Foros radicales preparan una segunda toma del Capitolio y un "alzamiento"
Según informó el Buró
Federal de Investigación (FBI) en un boletín, han recibido informaciones sobre
"protestas armadas" previstas en todos los 50 estados del país entre
el día 16 y el 20, cuando tomará posesión Biden, que Trump y sus simpatizantes
argumentan que ganó con fraude, algo que no han conseguido demostrar.
"El FBI tiene
información de un grupo armado identificado que tiene la intención de viajar a
Washington el 16 de enero. Han avisado que si el Congreso intenta sacar al
presidente (Trump) por medio de la enmienda 25 habrá un gran
levantamiento", explica la circular.
Después del asalto al
Capitolio del pasado miércoles, que se saldó con cuatro manifestantes muertos,
entre ellos una mujer fallecida de un tiro en el cuello, y que está detrás de
la muerte de dos agentes de la Policía del Capitolio, se espera que otros
grupos intenten asediar de nuevo la sede del Legislativo entre el 17 y el 20 de
enero.
Los legisladores
demócratas están presionando al vicepresidente, Mike Pence, para que invoque la
enmienda 25 para inhabilitar a Trump con apoyo del gabinete del Ejecutivo o
someterán al mandatario a partir del miércoles a un juicio político por
"incitación a la violencia contra el Gobierno".
El próximo 20 de
enero es la ceremonia de investidura de Biden, un evento que tradicionalmente
concentra a miles de personas en la explanada del National Mall, frente al
Capitolio, donde el nuevo mandatario debe jurar su cargo frente a la flor y
nata del poder estadounidense.
Pero en esta ocasión,
más que nunca antes en la historia de Estados Unidos, la tensión obliga a
elevar la precaución hasta el punto de que la alcaldesa de Washington, Muriel
Bowser, recomendó este lunes no salir a la calle durante la ceremonia, para la
que se desplegarán a hasta 15.000 efectivos de la Guardia Nacional enviados
desde varios estados, más del triple de los soldados que hay ahora mismo desplegados
en Afganistán.
Las autoridades
estadounidenses a nivel local y federal no quieren volver a ser sorprendidas
por una turba violenta de trumpistas como ocurrió el miércoles pasado, cuando
la policía del Capitolio se vio sobrepasada de inmediato por centenares de
manifestantes incitados por el mandatario a marchar hacia el Capitolio para
protestar por la certificación de la victoria electoral de Biden, que se
producía en aquellos momentos en una sesión conjunta de las dos cámaras.
La irrupción de los
manifestantes, que llevaban semanas calentando la concentración del 6 de enero
convocada por Trump y que contó con organizadores políticos vinculados al
trumpismo, es vista como un colosal fallo de seguridad y coordinación entre las
autoridades del Pentágono, la ciudad de Washington y de la Policía del
Capitolio, encargada de la seguridad de la sede legislativa.
El jefe de la Policía
del Capitolio, Steven Sund, obligado a dimitir por el fiasco de seguridad,
aseguró este lunes que pidió que el destacamento de la Guardia Nacional del
Distrito de Columbia se pusiera en alerta ante la llegada de trumpistas el 6 de
enero, pero que esa petición le fue negada por el Pentágono y los responsables
de la seguridad del Senado y la Cámara de Representantes.
En plena emergencia,
por la toma del Capitolio, que obligó al vicepresidente, Mike Pence, y a los
legisladores a refugiarse en las tripas del laberíntico Capitolio o en oficinas
tras barricadas de muebles, fue la policía local de Washington y agencias
federales como el FBI las que acudieron al rescate.
Según Sund, el
Pentágono rechazó a las 2 de la tarde, justo cuando comenzó a caer el perímetro
de seguridad del Capitolio, una petición para desplegar a la Guardia Nacional,
pese a que Trump aseguró el jueves que él requirió la presencia inmediata de
esta fuerza militar.
Varios medios
estadounidenses aseguran que fue el vicepresidente Pence el que solicitó la
intervención de la Guardia Nacional, que en el caso de la capital federal debe
ser aprobada por la Casa Blanca.
Sund aseguró en una
entrevista con The New York Times que si las agencias encargadas de la
seguridad no se ponen de acuerdo sobre lo ocurrido la semana pasada "va a
volver a ocurrir" durante la inauguración de Biden.
El presidente electo
aseguró este lunes que no tiene miedo a aparecer en la escalinata del Capitolio
el miércoles de la semana próxima frente al público, como manda la tradición,
pese al ambiente de alerta que se vive en el país.
El FBI tiene
informaciones sobre planes de algunos grupos ultraconservadores que han pedido
asaltar sedes de gobiernos estatales, locales, judiciales y otros centros
administrativos para mostrar su oposición al nombramiento de Biden, que
consideran un robo electoral, como falsamente ha clamado Trump desde antes del
3 de noviembre. EFE
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