Leila Ben Alí, una primera dama ávida de dinero y poder


TÚNEZ, (AFP) - Modesta secretaria de origen humilde, hija de un vendedor de frutas secas, antes de convertirse en una primera dama ávida de dinero y poder, Leila Trabelsi es juzgada en rebeldía junto a su marido, el ex presidente tunecino Zine el Abidine Ben Alí, acusados de haberse adueñado ilegalmente de sectores enteros de la economía.
Nunca el matrimonio pensó que algún día lo echarían del palacio presidencial de Cartago, al cual habían llegado mediante el "golpe de Estado médico" del 7 de noviembre de 1987, que apartó del poder al padre de la independencia Habib Bourguiba.
Sin embargo, el pasado 14 de enero Leila Ben Alí huyó con su marido a Arabia Saudita, a raíz de una revuelta popular que se cobró 300 vidas. Nacida en 1957, Leila Trabelsi, que cursó estudios de secretaria y, accesoriamente, vendió flores en París, era conocida por frivolidad y su afición por la juerga, ganándose el apodo de "Leila Gin".
Antes de conocer a Ben Alí, Leila Trabelsi estuvo casada tres años con el director local de una compañía de alquiler de coches y luego fue amante de Farid Mojtar, industrial y cuñado del primer ministro de entonces, que le abrió la puerta de la flor y nata de Túnez. A mediados de los años 80 se convirtió en la amante del general Ben Alí, entonces ministro del Interior y 21 años mayor que ella, con quien acabó casándose en segundas nupcias. La joven, procedente de un barrio muy popular de Túnez, se convirtió entonces en la "regenta", como la apodaron los periodistas franceses Nicolas Beau y Catherine Graciet en el libro "La regenta de Cartago". El libro la describe como una temible depredadora que consiguió hacerse con el control de sectores enteros de la economía tunecina en beneficio propio y el de su familia, el clan de los Trabelsi. "Es la mujer más odiada por los tunecinos", detalla un cable diplomático confidencial norteamericano citado por el sitio Wikileaks. Tres días después de la caída de Ben Alí, su último primer ministro, Mohammed Ghannouchi, afirmó tener "la impresión" de que en los últimos tiempos la primera dama dirigía el país. En 2004 pronunció el discurso de clausura de su esposo, candidato a su propia sucesión del partido Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD). Zine aplaudió, pero un jefe del aparato de seguridad de la presidencia, Nabil Adil, indignado por ver a Leila al mando, dijo: "¡Se acabó la República!". Según el libro "La regenta de Cartago" acabó en la cárcel. "Este matrimonio era completamente repugnante. Impusieron momentos de gran humillación al pueblo tunecino", resume a la AFP la presidenta de la federación internacional de los derechos humanos, Souhair Belhassen.

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