Hipólito Mejía propone que al monseñor Agripino Núñez Collado sea parte del Dialogo para solucionar crisis electoral
Vista la crisis
electoral creada en el país por la suspensión de las elecciones municipales
que, como manda la Constitución de la República, debieron celebrarse el pasado
16 de febrero, expreso mi pleno respaldo a la realización de un diálogo
nacional que sirva para superar este preocupante impase y evitar futuros
conflictos.
Esa suspensión
ocurrió como resultado de acciones irresponsables que le negaron a la
ciudadanía el derecho a elegir y ser elegido sin miedo y con absoluta libertad.
Ninguna justificación es válida para negar ese derecho.
Consecuentemente,
propongo que trabajemos para crear de inmediato un espacio de diálogo que
incluya a todos los actores de este proceso. Tenemos ya las propuestas a favor
de este diálogo por parte del gobierno, del sector empresarial, los partidos
políticos, las iglesias, la sociedad civil, varios organismos internacionales y
la ciudadanía en sentido general.
La juventud
dominicana ha hecho escuchar con mucha claridad, fuerza y civismo su deseo de
que la democracia dominicana sea una realidad, para beneficio de todos.
Debe destacarse
que los partidos políticos han fijado públicamente las condiciones que debemos
crear a fin de que este diálogo nacional garantice la celebración exitosa de
las elecciones, tanto el 16 de marzo como el 17 de mayo próximos.
Para que este
diálogo se produzca en un ambiente transparente, serio, respetuoso, confiable y
apegado a las normas establecidas, es necesario tener interlocutores válidos y
árbitros con experiencia y credibilidad.
Por todo lo dicho,
me permito proponer que Monseñor Agripino Núñez Collado sea invitado a
participar en el equipo de personas que, en representación de todos los
actores, participarán en este urgente y necesario diálogo.
Núñez Collado ha
demostrado con hechos su capacidad mediadora y de diálogo. Él ha estado
presente en la búsqueda de solución a todas las crisis electorales que ha
vivido el país en las últimas décadas.
Sería un
acto de generosa sabiduría contar con su participación en la presente crisis,
en la cual se juega la estabilidad política, social y económica de la República
Dominicana.
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