“Es muy difícil pararte frente al espejo y no ver nada”
Con un sabor agridulce pero satisfecha, Milagros Bueno, una
joven militar de 22 años trasplantada de córneas, cuenta lo maravilloso que fue
para ella el ver ese primer reflejo de luz tras la operación. Pero ahora
enfrenta de nuevo el desafío porque requiere de otro reemplazo en el ojo que
aun no ha sido operado.
Desde niña presentó problemas de visión, pero ni ella ni su
madre se imaginaron que se enfrentarían a una condición tan delicada como la
enfermedad ‘Queratocono’.
Inicialmente fue tratada por dificultad visual con lentes de
contacto y gotas, pero cuenta que por falta de información precisa permaneció
con los mismos lentes de contacto durante cuatro años, sin saber que requerían
un cambio anual.
“Los jóvenes no pensamos mucho las cosas y yo no era
diferente. Decía no veo bien, pero eso no era más de ahí. Me acostumbré a no
ver bien”, expresó.
Pero ocurrió que en un encuentro con compañeros estaba en una
posición en que una luz llegaba a sus ojos y un oftalmólogo que estaba allí le
dijo que ella tenía algo de importancia en la vista y que debía ir a su médico.
Ahí inició todo su proceso. Ella y su madre notaron la
preocupación de los médicos, quienes no le decían nada pero luego le explicaron
sobre su enfermedad y le dijeron que requería de un trasplante de córneas para
poder ver.
“Para mí fue impactante, nunca ni me habían internado… me
puse a indagar y dije no Dios mío, no puede ser. Yo no tenía los recursos para
operarme porque era un proceso costoso. Ahí solo tenía el lamento y la
preocupación de saber que mi vista se estaba agotando y yo no saber qué hacer”.
Milagros explicó que en ese tiempo la enfermedad avanzó de
manera acelerada y llegó a un punto en que no veía casi nada.
“Yo cruzaba un contén porque sabía que estaba ahí, pero no
porque lo veía. Era desesperante pararme frente al espejo y no ver nada. Cuando
iba a entrar un jefe al área que yo estaba en mi trabajo mis compañeras me
avisaban para poder pararme. A eso llegué con mi situación”, señaló.
Tocando puertas. Milagros, quien es raso del Ejército de
República Dominicana asignada al área de Protocolo, dijo que solo se le ocurrió
acudir a la jefatura de la institución a pedir ayuda pero en el proceso hubo
cambios y esperó alrededor de un año para tratar el tema. Finalmente lo hizo y
fue remitida a Cecanot, donde inició su proceso.
Explica que el llegar allí fue positivo y destaca el esfuerzo
de los médicos pero llegó un momento en que nada de eso era suficiente porque
dependía de que apareciera un donante.
“Siempre hay una lista de personas que esperan por un donante
entonces yo prácticamente llegué a un límite que tenía que esperar un donante y
no había. Y el problema es que del ojo que no tenía tan mal apenas veía un
50%”, expresó.
Y se hizo la luz… Milagros, quien es creyente evangélica,
dijo que tras asistir a un oficio religioso de sanación recibió una llamada del
Cecanot donde le informaron que habían llegado 20 donantes y que había una
córnea para ella. “Eso fue miércoles y al otro día ya me operaron”, explicó.
Dijo que aunque esperaba ver en lo inmediato le explicaron que era un proceso
de un mes para ver reflejos y poco a poco recobraría la vista.
Para su sorpresa, en una interrupción de energía ocurrida a
los cuatro días de la cirugía había una vela encendida y logró ver el reflejo.
“Fue como un milagro para mí, no tengo las palabras. Todo fue muy especial”,
expresó. A los cinco meses completó su proceso y hoy puede ver, gracias a la
donación que recibió pero enfrenta la situación nueva vez, porque el ojo del
que veía un 50% se ha deteriorado y requiere un nuevo trasplante.
La situación es menos dramática porque al menos del ojo
trasplantado ve normal y en el proceso anterior el ojo no operado tenía visión
de alrededor de 50%.
“Por favor, donen”. Es la exhortación que hace Milagros. Dice
que para quien requiere de un órgano una donación significa el paso de la vida
a la muerte y si es de córneas es el paso de la luz a la oscuridad.
“Es lamentable que un pariente muera, es difícil, pero
deberíamos pensar más allá y saber que alguien espera un órgano para recobrar
su vida y recobrar la felicidad. Es difícil cuando tú esperas algo y no tienes
dónde buscarlo”, reflexionó.
Fuente: www.hoy.com.do
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