Banco Central de la Republica Dominicana hace algunas reflexiones sobre el comportamiento de la inflación
En ocasión de la publicación reciente de diversos estudios que han puesto en manifiesto la preocupación de un segmento de la población por el costo de la canasta familiar y el comportamiento actual del nivel de precios, así como encuestas de opinión que han sido reseñadas en los medios prensa, el Departamento de Cuentas Nacionales y Estadísticas Económicas del Banco Central entiende oportuno edificar a los agentes económicos y al público en general sobre la construcción del índice de precios al consumidor (IPC), a fin de contribuir a la comprensión de este indicador cuyo objetivo principal es dar seguimiento a la inflación y la evolución del costo de la vida.
Inicialmente, es preciso explicar que el IPC refleja el promedio
ponderado a nivel nacional de los precios de los 364 artículos que componen la
canasta básica de consumo del hogar dominicano característico. Este indicador
se sustenta en los resultados de la Encuesta Nacional de Precios al Consumidor
(ENPC) levantada por el Departamento de Cuentas Nacionales y Estadísticas
Económicas, aplicada en 11,168 establecimientos seleccionados a lo largo del
territorio nacional y que alcanza mensualmente una muestra de aproximadamente
193,000 cotizaciones de precios, por lo que incluye numerosas observaciones
para todos los artículos contenidos en el índice.
Resulta importante destacar
que la estimación del IPC de la República Dominicana se basa en el Manual del Índice
de Precios al Consumidor elaborado en forma conjunta por el Fondo Monetario
Internacional (FMI), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Banco
Mundial, la Comisión Económica de las Naciones Unidas y la Oficina de
Estadística de la Comunidad Europea (Eurostat). En el caso dominicano el apego
estricto a los lineamentos metodológicos ha sido reconocido por la Comisión
Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) posicionando al país como
referente para asesorar en la materia a otras naciones de la región.
El IPC, además de reflejar la
variación de los precios o lo que se conoce como inflación, estima la evolución
del costo de la vida promedio por zona geográfica, ya que se dispone de toda
una distribución de precios levantados en los diferentes tipos de
establecimientos en las cuatro grandes regiones del país, incrementando así su
nivel de utilidad y permitiendo realizar comparaciones territoriales. En ese
sentido, es posible evaluar las diferencias en los patrones de consumo y
niveles de ingresos de las personas que habitan en cada área, así como identificar
la incidencia de los márgenes comerciales y de los costos del transporte en el
precio de adquisición de un producto. Esto quiere decir que los precios de los
bienes alimenticios en la zona metropolitana, por lo general resultan ser más
altos que el resto del país, por los costos de transporte, de intermediación y
de mano de obra.
A modo ilustrativo, al
comparar las cotizaciones del plátano verde, siempre serán menores los precios en
Barahona o en el Cibao, cerca de las plantaciones donde se produce, que en los
supermercados y puestos de expendio del Distrito Nacional. Esto se refleja en
el costo de la canasta promedio de la región Sur, donde se muestra que la misma
es 19.6% menor al promedio nacional.
En adición a lo anterior,
el ingreso promedio del hogar ha experimentado incrementos que han permitido compensar
el aumento en el costo de la vida y han contribuido a reducir los niveles de
pobreza monetaria. Cabe destacar que se considera que un hogar se encuentra en
situación de pobreza monetaria cuando su ingreso per cápita es menor a un
umbral específico. En este sentido, de acuerdo a las últimas cifras contenidas
en el Boletín de Estadísticas Oficiales de Pobreza Monetaria 2023 el umbral
promedio de ingreso per cápita nacional para la pobreza general y la extrema
fue de RD$7,645.3 y RD$3,643.5, respectivamente.
En ese sentido, como resultado
de las acciones promovidas por el Gobierno para el aumento en el salario mínimo
y el incremento en el monto de transferencias de los programas sociales, el
ingreso corriente promedio de los hogares dominicanos que incluye a las
remuneraciones provenientes del trabajo, así como los procedentes de la renta y
alquiler de propiedades, transferencias, autoconsumo o autosuministro, entre
otros, alcanzó RD$48,920.6 al cierre de 2023, superando el costo de la canasta
familiar de RD$44,513.3 en ese momento. Es decir, que los hogares cuentan con
los recursos para adquirir los bienes y servicios que componen su canasta.
Al analizar el
comportamiento del IPC, se debe recordar que en su evolución inciden diversos
factores. Estos incluyen la volatilidad y estacionalidad de la producción de
algunos bienes, el lugar donde se producen o los establecimientos donde se
comercializan, así como el comportamiento de los precios de las materias primas
en los mercados internacionales y las diferencias inherentes entre bienes y
servicios, entre otros.
