En caso de República Dominicana, país clasificado como de
desarrollo humano alto, este tablero indica que el país cuenta con 32 camas
hospitalarias disponibles por cada 10,000 personas 15.6 médicos por cada 10,000
personas. RD cuenta con 3 enfermeras y parteras por cada 10,000 personas.
Otro aspecto a considerar es la brecha digital que debido
a los confinamientos se ha acentuado más que nunca. En el mundo hay 6.500
millones de personas (85,5% de la población) que todavía carecen de una
conexión fiable a Internet de banda ancha, lo que restringe su capacidad para
trabajar y continuar con su educación en el contexto del COVID-19. En este
sentido, República Dominicana cuenta con 84.1 suscripciones de teléfono móvil
por cada 100 personas y con 7.5 suscripciones de banda ancha fija por cada 100
personas.
El segundo tablero del PNUD, sobre vulnerabilidades,
presenta indicadores que reflejan la susceptibilidad de los diferentes países a
los múltiples efectos de esta crisis por el COVID-19. El mayor riesgo lo asumen
las personas que actualmente viven en la pobreza. A pesar de los recientes
avances en su reducción, alrededor de una de cada cuatro personas en el mundo
todavía vive en situación de pobreza multidimensional o es vulnerable a ella, y
más del 40% de la población mundial carece de protección social alguna.
En el caso de República Dominicana, el Sistema de
Protección Social incrementó en un 85.1% la cantidad de hogares beneficiarios
de las transferencias monetarias, pasando de 811,000 a 1.5 millones de hogares.
Esto se realizó a través del programa Quédate en Casa, el cual supone una
importante ampliación vertical y horizontal de Progresando con Solidaridad, en
el marco de la respuesta al COVID-19. Esta medida supone que el 45.7% del total
de hogares proyectados por la Oficina Nacional de Estadística al 2020 están
cubiertos por la protección social, y aproximadamente el 73.5% de los hogares
pobres y vulnerables del país, de acuerdo a los registros del SIUBEN.
Adicionalmente, se han implementado otros importantes
mecanismos de protección laboral como la implementación del Fondo de Asistencia
Social al Empleado (FASE) el cual busca mantener los ingresos de los empleados formales
que hayan sido suspendidos mediante una entrega mensual estimada entre RD$5,000
y RD$8,500 por empleado/a, a fin de que pueda mantener un consumo básico y
contrarrestar, en parte, los efectos económicos de la presente emergencia.
La pandemia del COVID-19 nos recuerda también que los
impactos en un lugar tienen consecuencias en otras regiones. Por ejemplo, en
algunos países, como Kirguistán, una parte significativa de su PIB procede de
las remesas. Otro ejemplo lo ofrecen países tan distintos como Montenegro,
Maldivas y Cabo Verde, que dependen fuertemente del turismo (en el caso de
Maldivas, casi un 60% del PIB), uno de los sectores más afectados por los
confinamientos y las prohibiciones de viajar.
República Dominicana también enfrenta vulnerabilidad
económica debido a la disminución del turismo y las remesas, las cuales
representan el 9.3% y 8.4% del PIB respectivamente, y colocan al país en un
alto nivel de vulnerabilidad económica ante la crisis del COVID-19.
ACERCA DE ESTOS TABLEROS:
Segun la nota de prensa enviada, estas tablas codificadas
por colores evalúan el grado de preparación de los países para dar respuesta a
la crisis del COVID-19 y su nivel de vulnerabilidad.
Los tableros facilitan un agrupamiento parcial de los
países en torno a cada indicador en la tabla. Por cada indicador, los países se
dividen en cinco grupos de un tamaño aproximadamente similar.
La intención no es sugerir un umbral o una meta de los
valores para cada indicador sino permitir una evaluación básica del
comportamiento de un país en relación a otros.
Un país agrupado en el quintil superior tiene un
desempeño mejor que el 80 por ciento de los países, y un país en el grupo del
quintil medio se comporta mejor que el 40 por ciento, pero también peor que el
otro 40 por ciento.
El sistema de codificación en cinco colores permite
visualizar las agrupaciones de países y ayuda a los usuarios a discernir de
manera inmediata cuál es el desempeño de un país en el conjunto de los
indicadores seleccionados. Los datos presentados en las tablas provienen de
fuentes internacionales oficiales.
Comentarios
Publicar un comentario