Los equilibrismos del Gobierno dominicano ante la crisis en Venezuela
En foros internacionales, como la
Organización de Estados Americanos (OEA), el Gobierno dominicano se sumó el
pasado 24 de enero a otros quince países, entre ellos EEUU, en una declaración
de apoyo al autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó.
No obstante, en su intervención
República Dominicana hizo la salvedad de que solo a través del diálogo con la
participación de todos los actores políticos venezolanos “se podrá alcanzar la
reconciliación nacional y acordar las condiciones indispensables para celebrar
un nuevo proceso electoral que refleje realmente la voluntad de los ciudadanos
y se resuelva de manera pacífica la actual crisis en ese país”.
Hasta ahora, el único
pronunciamiento del presidente dominicano, Danilo Medina, fue en una declaración
conjunta con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien realizó
la semana pasada una visita oficial a Santo Domingo, en la que subrayaron su
preocupación ante “la grave situación política, económica, social y humanitaria
de Venezuela”, y “manifestaron su deseo de trabajar conjuntamente por unas
elecciones justas, libres, transparentes y democráticas” en ese país.
Pero más allá de la posición fijada
en la OEA y en el Consejo de Seguridad de la ONU, hasta el momento, el Gobierno
dominicano no ha tenido una mayor definición sobre la crisis en Venezuela, por
lo que varios analistas consultados por Efe consideran que el país mantiene una
postura un tanto “ambigua”.
La República Dominicana se sumó a
17 países de la región que en marco de la OEA decidieron “no reconocer la
legitimidad” del segundo mandato de Nicolás Maduro, sin embargo envió una
delegación diplomática a su toma de posesión. En la postura de República
Dominicana, hay varios factores que inciden, uno de ellos son las presiones de
EUUU, principal socio comercial de la República Dominicana, quien llegó a
llamar a consultas a su embajador en este país el año pasado ante la decisión
de esta isla caribeña de establecer relaciones con China y dejar de reconocer a
Taiwán.
También pesan los históricos
vínculos con Venezuela, desde la fundación de República Dominicana en 1844,
hasta la solidaridad durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y su
posterior apoyo a la consolidación de la democracia dominicana.
En opinión de la analista política
Rosario Espinal, la posición de la República Dominicana “es un tanto ambigua”
porque son varios los factores en juego, y señaló que cree que ahora el
gobierno dominicano se quedará “un poco equidistante” y no tomará una posición
activa en ningún bando.
En declaraciones a Efe, Espinal
consideró que en la postura del Gobierno dominicano también ha incidido el
hecho que el país sea, desde enero de este año, miembro no permanente del
Consejo de Seguridad de la ONU, lo que “implica nuevas responsabilidades”.
Para el director de la Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Iván Ogando, el Gobierno
dominicano ha sido “cauteloso sin tomar partido de manera militante, radical”
por ninguno de los bandos, sino en función de lo que fueron sus esfuerzos
durante el diálogo entre el Gobierno y la oposición venezolana en esta isla
caribeña.
La postura del Gobierno dominicano
“es un juego de equilibro bastante delicado, con un perfil bajo”, según dijo a
Efe Ogando, quien añadió que considera que la República Dominicana seguirá
apostando por “una salida consensuada”.
El canciller dominicano, Miguel
Vargas, ha recordado en las últimas semanas que entre septiembre de 2017 y
febrero de 2018 el país fue escenario de un diálogo entre el Gobierno y la
oposición venezolana, pero lamentó que esta iniciativa no lograra el éxito
deseado porque “faltó voluntad política y sobró inflexibilidad por parte de los
dos sectores”.
Después de meses de conversaciones,
todo estaba preparado el 7 de febrero de 2018 en la Cancillería dominicana para
la firma de un acuerdo, pero los opositores se negaron a firmar el documento
por considerar insuficientes las garantías dadas para las presidenciales y
presentaron a su vez otro texto, que fue rechazado por el Gobierno venezolano,
por lo que el diálogo entró en un “receso indefinido”.
Para el Gobierno venezolano fueron
las presiones exteriores las que impidieron la firma de un acuerdo conjunto.
La negativa de la oposición a
firmar el acuerdo fue “inesperada” para el expresidente del Gobierno español
José Luis Rodríguez Zapatero, facilitador del diálogo junto a Medina, según
expresó en una carta que envió a los dirigentes opositores en la que les pidió
suscribirlo.
Al término de las negociaciones, el
presidente dominicano aseguró que ambas partes pidieron mantener las puertas
del diálogo abiertas, y consideró que tendrán que volver a las conversaciones
en algún momento “porque no hay otro camino para el entendimiento de los
pueblos que no sea a través del diálogo”. EFE
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