Legitimidad elecciones depende de participación; citan desafíos


A pesar de la pandemia de coronavirus, la actual campaña electoral se desarrolla en medio de un débil régimen de consecuencias, un clientelismo extendido y una reducción de la confianza de la ciudadanía en los partidos y las instituciones.
A esta conclusión llegan los destacados profesionales Francisco Álvarez, Tahíra Vargas, Paulo Herrera Maluf y Rosario Espinal en el foro «La coyuntura política de unas elecciones inéditas», organizado por el Centro Montalvo en coordinación con el Instituto de Filosofía Pedro Francisco Bonó, como parte de la serie «Fogaraté, tertuliando en Red» en la que se debaten temas de interés nacional. El evento virtual fue moderado por el sacerdote Pedro Mella, con la participación del periodista Fausto Rosario.
Álvarez consideró que no ha habido voluntad en los partidos ni los órganos sancionadores para castigar los delitos electorales como compra de votos, uso de recursos públicos y otros de los 62 establecidos en las leyes de Partidos y de Régimen Electoral.
Cree indispensable a futuro fortalecer la Junta Central Electoral (JCE) para lo que debe robustecerse la carrera administrativa de ese órgano para evitar incompetencias con cambio de autoridades. También que cuente con miembros independientes con capacidades gerenciales.
Otros retos citados es que los partidos organicen sus primarias y quitarle responsabilidad a la JCE; reducir el tiempo de campaña, los topes de gastos y de contribuciones, porque «pareciéramos que somos un país rico».
En tanto que Vargas destacó las barreras sobre la transparencia en la política y la vida comunitaria.
Cuestiona que exista, desde los actores comunitarios, el temor a exigir transparencia a los políticos para no cerrar posibles empleos o botellas una vez éstos estén en el poder.
Resalta otro elemento como el contenido lúdico y de festividad del ejercicio al voto donde el dinero, la música, el bandereo, la chercha y el pica pollo se han extendido como expresión de cultura popular.
También que el voto es visto como transacción económica no como un derecho ni un deber, ya que para moradores de los barrios las elecciones generan dinero, resuelven problemas coyunturales y disminuyen precariedades y esperan que les paguen para ir a votar. Plantea fortalecer la educación ciudadana para mejorar la práctica partidaria, la perspectiva de género, romper el clientelismo y el caciquismo.
Maluf consideró que el país está inmerso en un ambiente de gran desinformación y profunda desconfianza ciudadana en las instituciones políticas en medio de un pandemia que ha servido para ocultar problemas de gerencia y transparencia electoral como los ocurridos en las elecciones suspendidas de febrero.
Señaló que el actual contexto está precedido de una lucha que tiene un lado reeleccionista, unas primarias accidentadas y un candidato con cuestionamientos no aclarados.
De su lado Espinal dijo que se mantienen el proceso de desarticulación del sistema de partidos por prácticas autoritarias que dificultan su renovación mediante procesos democráticos. Indicó que los partidos no pueden generar inspiración y motivación, elementos importantes para la renovación del sistema democrático. Además, citó que ha habido un declive en la confianza institucional.

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