Después de la muerte de George Floyd, se vuelven a analizar antiguos casos
La muerte de Floyd, un hombre
negro, también provocó una avalancha de manifestaciones contra la brutalidad
policiaca y el arraigado racismo sistémico, lo que ha puesto de relieve varios
casos que habían sido poco conocidos en el mundo.
Atlanta, Estados
Unidos.- La historia de la muerte de Elijah McClain, que se
produjo luego de ser confrontado y arrestado por oficiales de la policía el año
pasado en el suburbio de Aurora en Denver, Colorado, no pasó desapercibida por
los residentes ni por los medios de comunicación locales en las semanas
posteriores al suceso.
Se publicaron
artículos y hubo algunas manifestaciones moderadas. Pero no fue nada en
comparación con la oleada de atención renovada que recibió su muerte después de
que el fallecimiento de George Floyd el mes pasado hizo que miles de
manifestantes salieran a las calles de ciudades de todo el país, incluso en
Colorado.
Ahora la historia de
McClain —un hombre negro de 23 años que no había cometido delito alguno pero
que fue reportado como “sospechoso” en una llamada al 911— ha llegado a ocupar
un lugar central en el debate exaltado y de rápido avance del país con respecto
a una reforma de la policía.
La madre de McClain
tuvo una presencia importante en el gobierno estatal esta primavera cuando los
legisladores debatieron una ley de reforma extraordinaria en materia policial.
En fechas recientes, la ciudad de Aurora prohibió una forma de sujeción
controvertida que había sido usada para detener a McClain, y retiró a un
investigador externo (que había sido contratado para investigar su muerte)
porque era un ex oficial de policía.
“Si no hubiera muerto
George Floyd, no creo que la gente le habría prestado atención a Elijah
McClain”, afirmó en una entrevista el activista Tay Anderson, director de la
junta de escuelas públicas de Denver. “Creo que la gente habría seguido sin
mostrar interés”.
En cambio,
celebridades como las cantantes Michelle Branch y Kacey Musgraves han estado
compartiendo la historia de McClain en las redes sociales. Además, casi 1,4
millones de personas han firmado una petición en la que solicitan que se
suspenda a los oficiales y que se lleve a cabo una investigación más rigurosa
sobre la muerte de McClain.
El fallecimiento de
McClain es uno de muchos episodios relacionados con la policía, misma que ahora
está bajo un nuevo escrutinio como consecuencia de la indignación causada por
la muerte de Floyd, asfixiado bajo la carga de la rodilla de un policía, un
encuentro fatal que fue captado en video.
La muerte de Floyd,
un hombre negro, también provocó una avalancha de manifestaciones contra la
brutalidad policiaca y el arraigado racismo sistémico, lo que ha puesto de
relieve varios casos que habían sido poco conocidos en el mundo, pero que
habían quedado como cicatrices en la mente de los vecinos.
En todo el país,
desde San Francisco hasta Houston y Duluth, Minnesota, los manifestantes ahora
pronuncian los nombres de otros hombres y mujeres asesinados en confrontaciones
con la policía o estos vuelven a aparecer en las páginas de los periódicos
locales.
Algunos de los
asesinatos perpetrados por la policía posteriores al de Floyd se han convertido
en puntos críticos, como el disparo fatal a Rayshard Brooks en Atlanta este
mes. En unos cuantos días, el jefe de la policía renunció; el oficial que jaló
el gatillo fue despedido y acusado de homicidio; un segundo oficial fue puesto
en labor administrativa y acusado de agresión; y el alcalde anunció una serie
de medidas destinadas a transformar el Departamento de Policía.
En el área de Nueva
Orleans, los manifestantes han protestado contra la muerte por arma de fuego de
Modesto Reyes, un hombre negro a quien le dispararon los agentes del alguacil
en el área suburbana de la Parroquia de Jefferson dos días después de la muerte
de Floyd el Día de los Caídos. (El departamento del alguacil dijo que Reyes
apuntó una pistola a sus representantes cuando lo estaban persiguiendo).
La agitación del
momento ha llegado a varias décadas anteriores: la semana pasada en Minnesota,
atribuyeron a Floyd parte del logro de concederle el perdón póstumo a Max
Mason, un hombre negro sentenciado injustamente por la violación de una mujer
blanca hace cien años.
“Como le dije a la
junta encargada de los indultos, el caso de Max Mason es como los de George
Floyd, Ahmaud Arbery y Philando Castile”, comentó Jerry Blackwell, el abogado
de Minneapolis que redactó la solicitud de perdón y mencionó el nombre de otros
dos hombres negros cuyas muertes violentas han sido de gran repercusión en las
causas por los derechos humanos. “Lo que todos ellos tienen en común es una
idea estereotipada y racista de los hombres negros de este país”.
