Discurso completo del presidente Danilo Medina sobre reelección y reforma constitucional
Pueblo Dominicano;
Es sobre estos avances, -y sobre
lo que eso significa para nuestro futuro- que me gustaría hablar con ustedes
esta noche.
Junto a cada uno de ustedes, he
tenido la felicidad de conducir un gobierno que viene rompiendo muchas barreras
históricas.
Un gobierno que, gracias a Dios,
está teniendo éxito en sus principales áreas, incluso en un momento en que
muchos países atraviesan graves dificultades.
Hemos conseguido excelentes
resultados en dos sectores clave de la vida de cualquier país: el área
económica y el área social.
En la economía, estamos logrando
tasas de crecimiento y nivel de empleo por encima de las medias históricas
nacionales y regionales.
En lo social, estamos
consiguiendo una mejoría constante en la vida de la población, con la
disminución de los niveles de pobreza, desnutrición y desigualdad.
Además de importantes avances en
la calidad de la educación, la salud y de otros servicios esenciales.
No me sorprende, por tanto, que
en este ambiente de avances económicos y sociales, se haya abierto un debate
muy positivo para nuestro avance institucional y perfeccionamiento democrático.
Un debate que toda la nación
acompañó con gran participación y que, finalmente, hizo repercutir en el seno
del Congreso Nacional, la voluntad abrumadora de la mayoría de nuestro pueblo.
Me refiero a la decisión libre y
soberana del Congreso Nacional de reformar nuestra Constitución para que, a
partir de ahora, cualquier presidente pueda disputar una reelección y, si fuera
la voluntad del pueblo, dar continuidad a su trabajo de gobierno, consolidando
las conquistas colectivas.
Una vez más, podemos decir con
satisfacción que ha primado la democracia, la institucionalidad y el consenso.
Hemos asistido a un proceso ordenado y apegado a las leyes que nos rigen.
Si hablamos de legitimidad, vale
la pena señalar que el nuevo texto constitucional ha sido aprobado masivamente
por las principales fuerzas políticas del país. Las mismas que sumaron, en los
últimos comicios, el 98% de los votos del pueblo dominicano.
En nombre del pueblo dominicano,
quiero agradecer a todos los partidos por la forma ordenada y democrática en
que encaminaron este proceso de reforma.
Pero quiero hacer énfasis en
dirigir un reconocimiento especial a
todos los compañeros del Partido de la Liberación Dominicana, porque nuestro
partido ha mostrado, una vez más, que está a la altura de la Historia y que
cuenta con el liderazgo político capaz de dirigir los destinos del país.
Extendemos también este
reconocimiento al liderazgo del Partido
Revolucionario Dominicano, Partido Reformista Social Cristiano y otras fuerzas
aliadas por el apoyo que brindaron a
esta reforma.
Reconocemos también a los
Senadores y Diputados de la República, que fueron los responsables de la
ejecución de la misma.
Esta reforma es un paso adelante
en la madurez de nuestro Estado Democrático de Derecho, además de una
demostración contundente de la capacidad de nuestras fuerzas políticas de dar
respuesta a las necesidades del pueblo soberano.
A partir de ahora, nuestra
democracia se regirá por el modelo que ha demostrado ya su buen funcionamiento
en buena parte de las democracias del mundo: Ocho años y nunca más.
Es decir, que un Presidente solo
podrá ser reelegido una vez, y luego no podrá postularse más.
De esta forma, daremos
oportunidad tanto a que los gobernantes apliquen realmente su programa de
gobierno, como a que surjan los necesarios relevos generacionales y los
liderazgos alternativos.
Me siento honrado, feliz y
confiado de estar en la presidencia en el momento en que las fuerzas vivas de
nuestra nación decidieron promover este cambio, que nos iguala a las mayores
democracias del mundo.
Esto también aumenta el peso de
mi responsabilidad de actuar en el próximo proceso electoral de la forma más
equilibrada, justa, honesta y transparente posible.
Y, en el caso de que sea la
voluntad de mi partido postularme como candidato y la decisión del pueblo
elegirme, yo podré concurrir a otro mandato presidencial.
