Entre protestas, Manuel Merino jura como presidente de Perú
El político
—desconocido para gran parte del país— reemplaza a Martín Vizcarra, quien fue
destituido el lunes por “incapacidad moral permanente” tras una rápida votación
en el Parlamento luego de ser acusado sin pruebas concluyentes de recibir
sobornos mientras era gobernador en 2014.
En un discurso de 15
minutos en el
Parlamento, Merino dijo que la vacancia se logró con 105 votos
que “no fueron comprados” y reconoció que la población los mira con “mucha
preocupación”.
Merino era el
presidente del Congreso desde marzo, y en septiembre fue acusado de buscar el
apoyo militar durante un primer intento fallido de sacar del poder al entonces
presidente Vizcarra.
Su juramentación quedó
marcada por protestas en varias ciudades del país. A pocas cuadras de la
ceremonia en la capital, la policía rodeó el casco urbano cercano al palacio
presidencial y al Parlamento y frenó con gases, perdigones y varazos a los
ciudadanos.
Los manifestantes
califican la destitución como “golpe de Estado disfrazado”. Un letrero decía
“fuera ratas”, en alusión al Parlamento y otros cantaban la frase “Merino
delincuente, no eres presidente”.
El taxista Paul
Mendoza dijo a The Associated Press que la destitución de Vizcarra “es un golpe
de Estado” y añadió que su vacancia provocará “una inflación, la recesión, va a
subir el dólar, no vamos a poder seguir adelante porque estamos también con la
pandemia”.
El nuevo presidente,
que gobernará por ocho meses, pidió calma a los manifestantes y añadió que
existe “una mala intención de querer dividir al país” que él no permitirá que
suceda.
A través de su cuenta
de Twitter, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le pidió al nuevo
gobierno a realizar las elecciones programadas y a resolver la “actual crisis
política” respetando “los estándares interamericanos sobre separación de
poderes y el respeto al Estado de Derecho”.
El director ejecutivo
de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, dijo también en Twitter que “el
proceso de vacancia se llevó a cabo de forma muy cuestionable” y que “los
estados de la OEA deben vigilar de cerca las decisiones de Manuel Merino y el
Congreso”.
El expresidente
Vizcarra fue abordado el martes por la prensa y comentó que en medio de las
protestas le preocupaba el nuevo gobierno de Merino porque está “en tela de
juicio” su legalidad y legitimidad. “¿La legitimidad quién la da?”, preguntó y
se respondió de inmediato: “el pueblo”.
Vizcarra afirmó que
el jueves se presentará en dos fiscalías que lo investigan por supuestamente
recibir 630.000 dólares en sobornos por dos obras licitadas cuando era
gobernador regional entre 2011 y 2014. “Me he comprometido de dar todo el apoyo
a las investigaciones”, indicó.
El expresidente llegó
al poder en 2018 luego que su antecesor Pedro Pablo Kuczynski (2011-2016)
renunció poco antes que el Parlamento de ese entonces lo destituya también por
“incapacidad moral permanente”, una causal existente en la Constitución que los
expertos creen que es muy vaga y sobre la que el Tribunal Constitucional aún no
ha precisado su significado.
Merino tiene el reto
de proponer medidas claves para generar la recuperación económica del país. El
mandatario dijo que su gobierno buscará evitar que una segunda ola de
infecciones por el nuevo coronavirus encuentre al país en medio de la
“vulnerabilidad”.
Eileen Gavin,
analista principal para América Latina de la consultora global de riesgos
Verisk Maplecroft, dijo que era probable que Merino “proponga medidas populistas
en un intento por tranquilizar a los votantes, además de asegurarse cierta
legitimidad y capital político”.
La pandemia desnudó
el débil sistema sanitario y la inequidad histórica en el país sudamericano que
ha provocado hasta el momento unos 922.300 contagiados y 34.879 fallecidos.
El país también vive
una grave crisis económica que ha provocado la quiebra de miles de negocios y
el desempleo de millones. Las proyecciones del Banco Mundial son sombrías. Un
cálculo de junio afirma que el Producto Interno Bruto caerá 12% en 2020, el
tercer peor descenso del mundo.
Pablo Mamani, de 56
años y vendedor ambulante de botellitas de alcohol para desinfectarse las
manos, dijo que los políticos en Perú cada vez eran peores y que no esperaba
mejoras en su vida.
“Todos son unos
miserables, unos rateros, Vizcarra era el menos malo”, dijo Mamani. EFE
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