COVID-19 impactará el sistema educativo de AL

A corto plazo, es
probable que las economías latinoamericanas comiencen a recuperarse pronto.
Las economías de la región caerán un 9.4 por ciento este año, más que casi
cualquier otra región del mundo, pero crecerán un 3.7 por ciento el próximo
año, según el Fondo Monetario Internacional.
Entonces, para la mayoría
de los países de la región, esta debería ser una crisis económica más breve que
la depresión de 1930, que duró diez años. Parte de la recuperación de América
Latina se deberá a un fuerte repunte económico esperado en 2021 en China, el
mayor comprador de materias primas Sudamérica.
Pero el daño causado
por la pandemia de COVID-19 a los sistemas educativos de de la región podría
extenderse durante muchos años.
Millones de niños
latinoamericanos han perdido seis meses de escuela, muchas veces porque carecen
de laptops o de buenas conexiones a Internet para estudiar remotamente. En
Bolivia, el gobierno canceló las clases durante todo el año escolar, y los
maestros se preguntan cuántos niños volverán a clase una vez que reabran las
escuelas.
Todo esto amenaza con
deteriorar los niveles educativos, porque la mayoría de los expertos coinciden
en que es muy difícil que los niños recuperen el tiempo escolar perdido.
Varios estudios han
demostrado que cuando los niños se toman vacaciones de tres meses, no solo
dejan de aprender cosas nuevas, sino que también se olvidan de mucho de lo que
habían aprendido. Si no van a la escuela durante seis meses o un año entero,
el daño podría ser mucho mayor.
Un nuevo ranking de
las mejores universidades del mundo del Times Higher Education Supplement
(THE), con sede en Londres, muestra que las universidades latinoamericanas
ya estaban rezagadas con respecto a las de otras regiones del mundo antes de la
pandemia.
El THE World University
Rankings 2021 muestra que no hay una sola universidad latinoamericana entre
las 200 mejores del mundo.
La mejor calificada
de la región, la Universidad de Sao Paulo, Brasil, ocupa el puesto 240, y la
mayoría de las otras universidades latinoamericanas están mucho más abajo. Y
es probable que caigan aún mas abajo en el ranking después de la pandemia.
“Las universidades
latinoamericanas no han tenido un desempeño muy bueno debido a la falta de
inversión, la falta de colaboración internacional y la inestabilidad
política”, me dijo Ellie Bothwell, la directora del ranking. “Estos desafíos
se verán agravados después de la pandemia”.
Cuando le pregunté
qué deberían hacer los países latinoamericanos para evitar un mayor colapso
educativo, Bothwell me dijo que los gobiernos deberían resistir la tentación
de recortar subsidios a las universidades, y que las instituciones de educación
superior deberían aprovechar nuevas oportunidades que han surgido desde el
inicio de la pandemia.
“Este podría ser un
gran momento para que las universidades latinoamericanas se asocien con
instituciones de otras partes del mundo, uniendo sus recursos”, me dijo
Bothwell. “Es un buen momento para buscar nuevas oportunidades en términos de
títulos conjuntos, programas de investigación conjuntos e intercambios
estudiantiles virtuales”.
Bothwell me citó el
caso de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU), una
red de 55 universidades en Asia, Australia y América Latina que comenzó a
organizar clases internacionales e intercambios estudiantiles virtuales
después del brote de COVID-19.
El programa virtual
de intercambio de estudiantes de la APRU, encabezado por la Universidad China
de Hong Kong, permite a los estudiantes de las universidades participantes
tomar cursos académicos y obtener títulos conjuntos “sin la necesidad de salir
de casa”, dice el sitio web de la organización.
Mi conclusión es que,
a menos que los países latinoamericanos comiencen a tomar medidas proactivas
para evitar que la crisis actual produzca una debacle educativa a largo
plazo, será cada vez más difícil para la región competir con Asia y otras
partes del mundo emergente en la nueva economía global basada en el
conocimiento.
Hay que prestarle
atención a la crisis educativa provocada por la pandemia, porque podría tener
un impacto gravísimo a largo plazo.
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