Discurso íntegro del presidente Danilo Medina
El presidente Danilo Medina realizó
hoy su octava y última rendición de cuentas a la nación el 27 de Febrero. Aquí
el discurso íntegro.
Discurso de Rendición de
Cuentas del Excelentísimo Señor Presidente de la República, Lic. Danilo Medina
ante la Asamblea Nacional
27 de febrero 2020
Honorable Dr. Reinaldo Pared Pérez,
Presidente del Senado de la
República y de esta Asamblea Nacional;
Honorable Dra. Margarita
Cedeño de Fernández,
Vicepresidenta de la
República;
Honorable Lic. Cándida
Montilla de Medina,
Primera Dama de la
República;
Honorable Lic. Luís Henry
Molina,
Presidente de la Suprema
Corte de Justicia;
Honorable Dr. Milton Ray
Guevara,
Presidente del Tribunal
Constitucional;
Honorable Dr. Julio César
Castaño Guzmán,
Presidente de la Junta
Central Electoral;
Honorable Dr. Román Jáquez,
Presidente del Tribunal Superior
Electoral;
Honorable Lic. Radhamés
Camacho,
Presidente de la Cámara de
Diputados;
Honorable Dr. Hugo
Francisco Álvarez Pérez,
Presidente de la Cámara de
Cuentas;
Honorable Dra. Zoila
Martínez Guante,
Defensora del Pueblo;
Honorables Miembros de la Asamblea
Nacional,
Senadores y Diputados de la
República;
Señores Ministros y demás
funcionarios del Gobierno;
Su Excelencia Reverendísima
Monseñor Ghaleb Moussa Abdallah Bader,
Nuncio Apostólico de su
Santidad y Decano del Cuerpo Diplomático acreditado en el país;
Honorables Miembros del
Cuerpo Diplomático y Consular Acreditados en la Republica Dominicana;
Honorables Miembros de
Organismos Internacionales acreditados ante el Gobierno de la República
Dominicana;
Autoridades Civiles y
Militares;
Invitados Especiales;
Distinguidos Miembros de la
prensa;
Señoras y señores,
Pueblo dominicano;
Como cada año, hoy
recordamos orgullosamente la gesta gloriosa de nuestros próceres, quienes
levantaron la bandera de la independencia y la soberanía.
Esos héroes y heroínas
fueron capaces de los mayores sacrificios porque en todo momento los animaba la
convicción de que los dominicanos, unidos en una sola nación, seríamos capaces
de alcanzar grandes conquistas.
Movidos por esa misma
convicción, celebramos hoy el nacimiento de la República Dominicana y damos
siempre lo mejor de nosotros mismos, para seguir construyendo una Patria más
grande, más próspera y más justa.
Este es el octavo y último
año en que tengo el honor de comparecer ante ustedes a rendirles cuentas como
Presidente de la República.
Por tanto, se trata no sólo
de una ocasión solemne, sino también de un acto cargado de significado y de
emoción para este, su servidor.
Y lo es porque haber tenido
la oportunidad de trabajar por mi país durante estos años me mueve a una enorme
y profunda gratitud.
Gratitud, en primer lugar
hacia esos mismos padres de la Patria, que hicieron posible el nacimiento de
nuestra Nación.
Gratitud, en segundo lugar,
hacia todos los que me han acompañado en estos años.
A mi familia, sin cuyo
apoyo incondicional no hubiera superado tantos momentos complicados. Y también
a mi otra gran familia, la que componen los funcionarios de todo rango y los
equipos de trabajo que, con su esfuerzo y dedicación, han hecho posible que se
cumplieran, una por una, las promesas contenidas en nuestro programa de
gobierno.
Gratitud a ustedes,
miembros de esta Asamblea Nacional, por su gran contribución, dotando al país
de un amplio cuerpo legislativo que ha permitido modernizar el Estado y seguir
avanzando.
Y, por encima de todo,
gratitud, por supuesto, al pueblo dominicano.
A ese pueblo que nos ha
dado su confianza y nos ha acompañado en todo momento, con su fuerza y
capacidad, para lograr la transformación de nuestro país.
Esa confianza, no les quepa
duda, es el bien más preciado que llevo conmigo. Y pueden creerme cuando les
digo que he procurado honrarla en todo momento y hacerme merecedor de ella, día
tras día.
Porque sé que ha sido
gracias a la unión y al entusiasmo de nuestra gente que hemos logrado hacer,
tal como les prometimos en 2012, lo que nunca se había hecho.
Por eso, desde la más
sincera humildad y consciente también de lo mucho que aún queda por hacer,
tengo que decirles hoy: ¡Gracias! ¡Muchas gracias!
Dominicanos y dominicanas,
Si me lo permiten, ahora
deseo referirme a la delicada situación que vive el país tras la suspensión de
las elecciones municipales del pasado 16 de febrero que ha generado una
justificada indignación en toda la sociedad. Ya lo hemos dicho: se trata de un
hecho lamentable y bochornoso que nos avergüenza y que empaña la democracia
dominicana.
Me identifico plenamente
con el clamor de amplios sectores de la sociedad dominicana, especialmente las
nuevas generaciones, en el sentido de que se busque a fondo la verdad, toda la
verdad, sin cortapisas ni restricciones. El pueblo dominicano demanda y merece
una respuesta.
Un acontecimiento de esta
envergadura no puede quedar sin explicar, o con explicaciones a medias o
acomodaticias.
Comprometido como el que
más a que esta situación se aclare, hemos dado el apoyo para que la
Organización de los Estados Americanos (OEA), la Fundación Internacional para
Sistemas Electorales (IFES) y la Unión Interamericana de Organismos Electorales
(UNIORE) realicen una investigación independiente y rigurosa para que ofrezcan
al pueblo dominicano y a la comunidad internacional una explicación objetiva y
veraz de lo que impidió que las elecciones municipales pudieran celebrarse, tal
como estaban programadas.
De nuestra parte, pondremos
a disposición de la OEA y demás organismos internacionales todo cuanto
necesiten para llevar a cabo esa investigación.
Reitero: debe ser una
investigación completa, que no deje nada sin escudriñar y que saque a la luz
pública absolutamente todo lo que resulte de esa investigación.
Restablecer la confianza
perdida requiere como punto de partida que tengamos esa explicación
independiente y objetiva, a la vez que trabajamos juntos para reencauzar el
calendario electoral con todas las garantías para que algo similar no vuelva a
ocurrir en los procesos electorales ha celebrarse los días 15 de marzo y 17 de
mayo próximo.
Señoras y señores,
En esta intervención,
trataré de resumir las principales realizaciones de estos dos periodos de
gobierno.
No crean, sin embargo, que
por ser esta la última rendición de cuentas de esta administración no voy a
hablarles de nuevos proyectos, porque aún tenemos 6 meses de actividad por
delante y, pueden estar seguros de que, una vez más, sorprenderemos a los
incrédulos.
Así ocurrió en 2012, cuando
muchos pensaban que no seríamos capaces de llevar a cabo todas las medidas
revolucionarias que nos proponíamos.
El tiempo ha demostrado que
se equivocaban y hoy podemos estar orgullosos, no solo como gobierno, sino
también como nación. Porque la República Dominicana ha demostrado en menos de
ocho años que ¡SÍ se puede!
Hemos demostrado que, con
trabajo, los sueños de ayer sí pueden ser y son, la realidad de hoy.
Una realidad concreta,
palpable e irrefutable, aunque haya algunos que insistan en no querer verla.
Una realidad que nos
muestra todo lo que somos capaces de lograr cuando trabajamos juntos!
El cambio seguro del que
les hablé en 2012, ya es una realidad.
Les dije entonces que
trabajaríamos con la gente y para la gente, y eso es lo que hemos hecho durante
más de 7 años.
Con nuestra mejor voluntad,
con el corazón en cada proyecto y poniendo siempre en primer lugar a los que
más necesitan.
Y hemos trabajado también,
por qué no decirlo, con valentía. Enfrentando, uno por uno, problemas que
nuestro país había arrastrado durante décadas y que eran aplazados, gobierno
tras gobierno.
El problema del suministro
eléctrico, por ejemplo. Es un orgullo para mi poder afirmar que a partir de la
entrada de Punta Catalina, inyectando 756 Megavatios al sistema eléctrico
nacional interconectado, estamos a punto de decirle adiós para siempre a los
fastidiosos apagones.
El problema de la
educación. Todavía recuerdo cuando prometí construir 28 mil aulas y dar
desayuno, comida y merienda a los estudiantes. Como se reían de mí. Pues bien,
ahí están. Vamos a finalizar la gestión con más de 33 mil nuevos espacios
educativos entregados y dando alimentación escolar a más de 1,600,000 estudiantes.
El problema de la salud.
Recuerdo también mis primeras visitas a los hospitales Morgan y Darío Contreras
en el Gran Santo Domingo. Lo que encontramos era indigno de seres humanos.
Vayan ahora a cualquiera de los 86 nuevos hospitales o centros de diagnóstico.
Se darán cuenta de que no tienen nada que envidiarle a un centro médico
privado.
El problema penitenciario,
al que nadie le había puesto la mano en décadas. Teníamos centros con capacidad
para 14,000 personas albergando a más de 25,000, en condiciones deplorables que
hacían imposible cualquier política de reinserción social. Pues bien, cuando
termine esta administración seremos probablemente, el único país de América
Latina con hacinamiento cero en sus centros penitenciarios.
Dominicanos y dominicanas,
Como ven, muchas cosas han
cambiado, para mejor y para siempre.
De estos y otros muchos
cambios profundos que ha vivido nuestro país hablaremos hoy.
Sin embargo, solo hay una
forma justa de valorar el camino recorrido, y es recordar cuál fue nuestro
punto de partida.