Señoras y Señores;
Acompañé con cuidado y cautela el debate y el
envío de la enmienda constitucional sobre la reelección.
Siempre que fui consultado por
compañeros del partido o por representantes de la sociedad civil, mantuve una
posición equilibrada e imparcial.
En ningún momento estimulé o
aceleré el proceso. Al contrario, me mantuve siempre con cautela y redoblada
atención.
Pero si no estuvo en mí estimular
este proceso, tampoco estuvo en mi frenarlo, ya que brotaba de un deseo popular
profundo.
Era eso lo que veíamos reflejado
en las encuestas, era eso lo que oíamos en las calles, era eso lo que yo
escuchaba de representantes de todos los sectores de la sociedad: empresarios,
trabajadores, académicos, intelectuales, artistas y políticos, mujeres,
jóvenes, ancianos y líderes religiosos.
Fue en ese momento cuando
concordé en que este tema fuera, en primer lugar, examinado en el ámbito de mi
partido y, si obtenía una buena acogida, se enviara a la institución que tiene
el poder de modificar la Constitución; me refiero al Congreso Nacional.
Una Constitución es la carta
magna y el estatuto sagrado de un pueblo.
Contiene cláusulas rígidas pero,
como cualquier obra del hombre, posee partes que pueden ser perfeccionadas con
el paso del tiempo.
Ese era el caso, sin duda, de la
reelección de un presidente.
La reelección existe en
prácticamente todas las sociedades políticamente desarrolladas.
Sea en los regímenes
presidenciales, con la reelección limitada de los gobernantes, o en el
parlamentarismo, con la reelección casi ilimitada de los líderes partidarios,
siempre que obtengan la mayoría congresual.
La reelección es vedada, como una
especie de salvaguarda, casi únicamente en países que no tienen instituciones
fuertes y que viven aún sobre el trauma de las dictaduras.
La República Dominicana es, hoy,
un país de instituciones en franco proceso de fortalecimiento, con equilibrio político
y, desde hace mucho, libre del trauma y de la sombra tenebrosa de la dictadura.
Para nosotros, por tanto, la
reelección en lugar de significar un retroceso institucional es un avance y un
perfeccionamiento democrático.
Se equivocan también los que
dicen que introducir la reelección es beneficiar al gobernante de turno.
En realidad, es beneficiar al
país, porque puede aprovechar, aún más, los resultados de un gobierno que lo
esté haciendo bien.
La reelección, en contrapartida,
permite también que el pueblo castigue a los malos gobernantes y se libre de
los efectos maléficos de una mala gestión.
La reelección no significa la
victoria automática de quien está en el poder, al contrario, es siempre un
riesgo para quien gobierna.
El pueblo es sabio y siempre
juzga con rigidez a quienes están conduciendo su destino.
El pueblo también está cada vez
más atento en la defensa de las instituciones democráticas.
El pueblo defiende su
Constitución porque sabe que es defendido por ella.
El pueblo utiliza la Constitución
como arma de defensa personal y de paz social.
La preserva y la venera como fuente esencial de defensa de los
intereses colectivos y de la fuerza de la ciudadanía.
Por eso, cuando el pueblo percibe
que puede cambiar para mejor la Constitución, lo hace sin miedo y sin recelo.
Sin necesidad de órdenes ni de
consejos.
Lo hace buscando lo mejor para su
presente y para su futuro.
Dominicanas y dominicanos;
Quiero recordar que en 2009, en
el seno de la sociedad dominicana, se produjo una consulta nacional en la que
la mayoría de la población se mostró a favor del modelo de dos periodos
consecutivos y nunca más.
Esa misma discusión se llevó al
seno del PLD, y en esa ocasión yo defendí la voluntad de la mayoría del pueblo
dominicano de dos períodos consecutivos y nunca más. En ese momento, sin
embargo, nuestra posición fue derrotada por 20 votos a 5.
