Sube a 21 el número de muertos por coche bomba en Bogotá, Colombia
Durante la noche, el número de
muertos por el ataque ascendió a 21, más del doble frente a los diez reportados
el jueves, lo que lo convirtió en el atentado más mortífero de los últimos años
contra un objetivo policial o militar en Colombia. Resultó especialmente
perturbador porque el objetivo, la escuela General Santander en el sur de
Bogotá, es una de las instalaciones más protegidas de la capital.
El presidente Iván Duque declaró
tres días de luto tras el atentado, que también dejó decenas de personas heridas.
En un discurso televisado, dijo que
los terroristas buscan intimidar a la sociedad y atacar al Estado, pero Duque
aseguró que Colombia demostrará que es un Estado fuerte que no se quebrará ante
tales agresiones.
Entre los muertos se encontraba una
cadete ecuatoriana de primera clase. Entre los heridos hay dos estudiantes
visitantes de Panamá.
Con la ayuda de cámaras de
seguridad, las autoridades identificaron al sospechoso del ataque con bomba
como un hombre de 56 años sin antecedentes penales llamado José Aldemar Rojas.
Dijeron que el sospechoso murió en el ataque.
El fiscal general Néstor Martínez
dijo que Rojas condujo una camioneta Nissan modelo 1993, cargada con 80
kilogramos (175 libras) del explosivo pentolita, a través de un puesto de
seguridad hacia el frondoso campus de la escuela, donde acababa de terminar la
ceremonia de inicio del año.
Hubo informes, hasta ahora no
confirmados, de que cuando los perros entrenados detectaron los explosivos, el
conductor se puso nervioso y embistió el punto de revisión hasta llegar al
campus, donde explotó momentos más tarde frente a un dormitorio para mujeres
cadetes.
Los videos grabados con teléfonos
celulares mostraban a policías en pánico acarreando a sus colegas heridos en
camillas a lo largo de una calle llena de escombros y cadáveres despedazados
frente al armazón de acero que quedó del vehículo usado para el ataque y que
aún estaba ardiendo.
Poco se sabe de Rojas. Los
registros muestran que compró el auto el año pasado y que lo hizo revisar hace
seis meses en estado oriental de Arauca, en la frontera con Venezuela.
La misma zona volátil es un bastión
del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el último grupo rebelde que queda en
el país tras el acuerdo de 2016 entre el gobierno y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia, por el que unos 7.000 rebeldes depusieron las
armas.
Se informó que los investigadores
están analizando los posibles vínculos de Rojas con el grupo rebelde después de
que se divulgaran informes _hasta ahora no confirmados_ de que él fue durante
mucho tiempo un experto en explosivos para una célula del ELN que se valía del
seudónimo Mocho Kiko.
El ELN ha estado intensificando sus
ataques contra objetivos policiales e infraestructura petrolera en medio de un
conflicto con el gobierno conservador de Duque por el estancamiento de las
conversaciones de paz. Hace un año, el grupo reivindicó el atentado con bomba
contra una comisaría de policía en la ciudad costera de Barranquilla, que dejó
cinco policías muertos.
Duque ha exigido al ELN el cese de
todos los ataques y secuestros como condición para reiniciar las conversaciones
y ha condenado a Venezuela y Cuba por supuestamente proporcionar un refugio a
los líderes rebeldes mientras sus fuerzas continúan sembrando la violencia en
Colombia.
Durante décadas, los residentes de
Bogotá vivieron con el temor de verse atrapados en un ataque con bombas de los
rebeldes izquierdistas o del cártel de drogas de Medellín de Pablo Escobar.
Sin embargo, a medida que el
conflicto colombiano se ha ido calmando, los ataques terroristas han caído a
niveles históricamente bajos y los residentes a su vez han bajado la guardia,
algo que amplificó el impacto del atentado del jueves.
“Este es el máximo impacto que
cualquier acto terrorista puede tener”, dijo el director del Centro de Recursos
para el Análisis de Conflictos, Jorge Restrepo.
Restrepo dijo esperar que el ataque
sea un momento decisivo para Duque, quien fue elegido el año pasado con una agenda
de ley y orden muy crítica con el establecimiento de la paz de su predecesor,
pero desde que asumió el cargo ha tomado una postura más moderada.
Las autoridades de salud de Bogotá
hicieron un llamado para que los habitantes donaran sangre en uno de los cuatro
puntos de recepción en la capital para ayudar a atender a los lesionados, la
mayoría de los cuales fueron llevados a un hospital policial. AP
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