Solo así podremos ver con
perspectiva y ponderación la verdadera dimensión de nuestros avances.
Hoy me propongo hacer ese
ejercicio frente a todos ustedes.
Les compartiré de dónde
veníamos, a dónde hemos llegado y si me lo permiten también, hacia dónde
considero que debemos ir.
Para que quede escrito lo
que ha sido capaz de lograr el pueblo dominicano en menos de ocho años.
Y sobre todo, para que
nadie vuelva a decirnos que no es posible alcanzar una meta.
Honorables miembros del
Congreso Nacional,
Empecemos hablando de la
economía porque, aquí tiene su origen el gran cambio, para mejor, que hemos
vivido en estos años.
Hoy, nuestro país ocupa uno
de los primeros lugares en el ranking regional de crecimiento del PIB, de
ingresos disponibles, de Inversión Extranjera Directa y de reducción del
desempleo y la pobreza
Atrás quedaron el déficit
que llegó a ser cerca del 7% del Producto Interno Bruto, el crecimiento por
debajo del 3.9% y las recaudaciones que estaban por debajo de lo estimado.
Es decir, hemos remontado
hasta tal punto que al dejar el gobierno dejaremos también una economía en
plena expansión.
Una economía que algunos no
dudan en llamar “El milagro dominicano”.
Veamos los principales
indicadores económicos del año 2019.
Me complace informarles que
durante el año pasado la economía dominicana continuó transitando el camino del
crecimiento económico con estabilidad de precios.
La economía creció 5.1% al
cierre de 2019, el crecimiento más alto de América Latina y el Caribe.
Indudablemente esto marca un hito, especialmente si tenemos en cuenta que el
resto de América Latina y el Caribe creció en promedio 0.1%. Es decir, que la
República Dominicana no solo fue el país de América Latina que más creció, sino
que crecimos 50 veces más que el promedio de la región!
Y es bueno recordar que en
los últimos 7 años, la República Dominicana ha crecido en promedio 6.0% anual.
Un punto a destacar en el
marco de este crecimiento económico extraordinario es el rol del pujante y
emprendedor sector privado de la República Dominicana. La inversión y el
consumo de origen privado explican más del 85% de la demanda interna.
En otras palabras, el
sector público ha sentado las bases de confianza y certidumbre y la iniciativa
privada se ha desarrollado a plenitud.
Cabe resaltar que el
crecimiento se muestra en prácticamente todas las actividades productivas desde
la Construcción, Finanzas, Energía y Agua, Transporte, Actividades
Inmobiliarias, Salud, Agropecuario, entre otros.
Los logros alcanzados en
término de la economía nacional y a nivel de los hogares, se han complementado
con un excelente desempeño del sector externo, cerrando el 2019 el saldo de la
cuenta corriente de la balanza de pago con un déficit de apenas 1.4% del PIB.
De manera que esas cuentas saneadas son parte del legado que dejaremos.
A su vez, la depreciación
del tipo de cambio, entre el - 4 y el -9%, se encuentra por debajo del promedio
de las economías regionales y la inflación acumulada en 2019 se situó en 3.66%,
es decir, se mantiene por debajo de la meta de inflación de 4.0%, ±1%.
La inflación promedio para
toda la gestión fue de 2.65%, la más baja en los últimos 7 años.
Esta mejoría en las cuentas
externas ha permitido la acumulación de Reservas Internacionales a los niveles
más altos de la historia del Banco Central: 8,781 millones de dólares al cierre
de 2019; lo que representa alrededor de 10% del PIB, valor considerado como
óptimo por el FMI.
Por su parte, el crédito en
el sector privado experimentó en 2019 la mayor expansión anual en la historia
dominicana, con un crecimiento interanual de 11.7%.
El buen desempeño de la
economía dominicana y el fortalecimiento de sus fundamentos durante los últimos
siete años ha permitido que las tasas de interés registren una reducción
generalizada, contribuyendo a que el crédito al sector privado se haya
expandido, hasta alcanzar los 1.2 billones de pesos.
Comparémoslo con los 0.5
billones millones de pesos que a finales de 2012 fluían hacia los sectores
productivos y los hogares del país. Es decir, en estos casi 8 años de gobierno
se ha multiplicado por 2 el crédito en la República Dominicana.
La combinación de reglas de
juego claras y transparentes, junto a la implementación de políticas económicas
coordinadas en el ámbito fiscal y monetario, han permitido un aumento
significativo del tamaño de la economía dominicana, es decir, del producto
interno bruto en dólares.
Pasamos de 60,739.9
millones de dólares en 2012 a 88,952.8 millones de dólares en 2019, es decir,
más de 28,000 millones adicionales, lo que equivale a un crecimiento acumulado
de 46.4% en 7 años.
Esta cifra, señoras y
señores, consolida a la República Dominicana como la mayor economía de toda
Centroamérica y el Caribe y coloca nuestro PIB per cápita (en dólares ajustado
por paridad de poder adquisitivo) en la sexta posición de América Latina,
superado solo por Panamá, Chile, Uruguay, México y Argentina, según el reporte
Panorama Económico Mundial, del FMI.
Sin embargo, lo más
importante es ver que, tras cada una de estas cifras macro, hay también
beneficios tangibles para el pueblo dominicano, en forma de empleo y nuevas
oportunidades.
Desde nuestra llegada a la
presidencia hemos creado 889,986 empleos netos, para un ritmo promedio de
creación de empleos anuales de 127,141 empleo por año, superando con creces la
meta de 100,000 empleos de nuestro programa de gobierno. Para que no quede
dudas, el número de dominicanos y dominicanas empleados en el 2012 era de
3,825,893; a finales de 2019 estaban empleados 4,715,879 dominicanos y
dominicanas.
Si, como todo parece
indicar, seguimos a este ritmo, este año estaremos alcanzando el empleo número
un millón.
Por su parte, la tasa de
desocupación abierta cayó a 5.9%, la más baja de nuestra historia reciente.
Sabemos, además, que se han
creado puestos de empleo de calidad y mejor remunerados.
Porque este dinamismo en el
mercado laboral ha estado acompañado por el crecimiento de los salarios reales,
especialmente en los quintiles de ingresos más bajos, los cuales registraron un
incremento acumulado de 33.1% entre 2013 y 2019.
El salario mínimo nominal
de las pequeñas, medianas y grandes empresas del sector privado del año 2019
resulta ser superior en 56% al de 2013, registrando un aumento promedio cada
dos años de 16% aproximadamente.
Todo esto se ha traducido
en una reducción sin precedentes de la pobreza monetaria, que pasó de 39.7 % en
2012 a 20.6% en 2019.
Eso quiere decir que 1 millón
800 mil dominicanos lograron superar el umbral de la pobreza en siete años y
medio.
No sólo eso, además el
porcentaje de personas en situación de pobreza extrema descendió de 9.9% a 2.4%
durante el mismo período de gobierno, lo que significa que 700 mil dominicanos
salieron de la pobreza extrema.
Y para quienes dudan de
nuestras cifras les diré que han sido refrendadas por la CEPAL en su informe
Panorama Social de América Latina 2019, donde se destaca a la República
Dominicana como uno de los países que presentaron mayores reducciones de la
pobreza monetaria, ocupando actualmente la posición número 7 con menor pobreza
entre los países de América Latina y el Caribe.
De seguir así, a lo largo
de este año podríamos llegar a ver cómo ¡por primera vez en nuestra historia!
la pobreza queda por debajo del umbral del 20%.
Señoras y señores,
Reducir la pobreza de un
país a la mitad en 7 años. Eso es cambio! ¡Ese es el verdadero cambio!
Sin embargo, el hecho de
que el crecimiento económico sea equitativo no es algo que podamos dar por
supuesto. Sobran en el mundo ejemplos de países donde no se da esta situación.
Nosotros, hemos ido
reduciendo sustancialmente la desigualdad. El coeficiente Gini, que mide esta
variable, se situaba en 2012 en 0,487 y en 2019 descendió a 0,431. Esto puede
parecer una cifra poco significativa a simple vista, pero deja de serlo cuando
la traducimos.
Dicho de forma sencilla,
esta reducción quiere decir que en este momento la República Dominicana es uno
de los países con menos desigualdad de toda América Latina!
Porque desde el primer día
de gobierno les dije que mi prioridad sería combatir a nuestros dos grandes
enemigos: la pobreza y la desigualdad, y así ha sido!
Les dije que pondríamos la
economía al servicio de la gente y no al revés, y así ha sido también!
Honorables Asambleístas,
Entre 2012 y 2019 todos
estos avances juntos hicieron que República Dominicana haya ascendido 8
posiciones en la clasificación del Índice de Desarrollo Humano.
Eso quiere decir que la
República Dominicana está ahora entre las 4 naciones del mundo, óigase bien,
¡del mundo! en las que el desarrollo integral de la población mejoró más en los
últimos años.
Señoras y señores,
Hablemos de sectores
estratégicos, como el turismo.
En 2012 visitaban el país
4.5 millones de turistas al año, lo que nos generaba un ingreso de 4 mil 600
millones de dólares, ambas cifras nada despreciables.
En 2019, la República
Dominicana recibió 7.5 millones, entre turistas que ingresaron vía aérea y
cruceristas, y esto a pesar de las dificultades experimentadas por el sector a
raíz de la cobertura de noticias negativas por medios de prensa externos, que
implicaron la moderación de su tendencia de crecimiento.
Los ingresos por turismo en
2019 sumaron 7,468 millones de dólares.
Entre 2013 y 2019,
República Dominicana recibió más de 45 millones de visitantes, y más de
US$45,700 millones de ingresos en divisas por turismo, lo que nos consolida
como líderes y destino favorito de Centroamérica y el Caribe.