Queda por ver si el
interés renovado en muchos de estos casos menos prominentes tendrá un efecto
tangible en sus resultados.
Sam Walker, experto
en responsabilidad policial de la Universidad de Nebraska en Omaha, señaló que
no se sabía con certeza si casos antiguos ya cerrados se reabrirían para su
investigación. Pero al menos, comentó, este nuevo interés destaca el hecho de
que los casos problemáticos no son ninguna excepción.
“Lo que creo que es
importante es hasta qué punto el debate público en la comunidad
afroestadounidense sobre estos antiguos casos en realidad representa la memoria
colectiva en ella, la cual no existe para los blancos”, comentó Walker.
“Rescata todos estos antiguos problemas y aflicciones: esto sucede todo el
tiempo; nunca se hace justicia”.
La indignación por la
muerte de Floyd abrió la puerta a un interés renovado por varias muertes
recientes. Breonna Taylor fue asesinada a tiros en marzo cuando la policía de
Louisville, Kentucky, echó abajo la puerta de su apartamento en una redada en
la que no encontraron drogas. Su caso captó poca atención hasta después de la
muerte de Floyd, cuando de inmediato comenzaron a aumentar las búsquedas de su
nombre en Google.
En la ciudad de
Oklahoma, la policía publicó un video de la muerte de Derrick Scott, quien
falleció hace un año cuando lo custodiaba la policía luego de una confrontación
con los oficiales. En Kansas City, Misuri, esta semana pasada, los fiscales
anunciaron los cargos contra un detective blanco de la policía por asesinar a
tiros a un hombre negro, Cameron Lamb, cuyo nombre se encontraba entre los
muchos que han estado mencionando los manifestantes locales en las protestas
callejeras.
También en Houston,
los activistas han estado ejerciendo presión para que el Departamento de
Policía publique las imágenes de una cámara relacionadas con la muerte de un
enfermo mental latino de 27 años, Nicolás Chávez. Al parecer, un espantoso
video tomado por un residente muestra cómo los oficiales dispararon varias
veces a Chávez mientras estaba arrodillado.
En algunos casos, las
agencias de noticias han tenido una participación fundamental para sacar a la
luz nuevos detalles. En Austin, los manifestantes han recordado a Javier
Ambler, otro hombre de Texas que murió en marzo de 2019. Según los informes
noticiosos, los agentes del alguacil del condado de Williamson intentaron
detener a Ambler por no reducir la intensidad de sus faros y luego lo
persiguieron cuando no se detuvo. Lo mantuvieron sujeto y le dieron una
descarga eléctrica mientras alegaba que tenía insuficiencia cardiaca congestiva
y que no podía respirar.
Un equipo de
filmación de “Live PD” estaba con el oficial que lo perseguía y filmó el
encuentro, pero después sostuvo que había destruido las imágenes porque, según
el presentador, el programa tenía la política de no mostrar víctimas mortales.
Desde entonces, el programa ha sido cancelado.
El Austin
American-Statesman y KVUE-TV, la filial local de ABC, han estado solicitando
más información sobre el caso durante meses, pero apenas hace poco obtuvieron
los documentos y el video de la policía, informó el American-Statesman. El 8 de
junio, este diario publicó un artículo que decía que Ambler había gritado
“Sálvenme”, antes de que los alguaciles le dieran una última descarga.
“Su muerte nunca
apareció en los encabezados”, afirmaba el artículo.
Pese a la exigencia
cada vez mayor de analizar los casos nuevos, algunas familias saben que sus
casos no estarán entre ellos, pero encuentran consuelo en la forma en que las
manifestaciones están presionando para que haya reformas más amplias en materia
de justicia penal.
En 1986, Jimmie Lee
Bruce hijo, de 20 años, visitaba a su familia por las vacaciones de invierno de
la universidad y fue al cine con sus amigos en Walkill, Nueva York. Fue
asesinado en el estacionamiento con una llave de estrangulación que le aplicó
un oficial de policía blanco que tenía un segundo empleo como guardia de
seguridad. Su madre de 75 años, Maude Bruce, era presidenta del capítulo de
Ellenville, Nueva York, de la Asociación Nacional para el Progreso de las
Personas de Color.
Bruce comentó que en
ese momento hubo mítines por su hijo afuera de la comisaría y en Albany, donde
el gobernador aceptó la exigencia de nombrar a un fiscal especial. Señaló que
dos grandes jurados se rehusaron a procesar al oficial.
Bruce mencionó que no
había forma de que se reabriera el caso, pero hace poco escuchó cuando el
asambleísta que la representó en ese momento testificó en Albany a favor de un
proyecto de ley para prohibir las llaves de estrangulación, el cual fue
aprobado y convertido en ley.
“Dijo que Jimmie Lee
Bruce hijo no murió en vano”, comentó Bruce, “ya que estamos aquí 36 años
después”. The New York Times
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