Reunión revela disparidades
Sochi.- La cumbre de los
líderes de Rusia, Turquía e Irán sobre el conflicto en Siria evidenció ayer su
unidad en la lucha contra el terrorismo en el país árabe, pero también división
y la ausencia de un plan para afrontar la situación en el noreste de esa nación
una vez se retiren de allí las tropas de EEUU.
Los presidentes rusos, Vladímir
Putin; turco, Recep Tayyip Erdogan, e iraní, Hasan Rohaní, se reunieron hoy por
cuarta vez en el formato tripartito conocido como proceso de Astaná, que reúne
a los países garantes del alto el fuego decretado en Siria en 2016.
Era, sin embargo, la primera cita
desde que el presidente de EEUU, Donald Trump, anunciara en diciembre sus
planes de retirar a las tropas estadounidenses de Siria.
De su calendario y de su ejecución
sobre el terreno dependen en buena parte las medidas que tomen Putin y Rohaní,
principales valedores del presidente sirio, Bachar al Asad, y Turquía, que
respalda a la oposición armada y tiene vastos intereses en esa zona.
“Consideramos que la ejecución de
los planes (de retirada) sería un paso positivo que ayudaría a estabilizar la
situación en esta parte de Siria, donde el control del Gobierno legitimo debe
ser restaurado”, señaló Putin tras la cumbre. Los tres mandatarios afirmaron
que no saben si Estados Unidos se retirará realmente de Siria, pero el
presidente ruso aseguró que “procedemos como si fuera a suceder”.
El que más tiene en juego en esa
parte de Siria es Erdogan, quien sostuvo que la decisión de Trump “tendrá un
gran impacto”. EFE
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