Como saben, en este sector
nos propusimos una meta ambiciosa: que en un periodo de 10 años, el país
recibiera 10 millones de turistas anuales. Y esa meta, si sigue la tendencia
que hemos marcado, se cumplirá en 3 años, tal como dijimos.
Señores y señoras,
Otro sector que año tras
año desde el 2012 ha vivido un resurgir en su dinamismo es el de las zonas
francas de exportaciones, uno de los sectores económicos que más ha crecido,
con un 9.8% solo en el último año.
En 2012 las exportaciones
de este sector alcanzaron alrededor de 5 mil millones de dólares, repartidos
entre 53 parques que generaban 134 mil puestos de trabajo.
En los últimos 7 años hemos
revertido esa situación, al punto que la inversión total acumulada de las empresas
registró un crecimiento de un 82.6%, con recursos provenientes de los 5
continentes.
En definitiva, encontramos
unas zonas francas decaídas y dejaremos unas zonas francas en plena actividad.
Con inversiones que superan los 6 mil 200 millones de dólares, en 74 parques
que ya dan empleo a 176,473 dominicanos y dominicanas.
Las zonas francas han
pasado los últimos años por un proceso de diversificación que las han
transformado de parque de producción de textiles a producto de mayor valor
agregado, lo que nos ha posicionado como referente de productos de mayor
calidad en varios rubros.
Somos así: el primer
exportador mundial de cigarros. El segundo exportador de interruptores
eléctricos a los Estados Unidos. Tercer exportador de instrumentos de médicos de
América Latina y cuarto proveedor de los Estados Unidos.
Segundo exportador
latinoamericano de velas y velones aromáticos. Segundo exportador de trajes de
fibras sintéticas a los Estados Unidos. Tercer exportador de calzados a
Latinoamérica y noveno hacia los Estados Unidos.
Señoras y señores,
Nuestro modelo de
crecimiento inclusivo no sería posible sin el progreso de las micro y pequeñas
empresas, que son la base de nuestra economía.
Sin embargo, para que
pudieran realmente participar y aportar al crecimiento económico del país,
nuestras MIPYMES necesitaban en 2012 un apoyo fundamental: crédito. Crédito
accesible a tasas de interés razonables.
Por eso, pusimos en marcha
iniciativas como Banca Solidaria, que entre 2012 y 2019 ha prestado más de 33
mil millones de pesos a unos 683 mil micro y pequeños empresarios.
Si sumamos los préstamos
otorgados por Banca Solidaria, el Fondo Especial para el Desarrollo
Agropecuario, el Banco Agrícola y la Fundación Reservas del País, nos
encontramos con que nuestras mipymes han recibido cerca de 200 mil millones de
pesos en créditos, desde que llegamos al gobierno.
En estos 7 años, los
clientes de Banca Solidaria no solo han creado miles de puestos de trabajo con
sus emprendimientos, sino que además lo han hecho con una tasa de morosidad del
0.83%, muy por debajo del promedio del sistema bancario nacional.
Por otra parte, el año
pasado implementamos dos medidas que las pymes llevaban tiempo solicitando, por
un lado instauramos el Régimen Simplificado de Tributación o monotributo, y por
otro eliminamos el anticipo del impuesto sobre la renta.
Estos esfuerzos han dado
sus frutos. Al día de hoy las MIPYMES generan 2.7 millones de empleos y aportan
casi el 40% del PIB, aporte que era del 27% en 2012.
Amigos y amigas,
En paralelo con el
desarrollo de nuestros emprendedores, hemos puesto gran énfasis en la
capacitación de nuestro capital humano, especialmente de nuestros jóvenes, para
garantizar su acceso al mercado de trabajo.
Así, el INFOTEP ha ampliado
su oferta académica de 591 opciones de cursos que tenía en 2012 a más de mil en
2019.
Durante estos años INFOTEP
ha ofrecido más de 283 mil cursos y desplegado 56 talleres móviles en todo el
país. Estamos hablando de más de 5 millones 65 mil certificados de formación
técnica entregados.
Solo en 2019 se entregaron
más de 816 mil certificados.
Comparémoslo con los 305
mil que se entregaron en 2011.
Casi hemos triplicado la
formación técnico profesional, que es un espacio de articulación crucial entre
educación, trabajo y desarrollo con igualdad.
Pueblo dominicano,
Otro de los principales
propósitos de nuestro gobierno ha sido mejorar las carreteras dominicanas y
todas las infraestructuras del país.
Porque lo cierto es que en
2012 nos encontramos con una aceptable infraestructura vial en la capital, pero
en el resto del país la situación era algo diferente.
Por eso, desde 2012
emprendimos a través del Ministerio de Obras Públicas, un inmenso trabajo de
construcción, reconstrucción y rehabilitación de carreteras y puentes en todo
el territorio nacional, interconectando el país de norte a sur y de este a
oeste.
Hemos modernizado nuestra
red vial con infraestructuras de primer nivel y, además, contamos con un
eficiente sistema de asistencia en las carreteras, que las ha colocado entre
las más seguras de América Latina.
Las obras son tantas que no
podemos dedicar el tiempo de este discurso a enumerarlas y, por eso, ayer
hicimos esta publicación en la prensa, que recoge una gran cantidad de las
obras realizadas en los últimos 7 años y medio.
Además, próximamente vamos
a inaugurar una obra que viene a transformar nuestra capital: la Circunvalación
del Gran Santo Domingo, que contribuirá notablemente a desahogar el tránsito,
permitiendo que los vehículos de carga y los que se desplazan de un punto a
otro del país no tengan que atravesar las calles de la ciudad.
Igualmente, estarán listas
antes del 16 de agosto la Avenida Ecológica, la carretera Puerto Plata -
Navarrete, la carretera turística Santiago- Puerto Plata, el Palacio de
Justicia de Santo Domingo, los Museos de la Plaza de la Cultura, así como los
proyectos de El Riíto en La Vega, Tenguerengue y nueva Mesopotamia y la
Circunvalación de San Juan de La Maguana, la Circunvalación de Azua, la
circunvalación de San Francisco de Macorís, entre otras, de un total de 95
obras que serán entregadas solo por el Ministerios de Obras Públicas antes del
16 de agosto.
En paralelo con este
esfuerzo, también hemos prestado gran atención a mejorar el servicio de transporte
público dentro de las ciudades.
Sirva como ejemplo el Metro
de Santo Domingo, que ha pasado de transportar 31 millones de pasajeros al año
en 2012 a transportar 105 millones en el 2019, gracias a la finalización de la
línea 2 y a la construcción y apertura de la Línea 2B.
Y, por supuesto, no puedo
dejar de hablarles de la construcción y puesta en marcha del teleférico de
Santo Domingo, que ha unido 30 barrios de Santo Domingo Norte y Este.
Después de un largo proceso
de licitación se iniciaron los trabajos de construcción de la línea dos del
teleférico de Santo Domingo, que contará con 8 estaciones, beneficiando los
barrios: Buenos Aires, Barrio Libertador, Las Palmas, Villa Aura, Las Caobas,
Manoguayabo, Alameda, San Miguel, Los Peralejos, Pantoja, Los Alcarrizos
Viejos, La Yuca, Savica, San Rafael, Puente Blanco, Barrio El Invi, 24 de
Abril, Los Americanos, Barrio La Unión y Barrio la Esperanza, entre otros.
Tomemos también el ejemplo
de la OMSA. En 2012, solo estaban circulando 125 autobuses, al día de hoy
tenemos 450 unidades, en buen estado y la mitad de ellas con conexión a
internet.
Además, hemos dejado
sentadas las bases para que el próximo gobierno pueda desarrollar en toda su
extensión el Sistema Integrado del Transporte Público de Pasajeros, que ahora
funciona en fase piloto en 4 corredores, permitiendo viajar de forma más
cómoda, barata y segura, gracias al pago único con tarjeta.
Señoras y señores,
Como les decía al
principio, otro tema complejo al que decidimos hacer frente fue el de la energía
eléctrica.
Para ponerlo de manera
sencilla, antes de 2012, la capacidad de energía instalada en el país era de
2,998 megavatios y para enero de 2020 ya eran 4,850 megavatios. Es decir, este
gobierno prácticamente ha duplicado el suministro eléctrico del país.
Producir casi dos mil
megavatios más significa que ahora hay un millón 875 mil familias que reciben
energía eléctrica las 24 horas, o sea, un 130% más de hogares con electricidad
24/7 que en 2012.
Solo la construcción de
Punta Catalina aporta 756 megavatios diarios con la tecnología fósil más limpia
y eficiente del país.
Por eso, no exagero cuando
digo que Punta Catalina marca un antes y un después en el país.
Porque, además de
contribuir a la disminución del endeudamiento, esta planta va a reducir la
factura eléctrica de las familias dominicanas y está atrayendo ya nuevas
inversiones.
Y a esto ayudará también
otra gran noticia ocurrida este año. Me refiero a la puesta en marcha hace unos
meses del gasoducto de 50 kilómetros instalado en el Este del país, desde Boca
Chica hasta San Pedro de Macorís por la firma AES Dominicana y que está
permitiendo convertir a gas natural las unidades Quisqueya I y II, CESPM,
Sultana del Este y de ser posible Los Orígenes, con una capacidad conjunta de
940 megawatts.
Señoras y señores,
Más allá de aumentar la
generación y mejorar la distribución, nuestra otra gran meta ha sido
diversificar la matriz eléctrica, dando prioridad a proyectos de energía limpia
y renovable.
Cabe destacar que antes de
2012 solamente se generaban 33 megavatios a través de energías renovables.
