“Personas preciosas” murieron en tiroteo escolar en Texas
El miércoles comenzaron a conocerse historias sobre las vidas de los 19
niños de cuarto año y de sus dos profesoras que perdieron la vida detrás de una
puerta bloqueada en la Escuela Primaria Robb de la localidad de Uvalde, en el
suroeste de Texas.
Vincent Salazar dijo que su hija de 10 años de edad, Layla, amaba nadar y
bailar en videos que subía a TikTok. Era rápida, ganó seis carreras en el día
de campo de la escuela, y Salazar publicó orgulloso en Facebook una fotografía
de Layla en la que mostraba dos de sus medallas.
Cada mañana, mientras la llevaba a la
escuela en su camioneta, Salazar ponía “Sweet Child O’Mine”, de Guns N’ Roses,
y la cantaban juntos, comentó.
“Era muy divertida”, señaló.
Manny Renfro dijo que el martes recibió la noticia de que
su nieto, Uziyah Garcia, de 8 años, estaba entre los fallecidos.
“Era el niño más dulce que he conocido”, afirmó. “No lo
digo solamente porque fuera mi nieto”.
Renfro contó que Uziyah lo visitó por última vez en San
Angelo durante las vacaciones de primavera. “Empezamos a jugar fútbol americano
juntos y le estaba enseñando patrones de pase. Era un niño muy rápido y podía
atrapar la pelota muy bien”, añadió. “Había algunas jugadas que yo nombraba y
él recordaba, y las hacía exactamente como las habíamos practicado”.
Javier Cazares dijo que se enteró el martes por la tarde
que su hija de 9 años de edad, Jacklyn Cazares, había fallecido en su salón de
clases. Estaba con un grupo de cinco niñas, incluida su prima segunda,
Annabelle Rodriguez, que eran muy buenas amigas.
“Todas están muertas”, comentó Cazares.
Las familias de las primas asesinadas se reunieron el
miércoles para consolarse mutuamente con una parrillada.
Cazares señaló que su hija era “explosiva” que tenía “una
voz, no le gustaban los bravucones, no le gustaba que molestaran a los niños”,
“Estaba llena de amor. Tenía un gran corazón”, comentó.
Veronica Luevanos, cuya hija de 10 años, Jailah Nicole
Silguero, estaba entre las víctimas, comentó entre lágrimas a la cadena
Univisión que su hija no quería ir a la escuela el martes y parecía presentir
que algo malo iba a pasar. El primo de Jailah también falleció en el tiroteo.
Todos los muertos eran de la misma aula, donde el agresor
se atrincheró el martes y comenzó a disparar contra los niños y sus docentes,
dijo el gobernador de Texas Greg Abbott en una conferencia de prensa el
miércoles. Señaló que el agresor utilizó un fusil semiautomático tipo AR-15 en
el ataque y publicó en Facebook poco antes del tiroteo que: “Voy a disparar a
una escuela primaria”.
El superintendente del distrito escolar Hal Harrell
contuvo las lágrimas mientras hablaba de los niños y sus profesoras.
“Por sus sonrisas angelicales, se puede ver que eran muy
queridos”, dijo Harrell sobre los niños. “Que les encantaba venir a la escuela,
que eran personas preciosas”.
Las dos profesoras “se volcaron en cuerpo y alma” a su
trabajo, añadió Harrell.
La maestra Eva Mireles, de 44 años, fue recordada como
una madre y esposa cariñosa. “Era aventurera. Definitivamente, diría cosas
maravillosas sobre ella. Se le va a extrañar mucho”, dijo su familiar Amber
Ybarra, de San Antonio.
Al comienzo del año escolar, Mireles publicó una carta en
el sitio web de la escuela con la que se presentó a sus nuevos estudiantes.
“¡Bienvenidos al 4to grado! ¡Tenemos un año fantástico
por delante!”, escribió la docente, señalando que había estado enseñando desde
hacía 17 años. Dijo que le encantaba correr y caminar, y que tenía una “familia
solidaria, divertida y amorosa”. Mencionó que su esposo era un policía del
distrito escolar y que tenían una hija adulta y tres “amigos peludos”.
La otra profesora que perdió la vida, Irma Garcia,
escribió sobre sus cuatro hijos, incluido uno que estaba en la Infantería de
Marina, en una carta de presentación a la clase. El sobrino de 21 años de edad
de Garcia, John Martinez, comentó al diario Detroit Free Press que la familia
se esforzaba por comprender que mientras el hijo de García se entrenaba para el
combate, era su madre la que moría en un tiroteo.
Familiares de Eliahna Garcia, de 10 años, recordaron el
amor que le tenía a su familia.
“Era muy feliz y extrovertida”, comentó la tía de
Eliahna, Siria Arizmendi, una profesora de quinto año en la Escuela Primaria
Flores, en el mismo distrito escolar. “Le encantaba bailar y hacer deporte. Le gustaba
mucho la familia, le gustaba estar con la familia”, añadió.
Lisa Garza, de 54 años, residente de Arlington, Texas,
lloró la muerte de su primo, Xavier Javier López, quien había estado esperando
ansioso la llegada del verano para dedicarlo a nadar.
“Era simplemente un niño de 10 años cariñoso que
disfrutaba de la vida, sin saber que hoy iba a ocurrir esta tragedia”, apuntó.
“Era muy jovial. Le encantaba bailar con sus hermanos y con su madre. Esto nos
ha afectado a todos”.
Lamentó lo que calificó como una regulación de armas poco
estricta.
“Deberíamos tener más restricciones, especialmente si
estos chicos no están en sus cabales y todo lo que quieren hacer es herir a la
gente, especialmente a niños inocentes que van a las escuelas”, afirmó Garza.
Arizmendi también habló molesta, y entre lágrimas, sobre
la forma en la que el agresor logró obtener un arma.
“Es difícil de entender o explicar con palabras”, dijo.
“Simplemente no sé cómo la gente puede vender ese tipo de arma a un joven de 18
años de edad. ¿Para qué la va a usar si no es para eso?”, cuestionó.
Mientras Ybarra se preparaba para donar sangre para los
heridos, reflexionó cómo nadie pudo detectar posibles problemas en el atacante
a tiempo para frenarlo.
“Para mí, se trata más bien de concienciar sobre la salud
mental”, afirmó Ybarra, una coach de bienestar que estudió en la primaria Robb.
“Alguien podría haber visto un cambio drástico antes de que ocurriera algo
así”.
Incluso para los sobrevivientes, había dolor.
Lorena Auguste estaba como maestra sustituta en la
Escuela Secundaria Uvalde cuando se enteró del tiroteo. Comenzó a enviar
mensajes frenéticamente a su sobrina, una estudiante de cuarto año en la
primaria Robb, hasta que su hermana le informó que la pequeña estaba bien.
Auguste dijo que su sobrina le preguntó esa noche: “Tía,
¿por qué nos hacen esto? Somos buenos niños, no hacemos nada malo”.
La funeraria Hillcrest Memorial, que está frente a la
escuela, señaló en una publicación en Facebook que ayudará a las familias de
las víctimas ofreciendo sus servicios gratuitamente. Se crearon páginas en
GoFundMe para muchas de las víctimas, incluida una en nombre de todas las
víctimas que ha recaudado más de 1,5 millones de dólares. AP
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