ADN hallado en un hacha es "compatible" con que Quezada golpeara a Gabriel en la cabeza, según peritos
Almería.- Los peritos han
señalado este viernes que el ADN hallado en un hacha en la finca de
Rodalquilar, en Níjar (Almería), es "compatible" con que Ana Julia
Quezada, la autora confesa del crimen del niño Gabriel Cruz, golpeara al niño
de ocho años en la cabeza, aunque matizando que con el análisis efectuado no se
puede determinar cómo el perfil genético ha llegado a la parte superior de la
herramienta.
Según los peritos, que han acreditado
ante el tribunal su amplia experiencia con la participación en otras
investigaciones como la búsqueda de Diana Quer, la acusada permaneció al menos
durante tres horas en la finca de Rodalquilar, desde las 15.46 horas hasta
pasadas las 19.00 horas, cuando recibió una llamada telefónica del padre de
Gabriel, en la que le comunicó que el menor había desaparecido.
El hacha encontrada en la finca de
Rodalquilar donde se produjo el crimen del pequeño Gabriel Cruz ha revelado
restos compatibles con el perfil biológico del menor en la superficie lateral
superior del mango y en la cabeza de la misma sin que se hallaran más restos
similares en la herramienta, si bien dicho análisis no ha permitido concretar
qué tipo de contacto se produjo.
SÓLO RASTROS DE LA VÍCTIMA EN EL
HACHA
Los peritos que han analizado el
hacha, que se mantuvo varios días en el exterior de la finca antes de ser
intervenida, han relatado en la quinta sesión de la vista oral que, de las
nueve muestras realizadas, aquellas que fueron relativas al mango de la
herramienta dieron negativas, y que únicamente se encontró perfil genético de
la víctima. A preguntas del letrado de la acusación particular, Francisco
Torres, los peritos han señalado que la causa por la que aparece en la parte superior
del hacha ADN del menor podría ser "compatible" con que se
"golpeara en la cabeza" al niño con ella.
"La causa de por qué ese ADN se
deposita en el hacha son todas aquellas que ustedes puedan imaginar", ha
recalcado el investigador quien, en respuesta a la defensa de Ana Julia
Quezada, ha insistido en que mediante el análisis no se determina cómo el
perfil genético ha llegado hasta ahí.
Según la versión de la acusada, la
muerte del menor se produjo de forma "accidental" tras iniciarse una
supuesta discusión debido a que el menor jugaba con el hacha que,
posteriormente y según reconoció Quezada, fue empleada para terminar de ocultar
el cuerpo del niño en un espacio junto a la alberca de la finca de Rodalquilar.
Además de en el hacha, los expertos
han constatado la existencia de sangre de Gabriel en una mancha localizada en
la puerta de la estancia, en la ropa interior del pequeño y en una de las
camisetas que la acusada arrojó al contenedor de vidrio de Retamar el 5 de
marzo.
SEÑAL DEL TELÉFONO MÓVIL
El teléfono móvil de la procesada
emitió señal durante el tiempo que se mantuvo en la finca, si bien durante una
hora y 52 minutos no fue "usado ni manipulado" pese a ofrecer pulso a
la antena de telefonía.
"A las 17.39 horas el teléfono
empieza a tener actividad, aunque no se sabe cuál porque no estaba
intervenido", han detallado. Cabe recordar que, según el informe de
autopsia, la víctima habría muerto entre las 15.30 y 16.30 horas.
Según la pericial, Quezada permaneció
en la finca hasta que a las 18.55 horas recibió una llamada del padre de
Gabriel, de forma que a las 19.04 horas se detectó un "cambio de
cobertura", una vez inició la marcha hacia Las Hortichuelas, donde se
encontraba la vivienda de la abuela del pequeño de la que habían salido tras
comer Gabriel, primero, y ella misma minutos después.
EL CUERPO NO SE MOVIÓ
Por otra parte, el análisis de la
tierra efectuada en el maletero y en la finca, así como sobre el cuerpo del
menor, han permitido constatar que se trataba del mismo tipo, lo que permitirá
descartar que durante el tiempo que se realizó la búsqueda el cuerpo del menor
fue desplazado o cambiado de lugar.
Los especialistas en criminalística
han explicado los métodos empleados para la recogida de vestigios en la finca,
con especial incidencia en el extremo de la alberca en el que se había
enterrado el cuerpo y que estaba compuesto, principalmente, por piedras blancas
ornamentales del tamaño de una "canica" o "hueso de
aceituna".
Así, se constató la existencia de un
"hundimiento" en la zona de la grava, del que se recogieron vestigios
como un "fragmento de cabello".
También se intervinieron tablas de
madera empleadas días atrás para intentar cubrir la zona así como varias
herramientas, entre ellas, una paleta y un cortafríos.
