“Dreamers” se sienten paralizados ante incertidumbre de DACA
MORRISTOWN, New Jersey- Thais Marques, de Newark, dice que
está ansiosa por llenar el formulario pidiendo una extensión del programa
temporal que la protege de la deportación por dos años, a pesar de que el que
el permiso de trabajo que tiene ahora no expira hasta octubre.
Cinthia Osorio, de Dover, Nueva
Jersey, cuyo permiso expira en agosto, se propone presentar el pedido de
renovación el mes que viene. Pero Monserrath Campos, de Paterson, Nueva Jersey,
cuya protección bajo el programa de Acción Diferida para los Llegados en la
Infancia, conocido por sus siglas en inglés DACA, la cobija hasta septiembre,
piensa esperar antes de enviar una solicitud de renovación. Teme que si la
envía demasiado temprano se la rechacen y pierda los 495 dólares que cuesta el
trámite.
Las distintas actitudes de estos
jóvenes refleja la confusión que reina en torno al DACA, creado en el 2012 por
el presidente Barack Obama y que ha amparado de la deportación y concedido
permisos de trabajo a casi 800.000 inmigrantes jóvenes, conocidos como “dreamers”,
traídos de niños a Estados Unidos y que no tienen permiso de residencia.
Los abogados especializados en
temas de inmigración Darren Maloney, de Paterson, y Jerard González, de
Hackensack, han estado en contacto con clientes cuya protección de DACA expiró
o va a expirar en los próximos meses, alentándolos a que presenten sus pedidos
de renovación lo antes posible. Dicen que temen que cada vez se reduzcan más
las oportunidades de hacerlo.
“Estamos en una especie de
parálisis. No sabemos cómo reaccionar”, expresó González, ex presidente del
capítulo de Nueva Jersey de la Asociación Nacional de Abogados de Inmigración.
“Les dan algo, se lo sacan y se lo vuelven a dar. Lo único que podemos hacer es
decirles que acaten las leyes actuales”.
La semilla del actual estado de
confusión sobre DACA se sembró en septiembre, cuando el presidente Donald Trump
anunció que ponía fin al programa pero que permitiría a aquellos cuya
protección vence antes del 5 de marzo que lo renovasen por otros dos años. El
estado de California demandó al gobierno y el 9 de enero un juez federal de San
Francisco ordenó al gobierno de Trump que mantuviese el programa vigente hasta
que se resolviesen todos los cuestionamientos legales.
El Servicio de Ciudadanía e
Inmigración empezó a procesar los pedidos de renovación el martes pasado. Ese
mismo día, el gobierno anunció que se proponía llevar el caso a la Corte
Suprema.
La suerte de los dreamers, mientras
tanto, es el centro de una disputa en el Capitolio, donde los demócratas
supeditan su apoyo a una medida temporal para financiar los gastos del gobierno
hasta mediados de febrero a que se dé protección a estos jóvenes.
Las negociaciones sufrieron un
serio tropiezo cuando Trump describió a las naciones africanas como “países de
m...”. Poco después declaró en Twitter que el DACA estaba “probablemente
muerto”.
Esta rápida sucesión de
acontecimientos frustra a los beneficiarios de DACA.
“A esta altura, me pregunto si
puedo o no pedir la renovación”, expresó Osorio, un activista comunitario de
Wind of the Spirit, una organización de Morristown que ayuda a los inmigrantes.
“Están jugando con nuestros sentimientos y afectando negativamente nuestras
vidas. Ya hablé con mis padres por si me tengo que ir y les dije que los quería
mucho. Ya nos despedimos, básicamente. Y de repente surge este rayo de
esperanza de que tal vez pueda renovar mi DACA y te preguntas por qué hacen
esto”.
Osorio, quien nació en México y
llegó a Estados Unidos cuando tenía tres años, dice que confía en que los
legisladores lleguen a un acuerdo.
“Este no es un tema de los
republicanos ni un tema de los demócratas. Es algo más grande. Se trata de
nuestras vidas. Estamos viendo el impacto negativo que tiene en los
individuos”, manifestó.
AP
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