Logros y fracasos de Guaidó en medio año de desafíos a Maduro

El
jefe del Parlamento ha tenido tres momentos claves desde enero pasado cuando se
proclamó frente a una multitud, alegando unos artículos de la Constitución por
considerar a Maduro un “usurpador”, después de que el gobernante ganara unas
cuestionadas elecciones en las que las principales caras opositoras no pudieron
participar.
El
23 de enero, precisamente, fue uno de sus momentos cumbres debido a que al
declararse presidente encargado, el parlamentario consiguió fortalecer su
liderazgo dentro de las fuerzas opositoras del país y llegó a contar con una
popularidad del 60%, según datos de la firma Datanálisis, una de las más
reconocidas en Venezuela.
Guaidó
llenó de esperanzas a sus cientos de miles de seguidores al proponer una ruta:
“cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. Un lema
tan popular como su “vamos bien” que hoy ya casi ha desaparecido de su discurso
en medio de las diversas trabas que ha encontrado en el camino para alcanzar su
objetivo.
Con
su proclamación llegó también el respaldo de Estados Unidos y de buena parte de
la comunidad internacional, que hasta la fecha lo sigue reconociendo como
presidente encargado de Venezuela, siendo Grecia el último país en incorporarse
al grupo de los 55 que lo apoyan.
El
reconocimiento de estos países ha significado un mecanismo de presión para
Maduro, que continúa manteniendo el poder y el control territorial del país,
pese a las sanciones y los múltiples emplazamientos externos a convocar a
nuevas elecciones.
Un
mes después de su proclamación, en las fronteras del país la oposición luchó
para que ingresaran al territorio las toneladas de ayuda humanitaria que se
acumularon en Colombia y Brasil, y que Guaidó solicitó a sus aliados para
enfrentar la crisis venezolana.
El
diputado fracasó en el objetivo propuesto para ese día, en el que sus
seguidores tenían altas expectativas, pero solo logró el apoyo de más de mil
militares que no representan ni el 1 % de la población castrense.
No
obstante, mes y medio después, Maduro aceptó la crisis que negó hasta
principios de año, al anunciar un acuerdo con la Cruz Roja para el ingreso de
ayuda humanitaria al país.
El
apoyo militar es uno de los asuntos que más le ha costado a Guaidó, pues el
Gobierno de Maduro es respaldado por este sector, al menos por los altos
jerarcas que él mismo designa.
La
apuesta al sector militar ha constituido una derrota para el opositor y cada
vez que convoca a la Fuerza Armada no consigue una respuesta significativa,
como ocurrió el pasado 30 de abril, una de las fechas claves en su gestión
simbólica.
Ese
día Guaidó despertó al país con el anuncio de un levantamiento militar que
llenó de ilusiones a sus simpatizantes al creer que Maduro sería sacado del
poder, pero tal hazaña culminó sin éxito, con el apoyo de un pequeño grupo de
militares y con la liberación del opositor Leopoldo López, condenado a 14 años
de arresto por las violencia desatada en las protestas de 2014.
Guaidó
dijo que López, quien se encuentra actualmente asilado en la Embajada de España
en Caracas, había sido liberado tras un indulto que acataron funcionarios del
Servicio Inteligencia (Sebin).
La
popularidad de Guaidó ha bajado en cinco puntos y la esperanza de la gente de
que el opositor logre su objetivo a corto plazo -dos o tres meses- también ha
disminuido, según Datanálisis.
El
proceso que inició hace seis meses parece haber entrado en un estancamiento. En
este momento, se encuentra negociando con el Gobierno de Maduro en un mesa en
Barbados, auspiciada por Noruega, que representa un intento más de ese
mecanismo al que la oposición ha tenido que acceder en al menos cuatro
oportunidades desde 2014.
Analistas
estiman que es difícil determinar qué ocurrirá en este nuevo intento, pero
según el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, la diferencia en este
momento es que a Maduro le preocupa que las sanciones extranjeras al Gobierno
terminen por afectar al sector militar.
Los
expertos consideran que el objetivo que se ha planteado Guaidó se puede lograr
si actúa estratégicamente.
El
director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB), Benigno Alarcón, considera que el opositor deberá
ser más flexible en su estrategia porque, a su juicio, la salida de Maduro
puede comenzar, quizás, por unos comicios dado que no ve posible que el
gobernante se separe del cargo mientras los militares le apoyen.
El
parlamentario ha dejado claro que la negociación es solo un mecanismo más de
otros que se mantiene evaluando junto a los gobiernos que le apoyan, como la
inclusión de Venezuela en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca o
Tratado de Río (TIAR), un mecanismo de asistencia militar extranjera.
Apuesta
también al Grupo Internacional de Contacto, impulsado por la Unión Europea (UE)
y países latinoamericanos.
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