Fiscalía brasileña condiciona entrega de información sobre caso Odebrecht
A continuación el texto completo :
Culminó ahora en junio el plazo de seis meses durante el cual
el Ministerio Público Federal de Brasil acordó no compartir con las autoridades
extranjeras las informaciones reveladas por Odebrecht y sus ejecutivos sobre
los crímenes que cometieron en territorio extranjero. Esta cuarentena fue una
de las condiciones que la empresa negoció para cerrar su acuerdo de
colaboración, con el objetivo de “voluntariamente” buscar otros acuerdos con
los demás países.
Finalizado el plazo,
otra condición se impone ahora a los países extranjeros: sólo aquellos que garanticen
inmunidad a Odebrecht y sus ejecutivos recibirán las informaciones de las
autoridades brasileñas. Además, las informaciones serán transmitidas de manera
sigilosa entre la Fiscalía brasileña y sus contrapartes extranjeras; es decir,
no se harán públicas automáticamente como muchos esperaban.
Recientemente, se
filtraron los “Términos de Compromiso de Especialidad y de Limitación de Uso de
Pruebas”, un contrato que las autoridades peruanas tuvieron que firmar para
recibir las informaciones de sus contrapartes brasileñas. Lo que todo indica es
que estos términos serán el estándar utilizado en la cooperación de Brasil con
otras jurisdicciones que investigan los crímenes de Odebrecht, para imponer las
condiciones en que se viabilizarán las transferencias de pruebas.
Además de toda la polémica que la exigencia de inmunidad
suscitó, otro punto del contrato generó cuestionamientos. En su parte final, el
documento también dispone sobre la necesidad de autorización previa y expresa
de las autoridades brasileñas para que las autoridades extranjeras que reciban
las pruebas las transfieran “a otras instituciones nacionales, organizaciones
internacionales o a terceros países”.
Este párrafo fue
interpretado como si Brasil también estuviese impidiendo que el país receptor
de las pruebas las hiciera públicas, ya que, por deducción lógica, dar
publicidad a las informaciones significaría también hacerlas llegar “a otras
instituciones nacionales, organizaciones internacionales o a terceros países”,
lo que acarrearía entonces la necesidad de autorización previa y expresa de las
autoridades brasileñas.
Consultados por
Transparencia Internacional, procuradores del Ministerio Público Federal de
Brasil afirmaron que no existe este tipo de imposición y que se mantiene la
prerrogativa de las autoridades extranjeras de derribar el secreto. Aclararon
que lo que tienen que garantizar – por imposición de los acuerdos que firmaron
con Odebrecht – es que las pruebas no se utilicen en procedimientos legales
movidos por otras instituciones contra la empresa y sus ejecutivos.
Ahora corresponde a
los países que están recibiendo la información evaluar cuál es la opción más
adecuada, si el secreto o la transparencia. Se argumenta que el secreto de esta
información es necesario, en algunos casos, para preservar el buen desarrollo
de las investigaciones.
Aunque este argumento tenga fundamentos, la amplia
divulgación que se dio en Brasil a las delaciones tuvo un papel importantísimo
para que la operación Lava Jato ganara apoyo popular y, con ello, se blindara
para resistir los ataques de gran parte de la clase política, que intenta
sistemáticamente sabotear el proceso para garantizar su impunidad.
Otro aspecto
importante que cuenta a favor de la transparencia es la posibilidad del control
social a los procesos de investigación. La publicidad de la información ayuda a
garantizar que todas las pruebas allegadas estén siendo tratadas con medidas
apropiadas por parte de las autoridades responsables, es decir, los hechos
narrados estén siendo enteramente investigados para que se alcance, también, a
los individuos que componían la cúpula de estos esquemas.
La publicidad también
ayuda a comprobar que la información entregada por Odebrecht y sus ejecutivos
esté realmente completa o que no haya omisiones.
Odebrecht sólo decidió colaborar con las autoridades
brasileñas tras dos años de intensas investigaciones por parte de una fuerza
tarea de fiscales que se han mostrado técnicamente capaces e independientes.
Al contrario de lo que ocurrió en Brasil, se sabe que en al
menos cinco países Odebrecht ya está negociando o concluyendo acuerdos de
colaboración, tras solamente investigaciones incipientes o que ni siquiera se
haya iniciado investigaciones por parte de las autoridades locales.
Si una empresa todavía
tiene intereses comerciales importantes en países en los que ha obtenido
contratos y beneficios extraordinarios a través de corrupción, es razonable
considerar que existe un riesgo de que opte por no delatar a las autoridades
que tienen poder para engendrar fuertes represalias contra dicha empresa.
Los fiscales brasileños, por más comprometidos que pudieran
estar, no tendrían condiciones de conducir
investigaciones profundas sobre los crímenes cometidos en cada país,
haciendo las preguntas correctas y trazando los caminos adecuados para extraer
de estos acusados la información completa.
Por lo tanto, dependerá de la actuación de las autoridades de
cada país hacer estas preguntas y garantizar el esclarecimiento integral de los
hechos, alcanzando todos los crímenes y criminales, hasta su cúpula.
En América Latina, la
realidad que predomina es de Fiscalías con pocos poderes y bajo fuertes
presiones de los gobiernos. En contextos como éste, se hace aún más necesaria
la transparencia y, a partir de ella, la vigilancia de la sociedad contra la
impunidad.
Fuente: www.hoy.com.do
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