Yóskar Sarante: el cantante que la bachata sacó de la construcción y le robó al merengue
Además de la construcción, la
bachata se lo robó al merengue, donde realmente comenzó su entrada a la música
popular.
Desde niño tuvo inclinación a la
música, de manera empírica. A los doce años, cuando Pedrito Fernández cargaba
"La mochila azul", él era su fiel imitador.
Su afición por la guitarra la
heredó de su padre, que falleció cuando él tenía nueve años. Además de la
música, heredó el trabajo duro. Llegó hasta vender guandules en las calles de
Villas Agrícolas, barrio capitaleño, para ayudar a su madre en la manutención
familiar.
"Mi papá no vio mi éxito
porque él siempre tenía esa seguridad, esa fe de que iba a representar a Santo
Domingo en el mundo entero y a los doce años me dijo: - para mí tú eres un
artista ya", contó en una entrevista televisiva en "El Especial con
Colombia Alcántara". Y eso le dio la confianza.
A los 15 años se integró a una
orquesta merenguera que le llamaban La Proclama, dirigida por Tomás Barreras y
en la que también figuraba El Jeffey.
Luego pasó al frente del grupo de
Guancho Viloria, quien antes estaba con Wilfrido Vargas. De ahí paso con Cheché
Abreu y Aramis Camilo.
Entre 1994 y 1999 Yóskar se hacía
llamar "El Prabú de la bachata" y grabó tres producciones sin mayores
resultados.
Fue entonces cuando conoció a
Freddy Peña Pastor y se acercaron a Juan y Nelson, que le cambió la vida porque
hasta entonces había sido muy difícil.
"Yo no tenía dinero, no tenía
nada... No es fácil uno ver a su niña llorando porque no tiene leche y yo sin
trabajo, pues nadie me contrataba aún y eso me obligó a meterme en lo que fuera", comentaba en las
entrevistas sobre su vida.
Yóskar recordaba que en la
construcción le pagaban 40 pesos por hora, unos 320 pesos por día, "pero
era lo único que encontraba para poder mantenerse y no dejar morir de hambre a
su familia" y por eso trabajaba en lo que apareciera.
Su primera luz musical en bachata
fue "La Noche", en el 2000, y fue Baní donde se le contrató por el
que cobró unos 80 mil pesos, que para él entonces era una fortuna.
Ya la vida comenzaba a cambiarle y
podía mantener a su familia. Yóskar procreó tres hijos: dos varones de 20 y 15
años y una mujer de 23, y permaneció casado durante 25 años.
"Cuando cobré esos 80 mil, eso
para mí fueron todo los cuartos del mundo, pero después que me pegué empecé a
saborear la fortuna, pero es bien difícil cuando uno no tiene nada?", dijo
el bachatero en una entrevista publicada en el periódico El Día.
Además de "La Noche",
otras bachatas que lo catapultaron fueron "Llora alma mía",
"Cama separada", "Guitarra", "No tengo suerte en el
amor" y muchas más. Y una que lo retrata quedará para la historia: "Viví"..
Su popularidad llegó a millones en
ciudades latinas de Estados Unidos y Europa. O a países donde nunca antes había
llegado la bachata, como Finlandia.
Fuente: www.listindiario.com.do
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