En ese sentido, si bien a
partir de la pandemia se experimentó un incremento del nivel de precios,
resulta importante destacar que, desde mayo de 2023 hasta la fecha, la economía
dominicana ha estado transitando por un ambiente de estabilidad de precios encontrándose
dentro del rango meta establecido en el programa monetario, como resultado de
las medidas coordinadas entre el Gobierno y el Banco Central para mitigar el
impacto de factores externos sobre la inflación doméstica.
Por otro lado, dentro de la
compilación del IPC se estima una canasta subyacente, la misma está compuesta
por un subconjunto de 294 (81%) de los 364 bienes y servicios incluidos en el
IPC general, que tienen un comportamiento más estable respecto al resto y la
tendencia de sus precios está asociada a la dinámica de la demanda interna de
la economía. Es decir, este indicador excluye algunos artículos que normalmente
no responden a las condiciones monetarias o de liquidez en la economía, como
son los alimentos con gran variabilidad en sus precios, los combustibles y
servicios con precios regulados como la tarifa eléctrica, el transporte, además
de las bebidas alcohólicas y el tabaco, de manera que proporciona señales más
claras para la conducción de la política monetaria.
Aislar el impacto que
tienen estos elementos mencionados anteriormente resulta necesario, ya que de
lo contrario podrían surgir interpretaciones no adecuadas sobre la naturaleza del
proceso inflacionario, tomando en consideración que algunos choques a la
inflación pueden ser transitorios de forma que no se justificaría ni requeriría
una reacción de política monetaria, ya que lo relevante para las autoridades
monetarias son las variaciones de precios que perduran en el largo plazo.
Por esta razón, la
inflación subyacente constituye un indicador clave para los bancos centrales
que siguen un esquema de metas de inflación como el caso dominicano,
especialmente en contextos de alta incertidumbre, dado que por definición el
mismo aísla factores exógenos y de alta volatilidad en los precios que pudiesen
no responder a las condiciones de demanda en una economía. Es por esto que las
fluctuaciones de la inflación subyacente tienden a ser más graduales que la del
IPC general, sea al alza o a la baja, similar a como ocurre para demás
economías que estiman esta variable.
Por lo anteriormente expuesto, resulta importante puntualizar que ambos indicadores de inflación, tanto la general como la subyacente, han respondido a la política monetaria y a las medidas implementadas para mitigar el impacto del alza de los precios de las materias primas como el petróleo en los mercados internacionales y su tendencia ha sido consistente con el objetivo del Banco Central de preservar la estabilidad de precios. Ante este contexto, no tendrían asidero comentarios que han circulado en la prensa nacional que sugieren que el indicador de la inflación subyacente no ha respondido a las medidas de política monetaria.
En este sentido, el
comportamiento reciente de la inflación en la República Dominicana durante el
año 2023 y lo transcurrido del 2024 refleja el éxito del esfuerzo coordinado
entre la política monetaria y los subsidios del Gobierno, aplicadas de manera
oportuna conforme lo ameritaban las condiciones del momento. En efecto, las
cifras más recientes revelan que la inflación interanual medida desde abril de
2023 hasta abril de 2024 se situó a 3.03%, siendo la tasa más baja verificada
en los últimos 46 meses, es decir desde junio de 2020. De esta manera, la
inflación interanual se encuentra en el límite inferior del rango meta de
4.0%±1.0% establecido en el programa monetario; mientras que la inflación
subyacente ha mostrado igualmente una tendencia decreciente, ubicándose en
torno al centro del rango meta al ubicarse en 3.99% en el mes de abril de 2024,
aún ante el escenario actual de normalización de la postura de política
monetaria.
Al comparar los datos de 18 economías de América Latina, utilizando los datos publicados por el FMI y los organismos oficiales de cada país, se evidencia que la tasa de inflación interanual de la República Dominicana se encuentra entre las más bajas de dicha región, siendo de las primeras economías en lograr disminuir la variación del IPC y ubicarse dentro de su rango meta de inflación. De hecho, es la tercera inflación interanual más baja de los países de la región excluyendo tres que son economías dolarizadas (Panamá, Ecuador y El Salvador).
Finalmente, se proyecta que
la inflación se mantendría dentro del rango meta de 4.0%±1.0% durante el
presente año conforme los modelos de pronósticos de la institución, mientras las
autoridades monetarias se mantienen monitoreando el entorno internacional y
doméstico para continuar reaccionando ante factores que puedan poner en riesgo
la estabilidad de precios, implementando medidas de manera oportuna y prudente.
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