Prometimos llegar a un 25%
de la matriz de generación de renovables, y me alegra poder anunciar que la
vamos a sobrepasar.
Porque producimos 18 veces
más energía limpia que cuando llegamos al gobierno. Al día de hoy podemos estar
orgullosos de decir que generamos 604 megavatios de energía verde! Si a eso
añadimos los 626.5 megavatios que aportan las hidroeléctricas, esto suma en
total 1,230.5 megavatios de capacidad instalada, que equivale a más del 25 por
ciento de generación de energía renovable.
Esta transformación
representa un ahorro anual de hasta mil millones de dólares, porque ya no
estamos dependiendo como antes del petróleo.
Y no debemos olvidar que,
con ella, seguimos contribuyendo con el Acuerdo de París para la reducción de
gases de efecto invernadero.
Señores y señoras,
Esto conecta plenamente con
la renovada atención al medio ambiente que nuestro gobierno ha mantenido y que
está reverdeciendo nuestra isla.
Recordemos que en 2012
teníamos kilómetros de montañas despoblados de árboles, donde avanzaban la
quema y el conuquismo.
Por eso, emprendimos 7
grandes proyectos de reforestación para el Desarrollo Sostenible de las Cuencas
Hidrográficas de la Región Sur del País. Hoy, se han reforestado más de 532 mil
tareas; lo que representa un avance del 69% de la meta total, que es de 767,000
tareas.
Un dato adicional, al día
de hoy se han plantado más de 57 millones de árboles en los proyectos agrícolas
y forestales.
En estos años también hemos
realizado importantes obras de infraestructura para la preservación de nuestros
recursos hídricos.
Así en 2016 entregamos la
ampliación de la presa de Sabana Yegua, en Azua y estamos avanzando en la
finalización de la Presa de Monte Grande, en Barahona, que tendrá capacidad
para almacenar 350 millones de metros cúbicos de agua.
El proyecto llevará agua a
numerosas comunidades; además, garantizará el riego de más de 700 mil tareas
que dedicarán al cultivo de productos agrícolas y permitirá controlar las
inundaciones provocadas por la crecida del río Yaque del Sur y sus afluentes.
Pero también nos hemos
preparado con la construcción y rehabilitación de presas medianas, para poder
enfrentar los periodos de sequía.
Así, rehabilitamos la presa
Tavera- Bao, López- Angostura y mejoramos la presa Jigüey. Se reparó la central
hidroeléctrica Aguacate, en San Cristóbal y se potenciaron las dos unidades que
la conforman.
También reforzamos el
sistema principal del canal de la presa de Hatillo, en Sánchez Ramírez, e
inauguramos las presas de Palma Sola y la de Las Dos Bocas en San Juan, una
obra esperada durante 25 años en el municipio de Vallejuelo.
Actualmente, están en su
etapa final las construcciones de la presa Yacahueque, en San Juan y la presa
La Piña en Dajabón, al tiempo que pusimos en marcha los trabajos de
construcción de la presa y los canales de riego de Boca Los Ríos, en Santiago
Rodríguez.
Señoras y señores,
Como saben, este 2020 ha
sido declarado formalmente como el Año de la Consolidación de la Seguridad
Alimentaria.
¿Qué quiere decir esto?
Pues quiere decir que es el momento de afianzar el gran trabajo que vienen
haciendo nuestros productores del campo y nuestras instituciones.
El trabajo que ha logrado
que al día de hoy produzcamos el 85% de los alimentos que comemos.
De hecho, en algunos rubros
importantes como el arroz, los huevos, el pollo o los plátanos llegamos al
100%.
Esto es una gran noticia
porque producir aquí, en nuestra tierra, los productos que comemos es la única
garantía de que la canasta básica sea asequible al bolsillo de las familias,
independientemente del devenir internacional.
De nuevo, recordemos cuál
era la situación de la que partíamos. Cuando llegamos en 2012 encontramos el
crédito agropecuario con tasas de interés de un 18%.
Esto era mucho más de lo
que la mayoría de los productores del campo podían pagar, así que la producción
agrícola estaba estancada.
Logramos reducir la tasa de
interés a un 8% y el crédito al campo se ha triplicado. Pasamos de 500 millones
de pesos prestados al mes a 1,800 millones en 2019.
Esto ha permitido, a través
de las Visitas Sorpresa, que se realizaran más de 2 mil 400 proyectos, con una
inversión de más de 49 mil millones de pesos.
A eso hemos dedicado 284
domingos, a visitar todos los puntos del territorio nacional, para escuchar las
voces de los dominicanos y las dominicanas.
Esto ha hecho posible la
generación de 170 mil empleos directos y otros 300 mil indirectos, que han
permitido que miles de familias encuentren trabajo en sus propias comunidades,
sin necesidad de emigrar a la ciudad.
Y también nos hemos
asegurado de que las personas que trabajan el campo tengan una mayor seguridad
jurídica, que sean los dueños de las tierras en las que ponen todo su empeño
día a día.
Cuando llegué a la
presidencia sólo se habían entregado 14 mil títulos de propiedad. Desde 2012
hasta ahora se han entregado ya 70,525 títulos, beneficiando a más de 279 mil
personas e invirtiendo alrededor de 660 millones de pesos en la adquisición de
títulos por parte del Estado y que son entregados de forma gratuita a las
personas que trabajan la tierra.
Lo que significa una
economía de más de 5,600 millones de pesos para las familias que fueron
beneficiadas por el gobierno con sus títulos definitivos de propiedad, porque
no lo tuvieron que pagar.
Para que se hagan una idea,
esta cifra supera ampliamente el total de títulos entregados durante los 56
años de la Reforma Agraria.
¿Y cuál es el producto
final de todo esto?
El producto final es que
nuestra producción agrícola pasó de 140.73 millones de quintales de alimentos
en 2012 a 208.5 millones de quintales de alimentos, para un incremento total de
67.77 millones de quintales de alimentos en 7 años y medio.
Cuando empezamos a
servirles en 2012, el sector turístico importaba el 70% de los alimentos que
servía en los hoteles.
Hoy, los productores
dominicanos son capaces de suplir el 85% de la demanda de alimentos al sector.
Y esto va de la mano con el
crecimiento de las exportaciones agropecuarias, que pasaron de 1,345 millones
de dólares en 2012 a 2,322 en 2019. Es decir, estamos exportando dos veces más
que hace siete años.
Por eso les decía que este
es el año de la consolidación de la seguridad alimentaria.
Hoy somos uno de los
primeros países de América Latina y del Caribe donde más se ha reducido el
hambre, como confirma la FAO.
Es el momento de dar el
empuje definitivo por la seguridad alimentaria, porque nuestro país nunca ha
estado tan cerca de cumplir ese objetivo, largamente anhelado y por fin al
alcance de la mano, que es el objetivo Hambre Cero
Amigas y amigos,
Pasemos ahora a hablar de
la educación, porque quizá en ningún otro campo el cambio logrado en estos años
ha sido más claro, más profundo y más necesario, que en la educación.
Recordemos por un momento
cuál era la situación de nuestro sistema educativo en el pasado 2012.
Faltaban aulas y con el
modelo de 2 tandas, las escuelas impartían en promedio 2 horas y media de
docencias.
Los alumnos tenían que
recorrer largas distancias para estudiar, muchos llegaban sin desayunar, otros
no tenían con qué comprar sus útiles escolares. En definitiva, los hijos de los
más pobres no tenían igualdad de oportunidades.
Veamos ahora el cambio:
Nuestro país invierte ahora
el 4% del PIB en la educación.
Esto quiere decir que la
inversión por estudiante pasó de 20 mil pesos en el 2012 a más de 92 mil este
año.
Pero más importante aún,
con el 4% pudimos duplicar el número de aulas construidas desde la fundación de
la República.
Así es, señoras y señores,
En toda la historia de
República Dominicana, hasta el 2012, se habían edificado 33 mil aulas. En estos
siete años y medio de gestión ya hemos inaugurado 24 mil espacios educativos y
se están construyendo otros nueve mil espacios. De manera que cuando finalice
esta gestión llegaremos a 66,000 espacios educativos.
Es decir, que la mitad de
los niños que vayan a la escuela en los años venideros lo harán en escuelas
nuevas, construidas y equipadas por este gobierno.
Esta es la realidad. Esto
es cambio, cambio con mayúsculas.
Gracias a esas aulas, hemos
hecho posible que más de 1 millón 600 mil niños y niñas reciban, por fin, 8
horas de docencia y tengan, además, 3 comidas diarias garantizadas.
¿Pueden imaginar una mayor
transformación para una generación entera de dominicanos y dominicanas?
Pero pensemos ahora en los
maestros, porque ellos también son testigos del cambio.
Tras sucesivas subidas
salariales, el salario promedio del docente de educación inicial y básica
aumentó un 97%. A su vez, el salario del docente de educación media creció
103%, a lo que hay que añadir un aumento de sus pensiones de jubilación y una
mayor cobertura de salud.
En cuanto a la formación de
nuestros educadores, para poner las cosas en perspectiva les diré que pasó de
1,383 millones de pesos en 2012, hasta llegar a 4,575 millones de pesos en el
año 2019, es decir, que estamos invirtiendo el triple en la formación de los
maestros.
Y si hablamos de educación
superior, también hay datos clave que muestran cómo está cambiando nuestro
país.
Comenzaré por decir que
hemos otorgado cerca de 350,000 becas en este periodo.
Solo el Mescyt ha entregado
más de 236 mil becas nacionales, internacionales, de Inglés por Inmersión, de
República Digital y otros. Mientras que el Ministerio de la Juventud ha
otorgado 98 mil becas en todo el periodo.
