2019, el año de todas las protestas
Chile, Hong Kong, Argelia, Líbano o
Francia. Ciudadanos llenos de rabia y sin líderes salieron a las calles en
2019, retomando los combates de los "indignados" de principios de la
década contra un sistema político, las élites y las desigualdades.
Maquillados
como el protagonista del filme "Joker", un personaje que se siente
marginado, o con la máscara de la película "V de Vendetta", miles de
personas denunciaron problemas parecidos en Bagdad, Beirut o La Paz,
desencadenando la caída de cinco jefes de Estado o de gobierno.
Es "una
revolución contra el 'tina'", el acrónimo de "There is no
alternative" (No hay alternativa), repetido por la ex primera ministra
neoliberal Margaret Thatcher, explica Karim Bitar, director del Instituto de
Ciencias Política en la Universidad St-Joseph de Beirut.
"La
sociedad no soporta más pagar y pagar. Apretaron mucho la tuerca y llegó un
momento que tenía que colapsar", afirmaba Marcela Paz, un profesora de 51
años, en una manifestación de un millón de personas en Santiago de Chile a
fines de octubre.
De una punta a
otra del planeta, retumban las rebeliones de todo tipo. Estas protestas tienen
en común que han surgido en "horizontalidad" y "sin líderes, sin
organización ni estructura en una primera etapa", explica Olivier
Fillieule, especialista de movimientos sociales en el Instituto de Estudios
Políticos de Lausana (Suiza).
La mecha que
ha desatado las movilizaciones puede ser relativamente abstracta, como la ley
de extradiciones en Hong Kong, o más pragmática, como la subida del precio del
metro en Santiago de Chile, o una nueva tasa para las llamadas con Whatsapp en
Líbano.
"De
Líbano a Irak, nuestro dolor es uno", podía leerse en una pancarta en
Beirut, delante de la sede de Electricidad de Líbano (EDL), símbolo del declive
de los servicios públicos en el país.
- El peso de
internet -
Estas
revueltas cuentan con internet, mucho más que en 2011, ya que el número de
internautas se ha más que duplicado en 10 años, hasta alcanzar los 4.500
millones de personas.
En Hong Kong o
Barcelona, los manifestantes se pasan consignas a través de sistemas de
mensajerías seguros, incluso con aplicaciones que se descargan con un código
QR.
"La redes
sociales pueden desempeñar un papel pero no se trata de revoluciones
Facebook", subraya Geoffrey Pleyers, sociólogo en la Universidad Católica
de Lovaina (Bélgica) y en el Colegio de Estudios Mundiales (París).
El peso de la
red, incluso sin ser dominante, atrae forzosamente a los más conectados, es
decir los jóvenes. Pero su porcentaje en estas movilizaciones no se verifica de
manera sistemática. Los "chalecos amarillos" franceses a menudo son
gente de más edad, el movimiento chileno incluye a muchos jubilados, los
manifestantes en Barcelona o en Bolivia son de todas edades, dice Pleyers.
Estas
revueltas, recalcan los expertos interrogados por la AFP, se inspiran de los
movimientos de principios de la década: la primavera árabe, iniciada a finales
de 2010 en Túnez, y también Ocupemos Wall Street, en septiembre de 2011, contra
la austeridad y los abusos del capitalismo financiero.
"2019
aparece como un año muy importante en materia de movilizaciones", estima
Olivier Fillieule. "Pero esto no es inédito ni excepcional. Recordemos que
a fines de 2011, la revista Time elegía a 'el manifestante' como personalidad
del año".
Las
movilizaciones de 2019 "se inscriben en la misma secuencia
histórica", agrega.
"Los
disfuncionamientos económicos revelados por la crisis de 2008 fueron
transferidos de las élites hacia los menos poderosos a través de la austeridad,
el desempleo, la inseguridad...", explica Jake Werner, profesor en la
Universidad de Chicago.
-
"Revoluciones por la dignidad" -
Según Erik
Neveu, investigador en sociología de las movilizaciones en el Instituto de
Estudios Políticos de Rennes (oeste de Francia), en los regímenes democráticos,
"la creencia en la capacidad de la democracia para cambiar la vida se
erosiona de manera inexorable".
El pueblo
piensa entonces que "su salvación se encuentra en la movilización",
es decir en el derrocamiento del poder, asegura Neveu.
"Son las
revoluciones por la dignidad", dice Bitar en Beirut.
En solo unas
semanas, estos movimientos desencadenaron la salida de Abdelaziz Bouteflika,
quien renunció a presentarse para un quinto mandato en Argelia, de Omar Al
Bashir, derrocado en abril tras 30 años en el poder en Sudán, o incluso la dimisión
del presidente boliviano Evo Morales, del primer ministro libanés Saad Hariri y
de su homólogo iraquí Adel Abdel Mahdi.
En Hong Kong,
la ley de extradiciones criticada por los manifestantes fue retirada y China
anunció que "mejoraría" el proceso de designación del jefe del
ejecutivo, dos de las reivindicaciones de la movilización prodemocracia.
La represión
sin embargo fue atroz en algunos lugares, como en Irán, donde según Amnistía
Internacional murieron al menos 208 personas en las protestas de mediados de
noviembre.
"La
cólera no va forzosamente a ceder" en 2020, anticipa Bitar. "Pero
aquellos que se aprovecharon del sistema político no van a ceder con
facilidad", advierte. "Podríamos asistir a contrarrevoluciones, que
serán brutales". AFP
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