Melania Trump, la enigmática primera dama de EEUU
NUEVA YORK. Acicalada a la perfección pero casi siempre en
silencio cuando está en público, Melania Trump es un enigma; una primera dama
cuyas opiniones, matrimonio y metas siguen siendo un misterio para millones de
estadounidenses.
Sin duda es una primera dama única:
una exmodelo que posó una vez desnuda en el jet privado de su marido, la
primera esposa de un presidente estadounidense nacida en el extranjero en casi
200 años y la primera para quien el inglés no es su lengua materna.
Un año después de inspirarse en
Jacqueline Kennedy y vestir celeste pastel el día de la investidura, Melania
Trump aún no ha seguido el camino de sus predecesoras en la elección de una
causa, como Michelle Obama que escogió luchar contra la obesidad infantil o
Laura Bush que defendió la alfabetización y la lectura.
Durante meses permaneció en Nueva
York, y se negó a mudarse a la Casa Blanca hasta que su hijo no terminase el
año escolar, algo poco visto en Washington y que costó a los contribuyentes
decenas de miles de dólares por día en seguridad.
“Después de un año, es todavía un
enigma”, dijo Katherine Jellison, profesora de historia de la Universidad de
Ohio que ha investigado a las primeras damas.
“No creo que el pueblo
estadounidense sienta que conocen a la mujer real aún”. Su promesa de campaña de combatir el acoso
cibernético nunca vio la luz y fue criticada sin piedad dada la reputación de
bravucón de Donald Trump en Twitter.
Como tercera esposa de un hombre
conocido por sus antiguas declaraciones libidinosas sobre mujeres y que
atravesó dos tormentosos divorcios en un bravío mar de publicidad
sensacionalista, Melania es perseguida por especulaciones de que mantienen
vidas muy separadas.
El reciente libro “Fire and Fury”
del periodista Michael Wolff sobre la vida en la Casa Blanca afirma que Melania
lloró en la noche en que su marido fue electo presidente y que incluso en la
Trump Tower la pareja pasaba “días sin ningún contacto”. AFP
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