A su vez, hemos aumentado
la cantidad de becas para que los estudiantes meritorios puedan continuar
especializándose en más de 100 universidades internacionales y contribuyendo
después con su talento a mejorar el país. El apoyo a la educación superior ha
sido de tal magnitud, que solo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD) se le ha incrementado su presupuesto de 5,271 millones en 2012 a 9,481
millones en 2020, prácticamente se ha duplicado su presupuesto.
Además, aprovecho este
encuentro para agradecer la reciente aprobación por el Senado de la República y
esperamos la pronta aprobación por parte de la Cámara de Diputados de la Ley
del Marco Nacional de Cualificaciones, que servirá para aumentar notablemente
la calidad de los estudios universitarios, a la vez que posibilitará la
evaluación internacional y garantizará una mayor adecuación entre las
titulaciones y las necesidades de las empresas.
Señoras y señores,
En 2012 les prometí poner a
las personas en el centro de las políticas públicas, pero antes que a ninguna
otra persona, a los niños y niñas de todo el país. Porque es en la primera
infancia donde se empieza a romper el círculo de la exclusión y la carencia.
Y comenzamos por proteger
la vida, reduciendo la mortalidad infantil.
En 2012, la tasa de
mortalidad infantil era de 17 niños por cada 1,000 nacidos vivos. En la
actualidad se ha reducido a 12 niños por cada 1,000 nacidos vivos, cuya
reducción nos ha permitido alcanzar la meta fijada por los Objetivos de
Desarrollo Sostenible para el 2030.
Pero, además, lo cierto es
que cuando llegamos al gobierno apenas 18 mil niños y niñas menores de 4 años
recibían atención integral.
Esto tenía que cambiar, y
cambió.
Hoy, los programas de
Estancias Infantiles y los Centros de Atención a la Infancia y la Familia,
ofrecen protección a más de 193,500 niños.
Niños y niñas de entre 45
días y 4 años, que reciben diariamente protección, nutrición, estimulación
temprana y cuidados de salud de mano de profesionales bien preparados y de
manera completamente gratuita.
Y para que esta cobertura
llegue a todos sin excepciones, inauguramos 3 Centros de Atención Integral a la
Discapacidad que ya han realizado intervenciones terapéuticas y servicios
clínicos a más de 5,452 niños y niñas con discapacidad.
Esto supone un antes y un
después para miles de familias que nunca antes habían contado con un apoyo
institucional especialmente diseñado y dirigido a sus necesidades.
Y como este gobierno no se
detiene y seguimos trabajando, me complace anunciarles que ya está
prácticamente lista en la zona oriental de Santo Domingo lo que podríamos
llamar una ciudad de la niñez, con la apertura de un cuarto Centro CAID, de dos
estancias infantiles y un parque para niños con discapacidad.
A su vez, hemos asumido el
compromiso de que ningún niño se vea desprovisto de identidad. Porque ese es el
primero de los derechos, la llave que abre la puerta hacia la educación, la
salud y la seguridad. De manera que la identificación en nuestros hospitales, que
rondaba el 41% hace 7 años, ahora es ya del 85%.
Mención aparte merece el
trabajo que realiza el CONANI con los niños, niñas y adolescentes más
vulnerables.
Durante el período 2012-
2019 se asistieron 44,627 casos y se logró dar un hogar permanente y seguro a
688 niños, niñas y adolescentes sin familia.
Este conjunto de políticas
de primera infancia son, sin duda, uno de los motores de transformación que
dejamos en marcha, para que sigan avanzando durante los próximos años y dando
sus frutos en las siguientes generaciones.
Señoras y señores,
Si hablamos de grandes
problemas estructurales que ningún gobierno se atrevía a enfrentar
definitivamente, tenemos que hablar del analfabetismo.
En 2012, el porcentaje de
personas analfabetas era de 12.83%.
Con la ayuda de más de
25,000 voluntarios, emprendimos esa gran cruzada que ha sido el Plan Nacional
de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo, la mayor iniciativa de este tipo
realizada en la historia de nuestro país.
Hoy, cuando la batalla está
prácticamente ganada, quiero hacer llegar un agradecimiento especial a todas
esas personas que, con su generosidad, han enseñado a leer y escribir a 685,482
dominicanos y dominicanas.
Y digo que esta batalla
está prácticamente ganada porque a enero de 2020, el índice de analfabetismo
ronda el 5.5%.
Un país debe estar por debajo
del 5% para ser declarado libre de analfabetismo. Y eso podríamos hacerlo
fácilmente, si restáramos del conteo a los menores de 14 años, como permiten
hacer los indicadores internacionales.
Sin embargo, no es así como
queremos terminar esta lucha. El programa de alfabetización Quisqueya Aprende
Contigo, empezó bajo el lema de “que nadie se quede atrás” y terminará, de la
misma forma, sin dejar a nadie atrás.
Continuaremos enseñando a
leer y escribir a los menores de 14, a los mayores de 65, y a todo aquel que lo
necesite.
Porque es precisamente este
cambio de mentalidad lo que nos permitirá convertirnos definitivamente en esa
sociedad más justa, mejor educada y más igualitaria, que siempre fue nuestro
proyecto de país.
Señoras y señores,
Quiero seguir hablándoles
de cambios. De cambios profundos que se reflejan en el día a día de las
personas, especialmente de aquellas que menos tienen.
Hablemos ahora del sistema
de salud pública. De los servicios de salud que recibían antes las personas de
escasos recursos y de los que reciben ahora.
Realmente, les aseguro que
entrar en un hospital público ahora es una experiencia muy diferente a la que
se vivía en el pasado.
Porque venimos de tener
hospitales con pacientes que se hacinaban en una sala sin aire acondicionado,
10 ó 12 pacientes juntos con un baño común y con enfermedades diferentes.
Y hemos avanzado hasta el
punto que en 42 hospitales tenemos dos camas por cada habitación, con un baño y
aire acondicionado, y muy pronto tendremos 57 hospitales en iguales condiciones.
El próximo 10 de marzo
estará lista también la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar, un moderno
complejo médico de 12 edificios con 55 quirófanos y más de 600 camas.
Además, antes del 16 de
agosto serán inaugurados y reinaugurados por la OISOE, los siguientes centros
de salud: El hospital Regional José María Cabral y Báez, el hospital Arturo
Grullón en Santiago, el hospital Jaime Mota en Barahona, el hospital Eduardo
Musa en San Pedro de Macorís, el hospital Regional de San Francisco de Macorís,
el hospital de Engombe en Santo Domingo Oeste, el hospital Vinicio Calventi en
Los Alcarrizos, el hospital de El Seibo, el hospital de Las Terrenas en Samaná,
el hospital de Boca Chica, el hospital de Villa Hermosa en la Romana, el
hospital de Bonao y el hospital de Neyba, entre otros.
Hemos pasado también de
tener solo 15 médicos y enfermeras por cada 10 mil habitantes a tener 28, casi
el doble. Hoy contamos con una plantilla de más de 22,000 médicos, mejor
pagados y más preparados. Recordemos que en 2016 un médico general ganaba 36
mil pesos, y hoy reciben 50 mil pesos y cuentan con protocolos más
actualizados.
Estos médicos y equipos de
salud están, además, cada vez mejor repartidos en el territorio, gracias a que
hemos fortalecido la red de atención primaria, con 44 Centros de Diagnóstico y
Atención Primaria, de un total de 50 que están en construcción.
En cuanto a los seguros de
salud, ya podemos decir que hemos dejado atrás ese modelo en el que si el
ciudadano no tenía cobertura privada, no podía acceder a una atención decente.
Es una gran satisfacción
poder afirmar que hoy, 8 de cada 10 dominicanos están afiliados al Seguro
Familiar de Salud.
Es decir, que más de 2
millones 88 mil personas que no tenían seguro de salud, ahora ya lo tienen.
Por su parte, el régimen
subsidiado de SeNaSa ha incrementado su cobertura hasta el punto que 9 de cada
10 dominicanos de escasos recursos cuenta ya con salud gratuita, algo que era
inconcebible antes del 2012.
En cuanto al alcance de
esta cobertura, recordemos que cuando se creó el SDSS, la cobertura de la
Seguridad Social era de 150,000 pesos por cada afiliado. En la actualidad, esta
cobertura es de un millón de pesos.
Y si hablamos de
medicamentos, la red de Farmacias del Pueblo ha hecho posible un ahorro anual
de 6,265 millones de pesos para las familias, si lo comparamos con lo que
hubieran gastado en farmacias privadas.
Por supuesto, también
pensamos en apoyar a nuestros mayores, los que más han contribuido al bienestar
de la sociedad.
Para ellos, en 2019 creamos
el Plan Especial de Salud, SeNaSa Cuida de Ti, que inicialmente dio cobertura a
116 mil pensionados y jubilados del sistema público.
Desde el primero de abril
del año pasado, se incrementó a 8,000 pesos la pensión mínima de los jubilados
del Estado, con subidas de 10% para los que percibían esa cantidad y de 5% para
el resto.
A esto hay que sumarle que
un total de 55,718 pensionados y jubilados cuentan ya con cobertura para
enfermedades de alto costo.
Por último, la recién
aprobada Ley de Seguridad Social facilitará que miles de empresas y entidades
públicas se pongan al día con sus obligaciones, contribuyendo a la
re-afiliación de más de 400 mil trabajadores y sus dependientes, que hasta
ahora no han recibido los beneficios de la seguridad social.
Señoras y señores,
De la mano con la salud y
conectado a la seguridad, se encuentra nuestro Sistema Nacional de Atención a
Emergencias, 911.
Con la expansión en 2019 a
San Juan, Azua, Barahona, Duarte y este año a Sánchez Ramírez, María Trinidad
Sánchez, Hermanas Mirabal, Valverde, la Sierra de Santiago, Jarabacoa y
Constanza, el 9-1-1 alcanza ya a más del 85% de nuestro territorio.