En esa consulta, en el seno de la
sociedad dominicana, solo el 16.7% por ciento votó a favor del modelo que ahora
se eliminó, un 13.5% a favor de la reelección indefinida y un amplio 57.94%
defendió el modelo que ahora se ha restablecido, es decir, dos períodos consecutivos
y nunca más.
Es cierto que, en varias
ocasiones, no acepté discutir la posibilidad de mi reelección.
Pero es igual de cierto que he
dicho muchas veces, a lo largo de mi vida, que mi mayor compromiso es tener
siempre el oído en el corazón del pueblo.
El fuerte deseo popular a favor
de la enmienda para la reelección me ayudó a superar este dilema y a retomar la
posición que defendí en el año 2009, en
el seno del Comité Político del PLD.
No lo hice movido por la vanidad,
ni el deseo de poder.
Lo hice porque me convencí de que
el instrumento de la reelección sería, de hecho, un avance institucional
perenne para nuestro país – y no una
mera circunstancia para beneficiar a un gobernante.
Cambié mi posición sobre este
tema, pero no mi convicción democrática de nunca colocar mis deseos personales
o partidarios por encima de los intereses colectivos.
Además, al apoyar la enmienda de
la reelección también estaba tomando la decisión de cerrar mi carrera política,
porque está sobreentendido que, después de estos cuatro años adicionales, si el
pueblo me premia con su voto, en mayo de 2016, no podré ser candidato
nuevamente a la Presidencia de la República.
El modelo que dejamos atrás me
hubiera permitido postularme indefinidamente en periodos alternos, pero estoy
convencido de que esta reforma es lo que quieren los dominicanos y lo mejor
para el país.
Siempre he sido un demócrata
convencido y siempre he conducido mi vida política buscando la paz, la justicia
y el equilibrio.
Y esos sentimientos guiaron mi
decisión.
Pueblo dominicano,
Una vez más, mi destino político
está en las manos de ustedes.
Si tengo el respaldo firme de mi
partido y el apoyo de la mayoría de los dominicanos, podré concurrir a un nuevo
mandato presidencial.
Haré ese anuncio en el momento
oportuno.
Hoy, lo que quiero anunciar, es
mi disposición redoblada de continuar luchando por más cambios –profundos y
positivos- a favor de nuestro país.
No dudaré, en ningún momento, en continuar haciendo lo que sea necesario
para que nuestro gobierno tenga cada vez más eficiencia y sea cada vez más
transparente.
Cuanto más estemos al lado de la
ley y de la justicia social, más rápido y más profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado de la
institucionalidad, de la democracia y de la transparencia, más rápido y
profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado de la
solidaridad, de la protección a los más débiles y del Estado del Bienestar, más
rápido y profundo será el cambio.
Cuanto más estemos al lado del
desarrollo y de la innovación, más rápido y más profundo será el cambio.
Porque todo ocurre más rápido
cuando estamos del lado de la historia, cuando no nos desviamos del rumbo
correcto.
Señoras y Señores;
Lo que me atrae, en la hipótesis
de que fuera reelegido, es la posibilidad de profundizar los cambios que
estamos haciendo en nuestro país.
Podríamos tener ante nosotros cuatro años más que nos
permitirían consolidar la transformación educativa que ya está en marcha y
asegurarnos de que sea irreversible.
Cuatro años más para profundizar
la reforma que ya avanza en nuestro sistema de salud, que llevará atención
gratuita y de calidad a todo aquel que la necesite.
Cuatro años más para seguir
incorporando a más personas a la seguridad social.
Cuatro años más para seguir
apoyando a nuestros productores y trabajando de la mano con los empresarios de
todos los tamaños, para generar más empleo e ingresos que nunca para nuestra
gente.
Cuatro años más para apostar cada
vez más por nuestro turismo, hasta alcanzar la meta que nos hemos trazado de
llegar a los 10 millones de visitantes.
Cuatro años más para continuar
recorriendo los campos del país con nuestras visitas sorpresa, hasta que no
quede un solo rincón al que no hayamos llegado para apoyar a nuestra gente.
