Manifestaciones no cesan en todo Chile

La Central
Unitaria de Trabajadores (CUT) y una veintena de organizaciones sociales
llamaron a una segunda jornada de paralización este jueves, pero de mañana
muchos acudían a su trabajos en el centro de Santiago y el comercio abría
tímidamente sus puertas.
“Lo que ha hecho
hasta ahora el presidente Piñera es polarizar y tensionar el país. Tenemos hoy
en las calles a jóvenes con un fusil en las manos contra sus propios
compatriotas”, dijo a periodistas Bárbara Figueroa, presidente de la CUT, el
sindicato más poderoso de Chile.
Durante la noche,
en el quinto día de toque de queda, los disturbios se calmaron en el centro de
Santiago aunque en la periferia la situación seguía tensa, con saqueos e
incendios que no se detienen en un país en estado de emergencia y con miles de
militares en las calles.
Con militares
custodiando las estaciones de las tres líneas del metro metropolitano que
funcionan parcialmente, muchos de los siete millones de habitantes de Santiago
intentaban volver la normalidad siete días después del inicio de la crisis.
Restos de
semáforos y de las barricadas que se encienden al caer la noche en la ciudad
recuerdan a los santiaguinos que los días de estabilidad social quedaron por
ahora en el olvido.
“En la mañana se
ve harto movimiento, la gente se está movilizando pero en la tarde todo se pone
difícil y empiezan los gases y perdemos lo bueno que tenemos ahora”, dijo
Maicol Rojas, peruano de 50 años.
SEPA MÁS
Medidas
El gobierno prometió una mejora de las pensiones de los más pobres, la suspensión de un aumento del 9.2% de las cuentas de la electricidad, un aumento del salario mínimo, más impuestos para quienes tienen mayores ingresos y una disminución de las dietas parlamentarias y los altos sueldos públicos. AP
Medidas
El gobierno prometió una mejora de las pensiones de los más pobres, la suspensión de un aumento del 9.2% de las cuentas de la electricidad, un aumento del salario mínimo, más impuestos para quienes tienen mayores ingresos y una disminución de las dietas parlamentarias y los altos sueldos públicos. AP
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