Afortunadamente, ya parece
un recuerdo lejano, pero no hace tanto que la gente iba en motor o en concho a
los hospitales y muchas veces fallecía en el trayecto. Hoy, millones de
dominicanos dan por hecho que, si tienen una emergencia a cualquier hora del
día o de la noche, en un lapso de 5 a 8 minutos tendrán una unidad
especializada del 9-1-1 a su lado.
El 9-1-1 ha probado ser en
un sistema de coordinación eficiente, con equipos especializados para cada caso
y con un alto nivel de satisfacción, que ha atendido ya más de 2 millones de
emergencias.
Además, para la protección
de todos, contamos con un sistema de video vigilancia de 3,290 cámaras, que nos
ayudan en la batalla diaria por la seguridad en las calles.
Asimismo, hemos integrado a
cerca de 4,000 agentes para vigilar las calles y proteger a los ciudadanos, al
tiempo que se ha realizado una gran transformación al interior de la Policía
Nacional, para mejorar la disciplina de sus miembros, fomentar su desarrollo
profesional y eficientizar la institución.
Al mismo tiempo, los
policías han recibido un aumento salarial que va desde el 40% hasta el 131%,
según el rango.
De la misma manera, los
miembros de las Fuerzas Armadas han tenido un mejora del 75% al 125% y los
elementos de la Dirección Nacional de Control de Drogas han recibido un aumento
del 100% al 120% en sus salarios.
Todos cuentan con mejor
cobertura de salud, pensiones y planes de formación.
Sin duda, la labor
coordinada y reforzada de nuestros cuerpos de seguridad ha sido uno de los
factores principales en la continua reducción de la tasa de criminalidad que
hemos experimentado.
Lo cierto es que en 2012
teníamos una cifra de 23.4 homicidios por cada 100 mil habitantes. Y la hemos
reducido año tras año sin parar: en 2017 habíamos logrado bajarlo a 15.3 y hoy
ya se encuentra en 9.6, tal y como certifica la prestigiosa organización
Insight Crime.
Somos hoy, de acuerdo a los
datos, el cuarto país de América Latina con la tasa más baja de delincuencia.
Y si bien sabemos que queda
mucho por hacer, no es menos cierto que estamos mejorando y que ya no somos el
país que éramos hace ocho años.
Esto también se refleja
cuando hablamos de la protección a las mujeres y de sus derechos.
En este sentido, tanto las
instituciones como el conjunto de la sociedad hemos emprendido un cambio
cultural e institucional.
Un cambio que se resume en
que ninguna víctima puede quedar sin apoyo ante una situación de violencia y
ningún agresor puede quedar sin castigo.
Atrás quedó la cultura de
la impunidad y de decir que “eso es un asunto privado”. Si una mujer necesita
ayuda, es asunto de todos.
La violencia hoy tiene, y
ya siempre tendrá, una respuesta institucional y contundente, bajo el principio
“tolerancia cero”.
Fue así que lanzamos el
Plan Nacional Contra la Violencia de Género, que entre otras medidas ha puesto
a disposición de las mujeres más casas de acogida y más servicios de
protección, a las que pueden asistir si sienten cualquier tipo de amenaza.
Por supuesto, una sola
víctima es demasiado y vamos a seguir multiplicando nuestro esfuerzo, sin
embargo, es justo decir que como resultado de estas medidas, los feminicidios
han descendido en un 28% desde el 2012.
Y continuando con la
seguridad, como les prometí en 2018, nuestra frontera se encuentra más vigilada
y protegida que nunca.
Ya hemos inaugurado 5
puestos de chequeo, se ha incrementado el patrullaje costero y se ha desplegado
una flotilla de drones, cámaras y helicópteros que facilitan la acción conjunta
de Policía, Ejército, Fuerza Aérea, Cesfront, la Dirección de Migración y la
Dirección General de Aduanas.
Cabe señalar también que,
además de reforzar la seguridad en las zonas de frontera, hemos trabajado por
aumentar el bienestar de los dominicanos que residen en ellas.
De hecho la región del país
donde más ha subido el Índice de Desarrollo Humano es precisamente en la
frontera, con un 34.3% de aumento.
Y para completar este
esfuerzo y que la vigilancia esté más coordinada que nunca en nuestra historia,
les anuncio que el próximo 16 de marzo se pondrá en marcha el Centro de Control
Tecnológico de las Fuerzas Armadas.
Se trata de una instalación
pionera en la región y que permitirá tener conectados en un mismo lugar todos
los sistemas de vigilancia y alerta temprana con que cuenta el país, tanto de
las fuerzas armadas, como del 9-1-1, del COE y de todas las instituciones de
respuesta, facilitando así que nuestros cuerpos de seguridad puedan responder
de manera inmediata y coordinada ante cualquier amenaza a la seguridad
nacional.
Desde la situación en los
pasos fronterizos, hasta los ataques a la ciberseguridad o al espacio aéreo y
marítimo, nuestras fuerzas armadas podrán monitorear cualquier actividad
irregular en tiempo real y actuar de manera inmediata, eficiente y conjunta.
Pueden creerme si les digo
que la República Dominicana nunca había estado tan bien preparada para
defenderse de cualquier amenaza.
Por último, como apunté al
principio de mi intervención, acogiendo una recomendación de la Dra. Zoila
Martínez, Defensora del Pueblo comenzamos el Programa de Humanización del
Sistema Penitenciario. Esta era una necesidad impostergable, porque la verdad es
que las cárceles que teníamos no eran otra cosa que una escuela de
delincuencia.
Estamos, así, remodelando y
ampliando el conjunto de centros penitenciarios del país, incluyendo la
edificación de la Nueva Victoria que será la primera de tres cárceles de máxima
seguridad, y que estará lista en este mes de marzo. Centros que estarán
guardados y atendidos por 1,000 nuevos agentes penitenciarios.
El resultado serán 12,000
nuevos espacios y, con ello, nos habremos convertido en uno de los primeros
países de América Latina en tener un espacio por preso, condición indispensable
para asegurar la necesaria dignidad y capacidad de reinserción de nuestro
sistema penal.
Por otra parte, hemos
aumentado el presupuesto de la Procuraduría General de la República de 3,806 millones
de pesos en 2012 a 8,619 millones de pesos para este 2020.
Esto nos ha permitido
incrementar el número de fiscales de carrera, así como mejorar sus salarios,
capacitación y equipamiento.
En cuanto a los llamados
crímenes de cuello blanco, nuestros esfuerzos contra el lavado de activos han
obtenido el reconocimiento suficiente como para que la República Dominicana
ocupe en este 2020 la presidencia del Grupo de Acción Financiera de
Latinoamérica, GAFILAT.
Esta es otra iniciativa que
para muchos ha pasado desapercibida, pero que ha supuesto un cambio radical en
el manejo de fondos, tanto en el sistema bancario, como en todos los sectores
económicos, alejándonos para siempre de las prácticas propias de los paraísos
fiscales y garantizando la persecución eficiente de los delitos de lavado de
dinero.
Y siguiendo con la
persecución del crimen en todos los frentes, estamos también preparados para
enfrentar los retos tecnológicos. Avanzamos del puesto 121 al 92 de 175 países
del ranking global del Índice de Ciberseguridad Global.
Al tiempo que pusimos
recientemente en marcha el Centro Nacional de Ciberseguridad para que tanto
nuestras empresas como nuestros ciudadanos puedan desarrollar sus actividades
en una red más segura.
Señoras y señores,
Hablemos ahora de algo tan
importante para todas las familias como es la vivienda.
De nuevo, nos encontramos
con dos situaciones que necesitaban de intervención.
La primera y más urgente
era la existencia de comunidades enteras viviendo en condiciones de alta
vulnerabilidad, como eran Boca de Cachón y la comunidad de La Barquita.
Aquí hemos dado apoyo con
proyectos habitacionales completos, con todos los servicios e infraestructuras,
entregados gratuitamente.
Estas experiencias las
trasladamos rápidamente a la recuperación de la comunidad de La Mesopotamia,
Tenguerengue en San Juan, El Riíto en La Vega y Domingo Savio, en Santo
Domingo.
Por su parte, el INVI
también ha realizado una labor encomiable en su papel de acercar el derecho a
la vivienda a más de 13,000 familias entre agosto de 2012 y diciembre de 2019.
En suma, todos estos
proyectos han permitido sacar de la precariedad y dotar de un hogar digno a
miles de familias.
El segundo reto que
encontramos fue que el sector privado no tenía los incentivos adecuados para
construir las decenas de miles de viviendas asequibles que necesitaba el país.
Esto fue lo que buscamos
corregir con la puesta en marcha de la Ley de Fideicomiso, gracias a la cual
Ciudad Juan Bosch ya es un proyecto maduro y plenamente equipado, del cual se
han vendido cerca de 10,000 viviendas.
Pero no solo eso, este
mismo mecanismo de fideicomiso ha estimulado la iniciativa de los
desarrolladores privados, que ya han constituido 330 fideicomisos más para la
construcción de un total de 97,346 viviendas de bajo costo durante estos 7
años.
Dejamos, así, un sector de
la vivienda dinámico y a pleno rendimiento, que no solo crea miles de puestos
de empleo, sino también las viviendas dignas y asequibles que necesita la nueva
clase media dominicana.
Señoras y señores,
Les decía al principio que
solo si vemos las cosas en perspectiva, podremos valorar justamente los avances
logrados. Pues bien, hablemos ahora de institucionalidad, transparencia y
combate a la corrupción.