Cuatro años más para que banca
solidaria siga llevando el derecho al crédito a todos nuestros emprendedores,
estén donde estén.
Cuatro años más, que nos darían
la oportunidad de ver los frutos de las iniciativas que ya hemos iniciado para
llevar solución al problema eléctrico,
de una vez por todas.
Cuatro años más para que el 911
siga expandiéndose por el territorio nacional y para que la seguridad llegue a
todos los rincones del país.
Cuatro años más para seguir
construyendo las infraestructuras que requiere el desarrollo productivo del
país.
Cuatro años más para mantener la
estabilidad macroeconómica con baja inflación que ha permitido el crecimiento
de nuestra economía.
En definitiva, tendríamos cuatro
años más para garantizar que nada ni nadie pueda dar marcha atrás a todo lo que
conquistamos juntos!
Queridos Compatriotas;
En estos tres años hemos logrado
lo que muchos creían imposible.
Recuerdo que, cuando llegamos al
gobierno en medio de una grave crisis económica internacional, muchos pensaban
que apenas conseguiríamos sobrevivir en ese ambiente hostil
Sin embargo, trabajando juntos,
hemos avanzado como nunca antes.
En medio de uno de los contextos
internacionales más difíciles, logramos un dinamismo económico cercano al de
China, con un crecimiento mayor al 7%.
Las inversiones, que se redujeron
en la mayor parte de los países de la región,
continúan llegando a la República Dominicana.
Estamos cumpliendo y superando
nuestra meta de crear 100,000 empleos al año.
Sentamos las bases de un nuevo
modelo de desarrollo, con más justicia social y menos desigualdad.
Y, lo más importante, hemos
conseguido sacar de la pobreza a más de medio millón de dominicanos y
dominicanas.
En definitiva, tomamos con
firmeza las riendas del país y lo estamos dirigiendo rumbo a la prosperidad y
el progreso.
Y, si hemos sido capaces de hacer
todo esto en las peores circunstancias, les invito a soñar lo que seremos
capaces de lograr en el futuro próximo!!
Dominicanos y dominicanas;
Más que nunca es hora de soñar y
de hacer.
A lo largo de su historia, la
República Dominicana enfrentó muchos desafíos.
Sin embargo, ahora, más que
nunca, creamos las condiciones para transformar los desafíos en victorias, y
para transformar las victorias en beneficios generales para nuestro pueblo.
Ya no es un sueño distante, por
ejemplo, acabar con la pobreza absoluta y superar el analfabetismo en todo
nuestro territorio.
Es una meta posible y realizable.
En poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá!
Ya no es un sueño distante
consolidarnos como la economía más sólida y sostenible de la región.
En poco tiempo, la República Dominicana lo logrará!
Ya no es un sueño distante que
tengamos un sistema educativo de gran calidad, capaz de preparar a nuestros
jóvenes para todos los desafíos del mundo moderno.
En poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá.
Ya no es un sueño distante que
seremos el más completo, más rentable y más buscado destino turístico del
Caribe.
En poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá.
Ya no es un sueño distante que
logremos un gran salto productivo y tecnológico en nuestra agricultura y
ganadería.
Y también, en poco tiempo, la República Dominicana lo conseguirá.
En suma, más que nunca, es
posible transformarnos en un país con uno de los mayores índices de desarrollo
y con uno de los menores índices de desigualdad de toda la comunidad
latinoamericana y caribeña.
Más que nunca, podemos tener
orgullo de la tierra en que nacimos!
Más que nunca podemos tener
autoestima y esperanza!
Más que nunca podemos transformar
nuestros sueños en realidad.
Más que nunca podemos transformar
nuestro país real, en aquel país de los sueños de nuestros abuelos y nuestros
padres. Un país en el que vamos a ser
cada vez más fuertes y más felices, junto a nuestros hijos y nuestros nietos.
Vivamos el nuevo sueño dominicano!
Viva la República Dominicana!
Que Dios nos bendiga a todos!
Muchas Gracias y buenas noches.
Fuente: www.hoy.com.do
Comentarios
Publicar un comentario