Los agentes constataron la existencia
de un hueco de unos diez centímetros de profundidad, 60 de largo y otros 40 de
ancho como posible fosa cavada por la sospechosa para ocultar el cadáver y
hallaron en la puerta de aluminio que comunicaba la casa con el patio una
mancha de sangre "de un centímetro de largo" y cuyo perfil genético
se correspondía con el de Gabriel.
A preguntas de la Fiscalía, los
agentes han señalado que en la habitación en la que se produjo el crimen,
además de la referida mancha de la puerta metálica que daba al exterior, tan
solo se halló a través de un revelador químico un resto biológico en el
interruptor de la luz.
Al respecto, la acusación particular
ha dejado caer la posibilidad de que se limpiara la estancia. MEDICAMENTOS Y UN
CUBO DE FREGONA EN EL COCHE Los agentes que inspeccionaron el coche de la
acusada han ratificado la existencia de unos guantes negros y una mochila en el
asiento del copiloto que entre otros efectos contenía varios fármacos.
También encontraron un cubo de
fregona en la parte trasera del copiloto y La bolsa de farmacia contenía una
caja con un blíster de Lorazepam de un miligramo, un blíster de ibuprofeno, un
blíster de aprazolam Y restos de un blíster de lorazepam, además de una caja
más de lorazepam con dos blísters de dos miligramos. A todos ellos les faltaban
comprimidos.
Tras desplazar el coche hasta la
Comandancia, se realizó un reportaje fotográfico sobre la situación en la que
se encontró el cuerpo, que contaba con una "gran acumulación de tierra
seca" y del que se tomaron huellas.
La sesión ha vuelto a contar con la
protesta del letrado de la defensa de Quezada, el letrado Esteban Hernández
Thiel, quien ha solicitado otra vez intervenir en último lugar para formular
sus preguntas a los testigos, lo que ha rechazado la magistrada-presidenta,
Alejandra Dodero, para atender al orden fijado. MÁS DE 200.000 EUROS PARA LA
BÚSQUEDA
A preguntas de la Fiscalía, los
agentes han señalado que en la habitación en la que se produjo el crimen,
además de la referida mancha de la puerta metálica que daba al exterior, tan
solo se halló a través de un revelador químico un resto biológico en el
interruptor de la luz. Al respecto, la acusación particular ha dejado caer la
posibilidad de que se limpiara la estancia.
MEDICAMENTOS Y UN CUBO DE FREGONA EN
EL COCHE Los agentes que inspeccionaron el coche de la acusada han ratificado
la existencia de unos guantes negros y una mochila en el asiento del copiloto
que entre otros efectos contenía varios fármacos.
También encontraron un cubo de
fregona en la parte trasera del copiloto y La bolsa de farmacia contenía una
caja con un blíster de Lorazepam de un miligramo, un blíster de ibuprofeno, un
blíster de aprazolam Y restos de un blíster de lorazepam, además de una caja
más de lorazepam con dos blísters de dos miligramos.
A todos ellos les faltaban
comprimidos. Tras desplazar el coche hasta la Comandancia, se realizó un
reportaje fotográfico sobre la situación en la que se encontró el cuerpo, que
contaba con una "gran acumulación de tierra seca" y del que se
tomaron huellas.
La sesión ha vuelto a contar con la
protesta del letrado de la defensa de Quezada, el letrado Esteban Hernández
Thiel, quien ha solicitado otra vez intervenir en último lugar para formular
sus preguntas a los testigos, lo que ha rechazado la magistrada-presidenta,
Alejandra Dodero, para atender al orden fijado. MÁS DE 200.000 EUROS PARA LA
BÚSQUEDA
El coronel jefe de la Guardia Civil
de Almería, Arturo Prieto, ha cuantificado el coste del dispositivo de búsqueda
que durante once días se desplegó en el término municipal de Níjar para
localizar al pequeño, y que supuso un desembolso de 200.203 euros según el
"informe de mínimos" elaborado con cantidades "fácilmente
justificables", dado que aspectos como la "pérdida de seguridad"
en otras zonas o el mantenimiento de ciertos equipos suponen cuestiones
"difícilmente cuantificables", según ha explicado.
En concreto, se abonaron 125.511
euros por horas de servicio de los diferentes cuerpos al tiempo que se gastaron
en concepto de alojamiento y manutención 35.208 euros, otros 12.327 euros en el
transporte de empleados, otros 24.257 euros en medios aéreos --principalmente
por el uso del helicóptero--, otros 1.919 por el uso de embarcaciones y 907
euros en otros conceptos.
Prieto ha incidido en que la búsqueda
de un niño en las circunstancias en las que se produjo "implica más
personal", especialmente por lo que se prolongó en el tiempo y el amplio
radio en el que se actuó. El coronel ha determinado que el coste de personal se
determinó mediante la participación de oficiales, suboficiales y cabos a razón
de "siete horas y media" diarias. Europa Press
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