Si miramos con objetividad
encontramos que, aunque silenciosa y discreta, una de las transformaciones más
profundas que se han producido ha sido a lo interno de las instituciones
públicas.
Porque la realidad es que
cuando llegamos al gobierno las instituciones se comportaban como islas.
Islas separadas de las
acciones de las demás y a veces ante el gobierno central como ante la
ciudadanía.
Veamos ahora el cambio que
se ha dado en algunas instituciones clave para garantizar el manejo
transparente de los recursos, como es el caso de Compras Públicas.
Al llegar al gobierno
19,000 empresarios tenían la oportunidad de hacer negocios con el Estado.
Hoy 84,729 empresas han
accedido a 513,027 contrataciones estatales, y el 87% de ellas son mipymes,
buena parte de ellas dirigidas por mujeres.
Instauramos el sistema de
sorteo de obras públicas que ya ha adjudicado proyectos por 91,725 millones de
pesos, al tiempo que establecimos la subasta agropecuaria, que además de ser
una garantía de limpieza en el proceso, ha supuesto un mayor beneficio para los
productores locales y para el propio Estado dominicano.
Eso, señoras y señores, fue
un gran cambio. Un cambio estructural en la forma de hacer las cosas.
Al mismo tiempo, impulsamos
las comisiones de veeduría, el Portal Transaccional, el Portal de Transparencia
Fiscal y más recientemente el Portal Único de Solicitud de Acceso a la
Información Pública. Todo esto para que los ciudadanos puedan dar seguimiento
al uso de los recursos públicos. Es decir, para que sepan cómo, cuándo y en qué
se emplea hasta el último centavo del presupuesto nacional.
No es casualidad que la
Oficina Internacional de Presupuesto Abierto en su publicación de enero de este
año, destacara que la República Dominicana ha avanzado 51 posiciones desde
2012, en el ranking global que evalúa a 115 países. Actualmente estamos en la
posición 17 en el mundo y la 4 de América Latina.
La Cuenta Única del Tesoro,
por su parte, nos ha permitido unificar 3,549 cuentas que antes tenían un
manejo discrecional por parte de 281 instituciones, lo que supone la gestión
transparente de más de 417,274 millones de pesos.
Eso también fue un gran
cambio, un cambio en la cultura de la administración pública, aunque nunca haya
ocupado los titulares de los periódicos.
Implementamos, igualmente,
todo un sistema de coordinación entre todas las instituciones públicas. Se
acabaron las islas, se terminó la discrecionalidad.
Hoy día, podemos mirar el
progreso y cumplimiento de nuestro programa de gobierno en todas las
instituciones que forman parte de este Sistema de Monitoreo y Medición de la
Gestión Pública.
Esto nos ha permitido decir
hoy, que el 81.23% de las metas presidenciales están en ejecución normal. Pero
más importante que la cifra es el hecho de que esta herramienta clave de gestión
ya está implementada. Y quedará al servicio del próximo Presidente y su equipo
de gobierno, para que esta vez sí sea posible, no solo saber lo que se hizo,
sino dar continuidad a las obras y políticas que espera el pueblo dominicano.
Eso es transparencia y es
también responsabilidad.
Se acabó que cada nuevo
incumbente empiece a trabajar de cero.
Sin embargo, también ha
habido momentos en estos más de 7 años en los que, además de la
institucionalidad, se hizo necesario desplegar pura voluntad política, para
garantizar que triunfaran la ley y la justicia. Y eso fue lo que hicimos.
Porque ese era el cambio que nos pedía la población.
Así, nada más llegar a la
presidencia renegociamos el contrato con Barrick Gold. Para los que no lo
recuerden, ese contrato estipulaba que, en los primeros años, de cada 100
dólares de ingresos de la exportación de oro y otros metales, la Barrick
recibiría 97 y el pueblo dominicano tres.
El resultado tras nuestra
negociación fue que más de la mitad de los beneficios de la explotación de
nuestro oro ahora son para los dominicanos y dominicanas.
Igualmente, recuperamos la
gestión de la mayor parte de las autopistas nacionales, lo que ha supuesto la
liberación de cerca de 70 millones de dólares al año, que ahora se invierten en
mejores servicios para la gente.
Y, por supuesto, llevamos a
la Suprema Corte de Justicia el caso Bahía de las Águilas, cuyo fallo positivo
representa un logro histórico para el pueblo dominicano, tras 20 años de lucha.
Con igual respeto hacia la
justicia y su independencia, mejoramos su presupuesto de 3,766 millones en 2012
a 8,170 millones en 2020, es decir más del doble. Impulsamos la renovación del
Tribunal Superior Electoral, el Tribunal Constitucional y de los magistrados de
la Suprema Corte de Justicia, acogiendo las voces de las instituciones
empresariales, sindicales, ciudadanas y de los partidos políticos, con el fin
de fortalecer la democracia y el Estado de Derecho.
Y hemos mantenido siempre
el mayor respeto a la independencia de la prensa, como lo muestra el hecho de
que entre 2012 y 2019, la República Dominicana haya avanzado 26 puestos en la
clasificación mundial de la libertad de prensa, que elabora la organización
internacional Reporteros Sin Fronteras.
Señoras y señores,
Sin querer alargar demasiado
esta intervención, no puedo dejar de mencionar los logros alcanzados por el
país en estos más de 7 años en ámbitos como el deporte y la cultura, que nos
llenan de orgullo a todos.
Nuestros deportistas han
obtenido 3 medallas en los Juegos Olímpicos, 194 en los Juegos Centroamericanos
y 64 en los Juegos Panamericanos.
Sin olvidar, por supuesto,
que en 2019 logramos que nuestra bachata fuera reconocida por la UNESCO como
patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, uniéndose así al reconocimiento
que ya obtuvo el merengue en el año 2016.
Cabe señalar también que
este año, por primera vez, nuestro país tendrá un puesto en el Consejo
Ejecutivo de la UNESCO, como lo tiene ya en el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, porque también en materia de política exterior hemos llevado a la República
Dominicana a lo más alto.
Organismos internacionales,
como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD) han señalado a nuestro país como un modelo a seguir en un terreno tan
importante como la lucha contra el hambre y la pobreza.
Hemos conseguido suprimir
los visados que solicitaban a nuestros ciudadanos en 16 países, a la vez que
firmamos acuerdos con 27 países adicionales.
Además, seguimos apoyando a
nuestra diáspora. Ahora, siempre que vengan a visitar el país o que quieran
retirarse en su tierra natal, podrán estar cubiertos ante cualquier
eventualidad médica, a través del SeNaSa.
Señoras y señores,
Nuestro gobierno siempre ha
tenido en su horizonte el país que queremos dejar a nuestros hijos y nietos.
Por eso, desde hace casi
cuatro años estamos trabajando sin descanso para acabar con la brecha que
amenazaba con cerrarnos las puertas de un futuro mejor: Me refiero a la brecha
digital.
Es así como nació República
Digital. Y si queremos hablar de cambio en nuestro país, sin duda esta
iniciativa tiene mucho que decir.
Comenzaré hablando del
propio gobierno, porque siempre he creído que lo mejor es predicar con el
ejemplo.
Sepan que hasta el 2016 las
oficinas públicas solamente tenían 30 servicios en línea.
En la actualidad ya existen
más de 1,000 servicios, a través de los cuales los ciudadanos han podido
realizar más de 20 millones de trámites.
Pero si hablamos de cerrar
brechas, debíamos poner el foco también en lo más esencial: el acceso a
internet, que hoy ya no es un lujo, sino un derecho.
Y para garantizarlo estamos
llevando más y mejor conectividad a todo el país, con el despliegue de más de
1,500 km de cables de fibra óptica y, por supuesto, con los más de 1,000 puntos
de Wifi gratuitos que ha instalado Indotel en espacios públicos de todo el
territorio el nacional.
Pero, además, era necesario
que República Digital se integrara a la revolución educativa. Con este
objetivo, entregamos ya más de 360 mil computadoras a estudiantes y docentes de
800 centros educativos en todo el país. Y seguimos entregando.
Además, cada escuela que
entra en el programa es totalmente digitalizada, con los equipos, materiales y
aplicaciones necesarios para asegurar a nuestros jóvenes la formación que les
prepara para las profesiones del futuro.
Por otra parte, en 4 años
hemos otorgado más de 181,000 becas para carreras tecnológicas, desarrollo de
software e inteligencia artificial.
Y para digitalizar nuestro
tejido productivo, República Digital ha formado también a 67,403 Mipymes en el
uso de nuevas tecnologías y comercio electrónico. Porque queremos, desde ya,
contar con emprendedores preparados para la Cuarta Revolución Industrial.
Hemos sentado así las bases
de una cultura de la innovación permanente en las escuelas, en las empresas y
en la administración pública.
Por tanto, podemos decir
que la brecha digital que nos separaba como país se ha estrechado
significativamente.
El próximo paso será
cerrarla definitivamente y aprovechar las nuevas tecnologías para crear un
nuevo ciclo de crecimiento económico y expansión de servicios públicos de
primera calidad.
Pueblo dominicano,
Como les decía al
principio, en este día solemne, no quiero hablarles solo del pasado o de lo que
haremos en este año. Quiero hablarles también de los próximos 10 años, y de los
retos que deberemos seguir abordando juntos, como nación.
El cambio tecnológico del
que les hablaba ahora es uno de esos retos.
También lo es el cambio
climático, que pone a prueba cada año la resistencia de nuestros ecosistemas,
de nuestros cultivos y de nuestra gente.
Y lo son los flujos
migratorios, que nos plantean dilemas complejos, tanto desde la perspectiva de
país emisor, como la perspectiva de país receptor.
