Notorio juez Sergio Moro, del caso Lava Jato, será ministro de Justicia de Brasil

Sergio Moro es muy popular entre
los conservadores y detestado por muchos en la izquierda, por eso su decisión
de sumarse al nuevo gobierno alimentará la sospecha de muchos brasileños de que
el juez tenía intenciones políticas cuando ordenó encarcelar al expresidente
Luiz Inácio Lula da Silva, lo que dejó al líder izquierdista, quien encabezaba
las encuestas presidenciales, fuera de la contienda electoral.
Moro se reunió con Bolsonaro en Río
de Janeiro ayer por la mañana. Después del encuentro, el juez no habló con los
reporteros, pero posteriormente confirmó en un comunicado por escrito que había
aceptado el puesto.
Moro dijo que sería difícil dejar
de ser juez después de 22 años, pero vio una oportunidad para "implementar
una fuerte agenda contra la corrupción y el crimen organizado" en su nuevo
papel. "En la
práctica, esto significará consolidar los avances contra el crimen organizado y
la corrupción de los últimos años y eliminar cualquier riesgo de
retroceso", escribió.
Agregó que la extensa investigación
"Autolavado" continuará en manos de jueces locales en la ciudad
sureña de Curitiba, donde vive Moro y muchos de los casos se han
procesado.
Desde 2014, la investigación
"Autolavado" puso en evidencia que durante décadas se llevaron a cabo
conjuras en las que empresas de la construcción recibían contratos inflados y
luego pagaban sobornos millonarios a políticos y otros funcionarios del
gobierno.
El nivel de corrupción fue
abrumador para los brasileños muy acostumbrados a trampear, y el escándalo ha
resonado en varios países latinoamericanos en donde Odebrecht, una de las
compañías al centro del escándalo, tuvo negocios.
La investigación ha enviado a la
cárcel a muchas de las figuras más conocidas del país. La lista incluye a Lula,
condenado por Moro por corrupción por intercambiar favores con la compañía
constructora Grupo OAS a cambio de un departamento frente al mar. Lula comenzó
a cumplir con su sentencia de 12 años en abril.
Los casos volvieron a Moro
tremendamente popular entre los brasileños hartos de las numerosas historias de
políticos que saquean las arcas del país. A principios de 2018, Moro salió bien
calificado en las encuestas de aspirantes presidenciales a pesar de que él
nunca expresó interés en ser candidato.
Sin embargo, muchas de sus tácticas
han sido muy polémicas, como el uso de las detenciones previas al juicio y
alegatos de culpabilidad a cambio de sentencias menores, ambas encaminadas a
lograr que los acusados hablen.
En redes sociales el jueves, muchos
brasileños compartían un artículo del 2016 publicado por el diario Estadao
donde Moro asegura no tener ambiciones políticas.
"No, nunca, nunca", dijo
cuando se le preguntó si algún día se postularía a la presidencia. "Soy
hombre del sistema judicial".
Moro ha sido acusado de ser
partidista. Los que apoyan a Lula y al izquierdista Partido de los Trabajadores
dicen que Moro estuvo al centro de una conspiración para evitar que Lula fuera
candidato presidencial este año. Incluso estando en prisión, Lula encabezaba
las encuestas. En septiembre, se le impidió ser candidato.
"Moro será ministro de
Bolsonaro tras haber desempeñado un rol decisivo en su elección, al impedir la
candidatura de Lula", tuiteó Gleisi Hoffman, presidenta del Partido de los
Trabajadores. "Le ayudó a ganar y ahora le ayudará a gobernar",
añadió. En realidad,
Moro ha condenado a políticos en todo el espectro político.
Pero también ha tomado decisiones
que muchos consideran tendenciosas, como difundir las conversaciones de
teléfonos intervenidos entre Lula y la entonces presidenta Dilma Rouseff en 2016.
Para Bolsonaro, un excapitán del ejército que se postuló con la promesa de
tomar medidas duras contra la corrupción y el crimen creciente, contar con Moro
es una gran ventaja.
Moro, quien estudió leyes en Brasil
e hizo un programa especial en la Universidad de Harvard, ha recibido varios
premios y grados honorarios por su trabajo. Con frecuencia habla en Estados
Unidos y otros países y es, probablemente, el activista anticorrupción más
famoso del mundo.
Bolsonaro le dijo a la prensa la
tarde del jueves afuera de su casa que Moro pidió "total libertad"
para operar, y que la tendría.
Aun así, la decisión conlleva
grandes riesgos, tanto para Moro personalmente — quien ahora será
"político" como parte de una administración— y el futuro de las
investigaciones del caso "Autolavado".
Los miembros de la fuerza especial
"Autolavado" han dicho que todavía falta mucho por hacer, pero es
difícil imaginar que algún juez tenga la seriedad de Moro, quien saltó a la
fama por su habilidad de lidiar con complicados delitos de cuello blanco y
escribir dictámenes que rara vez fueron anulados.
Al dirigir los ministerios
combinados de justicia y seguridad pública, Moro será responsable de áreas que
incluyen problemas intricados, como la seguridad. El año pasado, casi 64.000
personas fueron asesinadas en Brasil, un récord para un país que desde hace
mucho ha encabezado la tasa de homicidios anual.
Moro estará ahora a cargo de la
policía federal, de la policía de carreteras, del sistema penitenciario, de la
inmigración y de otras entidades públicas que en total emplean a miles de
personas.
"Moro está haciendo una
apuesta complicada" al asumir un rol político, estimó Mauricio Santoro,
profesor de ciencias políticas de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
"Todos los gobiernos del mundo tienen corrupción, pero ¿cómo lidiará Moro
con eso? ¿Qué hará?". AP
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