Por supuesto, no es la
primera vez que enfrentamos dificultades y, como les dije al principio, si algo
ha demostrado nuestro país es que es capaz de lograr aquello que se propone,
por difícil que pueda parecer.
Hemos sido capaces, en
medio de un contexto internacional complejo, de seguir creciendo a gran
velocidad y, lo que es más importante, de hacerlo de forma justa, equitativa,
combatiendo el hambre, la pobreza, el analfabetismo, la enfermedad y la
precariedad que arrastrábamos en algunos casos por más de 50 años.
Hemos vivido en paz, sin
inestabilidad cambiaria, sin subidas de precios inesperadas, y sin violencia en
las calles.
Ahora, la mayoría de la
población dominicana es clase media y, como es lógico, sus expectativas también
han crecido. Y qué bueno que así sea!
Qué bueno que nos exijamos
cada vez más, que no volvamos a conformarnos con las migajas del progreso.
Pero sepamos también que
ese progreso al que nos hemos acostumbrado, no es inevitable.
El curso de la Historia es
el fruto de nuestras decisiones. Y solo tomando las decisiones adecuadas
transitaremos por el camino correcto.
El futuro que queremos
todos, un futuro de oportunidades y seguridad, con las mejores condiciones de
vida, con paz y con armonía, se puede alcanzar, claro que sí!
Pero solo será posible si
elegimos seguir construyendo sobre todo lo logrado y si podemos tener debates
constructivos. Debates que nos permitan llamar bueno a lo que es bueno, aunque
lo haya hecho otro.
Por tanto, yo les pregunto:
¿Responderemos a los retos que vienen con miedo, replegándonos, enfrentándonos
unos a otros?
¿Responderemos cerrando
iniciativas como los centros CAID?
¿Dejando morir
instituciones de excelencia, como el 9-1-1?
¿Responderemos despojando a
la gente de derechos que ya son suyos?
O, por el contrario, ¿enfrentaremos
el futuro con confianza, orgullosos de todo lo que hemos logrado, de los
valores que representamos y seguros de poder llegar aún más lejos?
No me cabe duda que el
pueblo dominicano decidirá sabiamente y sabrá defender lo que es suyo.
Cualquiera que sea su
decisión, lo cierto es que el próximo 16 de agosto el país tendrá un nuevo
Presidente, el que haya elegido democráticamente la ciudadanía en las urnas.
Y lo cierto también es que,
sea quien sea ese nuevo Presidente y sean quienes sean sus funcionarios, el
país que se encontrarán no será el mismo que nos encontramos nosotros en 2012.
Se encontrarán los niveles
de pobreza, de desnutrición, de desempleo, de analfabetismo y de mortalidad
materno infantil más bajos que hemos tenido en la historia de nuestro país.
Se encontrarán, escuelas
llenas, carreteras seguras que unen todo el país, un campo que bate récords de
producción y hospitales dignos de cualquier país desarrollado.
Se encontrarán un país más
próspero, con una economía sólida y diversa, donde la protagonista es una nueva
clase media consolidada y empoderada.
Se encontrarán un Estado
más institucionalizado, más moderno, con unas cuentas públicas más
equilibradas, transparentes y con mayor capacidad de respuesta a las
necesidades de los ciudadanos.
Se encontrarán, en
definitiva, un país excelentemente posicionado en la senda del desarrollo
pleno.
Realmente, creo que alguien
que nos hubiera visitado en 2012 y volviera ahora al país, pensaría que aquí ha
habido una revolución.
¿Y qué revolución ha sido
esa, en qué ha consistido?
Pues bien, ha sido la
revolución que solo es posible cuando las expectativas de la gente y las
prioridades de su gobierno se alinean y no se separan por casi 8 años.
Y así debe seguir siendo,
porque no podemos dar marcha atrás.
Que los hijos de un hogar
humilde reciban buena educación y que sus padres tengan salarios dignos, eso no
tiene marcha atrás.
Que nuestros productores
tengan acceso al crédito y que el crecimiento económico llegue a todos los
sectores sociales, eso ya no tiene vuelta atrás.
Que los mayores tengan
pensiones, que la salud de calidad llegue a todos y que los derechos sigan
ampliándose, eso ya no tiene vuelta atrás.
Que ante una emergencia o
una enfermedad los ciudadanos pueden contar con el Estado, eso ya no tiene
vuelta atrás.
Que las mujeres dominicanas
sigan abriéndose espacios en nuestra sociedad y tengan garantizados los mismos
derechos que los hombres, eso no tiene vuelta atrás!
Que la República Dominicana
sea un país próspero de clases medias y un ejemplo para toda la región, eso ya
no puede tener vuelta atrás.
¿Y por qué digo que este
cambio ya no tiene vuelta atrás?
Porque todo esto no es solo
iniciativa de un Presidente, ni de un gobierno. Este cambio le pertenece ya a
todos los dominicanos y dominicanas.
¡Cada avance es una
conquista histórica del pueblo dominicano! Es parte de nuestro patrimonio
irrenunciable como nación y es nuestro deber como ciudadanos garantizar que
sigamos en esta senda de progreso!
Familia dominicana,
Como saben, soy una persona
reservada, sin embargo, en esta ocasión, no quiero cerrar estas palabras sin
compartirles las emociones que llenan mi corazón.
Como muchos jóvenes,
comencé en la política movido por el deseo profundo de cambiar las cosas, de
mejorar las condiciones de vida de la gente. No imaginaba entonces que tendría
el inmenso honor de colocarme un día la banda presidencial.
Hace 7 años y medio, llegue
a este mismo lugar lleno de alegría y gratitud, igual que la siento hoy. Y con
la misma voluntad de dar lo mejor por el país y por todos los hombres y mujeres
que han depositado su confianza en nuestro gobierno.
Porque solo hay un honor
comparable al de haber sido elegido para servirles, y es el de poder estar hoy
frente a ustedes, mostrándoles los frutos de esa confianza y del trabajo que
hemos realizado juntos.
No les mentiré. No ha sido
todo un camino de rosas. No han faltado días en los que el cansancio, la
frustración y las dificultades atacaban sin tregua.
Y, sin embargo, por cada
piedra en el camino, siempre hay una sonrisa que nos anima; por cada traspié,
una mano dispuesta a sostenernos y por cada problema, un equipo de personas
dispuestas a resolverlo.
Han sido casi ocho años de
trabajo incesante. Algunas veces, hasta mis más estrechos colaboradores me han
preguntado. ¿Pero usted nunca se cansa?
Y yo les digo, el cansancio
no existe cuando uno está haciendo aquello que ama, y yo amo servir a este
país, servirles a ustedes.
¿Qué es lo que come para no
cansarse?, me preguntan otros.
Pues bien, yo me alimento
con el entusiasmo de los productores del campo que me muestran sus cosechas.
Con el empeño de
emprendedores, que dan saltos a lograr su primer crédito.
Con el abrazo de cada
persona que recibía su título de propiedad.
Con el aplauso de una
comunidad entera que cuenta con una nueva carretera.
Con cada inicio de clases,
al ver las aulas repletas de risas y algarabía.
Con la gratitud inmensa de
este pueblo, especialmente de los más humildes, que me han hecho sentarme a su
mesa, compartir su café y conocer sus sueños.
Siempre les dije que mi
mayor satisfacción será poder entregar esta banda presidencial y volver a
caminar por las calles de mi país, con la plena serenidad que da el deber
cumplido.
Pues bien, soy consciente
de que ese día está cada vez más cerca y me siento feliz y en paz.
Porque sé que el próximo 16
de agosto, como uno más entre mi pueblo, podré mirar a los ojos de cualquier
dominicano o dominicana, con la tranquilidad de saber que he dado lo mejor que
tenía por la República Dominicana.
Porque estaremos en
condiciones de entregar a nuestro sucesor una Patria más fuerte, más grande y
más justa.
Más fuerte, porque nuestra
prosperidad nos da independencia.
Más grande, porque nos
hemos asegurado de que nadie se quede fuera.
Y más justa, porque hemos
trabajado sin descanso para que los frutos del progreso llegue hasta el último
rincón del país.
Ese fue el sueño de Juan
Pablo Duarte, ese era el proyecto político del profesor Juan Bosch. Y ese es,
hoy, el legado al que tengo el inmenso honor de haber contribuido.
Nuestro país tiene un gran
futuro por delante.
No dejen que nadie les
convenza de lo contrario.
No le pongan freno a sus
sueños ni a sus buenos deseos.
No es momento de parar.
Nunca lo será.
Las capacidades y los
anhelos de nuestro pueblo nos guiarán hacia nuevas metas.
Porque esas capacidades se
están desatando, por fin, de un pasado de carencias y opresión.
Este es el momento de
impulsar su vuelo y comprobar hasta dónde somos capaces de llegar.
Nos queda mucho por hacer,
mucho por construir, mucho por crear, mucho por conquistar y también mucho por
aprender y por ofrecer al mundo.
Avancemos, con la mano
siempre tendida al prójimo, avancemos con honradez, con diligencia y con
sentido del deber.
Avancemos también con la
confianza del que camina sobre terreno seguro, sobre el trabajo bien hecho,
sobre los cimientos sólidos que hemos construido como pueblo.
No les quepa duda. Yo
seguiré acompañando el camino de nuestro pueblo y sirviéndoles donde quiera que
me necesiten.
¡No nos detengamos, y con
la ayuda de Dios, ¡libremos las batallas que se nos presenten!
¡Por nuestros hijos, por
nuestros nietos.
¡Sigamos haciendo lo que
nunca se ha hecho!
¡Qué vivan nuestros padres
fundadores!
¡Qué viva la República
Dominicana!
¡Qué viva el pueblo
dominicano!
Dios los bendiga a todos.
Muchas Gracias!
Comentarios
Publicar un comentario